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El amor en tiempos de polarización

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¿Queda algo que decir sobre la polarización en España? En los últimos dos años hemos escrito tanto sobre el tema que uno pensaría que ya no queda nada nuevo que aportar. Sin embargo, hay toda un área de investigación de la que apenas tenemos información en nuestro país: la polarización social o cotidiana. Con este concepto me refiero a la diferenciación social, demográfica y geográfica creciente de los votantes de los diversos partidos. En nuestro día a día (de ahí lo de cotidiana) vivimos en burbujas rodeados de personas que son y piensan como nosotros. Sobre este tipo de polarización aún disponemos de pocos estudios, especialmente fuera de Estados Unidos, pero probablemente sea la que tenga una mayor influencia en el futuro de nuestras sociedades. La división entre personas y grupos con distinta afinidad partidista trasciende lo ideológico o emocional y alcanza cuestiones como los gustos, los estilos de vida y los lugares de residencia. En Estados Unidos se asocia una bebida como el café latte con la ideología progresista y se habla del liberal latte. El estilo de vida urbano, la alimentación ecológica o ir en bicicleta se asocian al progresismo, mientras que la música country o moverse en un SUV se asocian a la ideología conservadora.

¿Qué sabemos sobre la polarización cotidiana en España? Gracias al proyecto NORPOL financiado por la Agencia Estatal de Investigación, en el mes de junio finalizamos una encuesta online a una muestra representativa de 3.000 españoles mayores de edad sobre distintos aspectos relacionados con la polarización, especialmente en su vertiente cotidiana. Algunos resultados se ajustan a los estereotipos que muchos podemos tener. Por ejemplo, los votantes de partidos de izquierda declaran realizar más actividades culturales, como ir a conciertos o museos. Por otra parte, los votantes de VOX tienden a practicar más actividades como el boxeo, la caza o los deportes de motor que el resto de votantes. Existen numerosas otras diferencias, especialmente a medida que nos movemos de las prácticas cotidianas políticamente neutras a cuestiones de opinión o que han sido politizadas en las últimas décadas, como ser vegetariano. Pero hoy quiero detenerme en un tema concreto y poco explorado desde la lógica de la ideología o el partidismo: el amor.

La primera de las figuras que incluyo en esta entrada muestra el porcentaje de votantes de cuatro grupos políticos que están bastante o muy de acuerdo con cuatro afirmaciones sobre el amor: “el amor verdadero lo puede todo”, “para cada persona existe alguien que es una media naranja”, “se puede estar enamorado/a de varias personas al mismo tiempo” y “se pueden tener relaciones sexuales con alguien sin querer a esa persona”. En las barras verticales muestro el porcentaje del total de personas encuestadas que están bastante o muy de acuerdo con cada afirmación (barra gris) y el porcentaje de votantes de cada grupo político que lo está (barras de colores).  Con respecto a las cuatro afirmaciones encontramos un patrón similar: una diferencia clara en la postura de los votantes del PP y los de las formaciones más a la Izquierda (SUMAR y Podemos) y posiciones intermedias entre los votantes del PSOE y VOX. Así, los votantes del PP destacan por creer en el amor para toda la vida; creen que el amor verdadero es todopoderoso y que existen las medias naranjas. Por otra parte, los votantes de la Izquierda destacan por desvincular relaciones afectivas y sexuales y también por ser los que más creen en el poliamor. Las posiciones de los votantes del PSOE y VOX están muy cerca entre sí en cada una de las frases. Estos resultados no cambian si restringimos la muestra a menores de 35 años; cambian los porcentajes totales, pero no la posición relativa de los votantes de los cuatro grupos políticos.

En la segunda figura muestro tanto el uso de aplicaciones de citas tipo Tinder como dos preguntas que proceden de una batería sobre cuestiones morales. Según nuestra encuesta, los votantes de las formaciones que se encuentran en los extremos ideológicos están más en Tinder que los votantes de PP y PSOE. De nuevo, si restringimos a menores de 35 años, el uso de este tipo de aplicaciones pasa del 15% al 33%; sin embargo, el ranking se mantiene. Se igualan PSOE y VOX, pero sigue habiendo casi 20 puntos entre PP y la Izquierda.

Por último, tenemos datos de dos afirmaciones relacionadas con cuestiones afectivas que se suelen preguntar junto a otras cuestiones morales. La primera es la importancia de la virtud de la castidad. El 20% de los votantes de PP y VOX creen que la castidad es una virtud importante, un porcentaje que baja a la mitad en el caso del PSOE y aún más, por debajo del 5%, en el caso de la Izquierda. Por último, utilizamos una pregunta que también se incluyen recurrentemente en cuestionarios internacionales sobre moralidad. En concreto, la afirmación es: “si descubriera que un conocido tiene un fetiche sexual inusual pero inofensivo, me sentiría incómodo”. Algo más del 15% de los votantes de PP, PSOE y VOX se sentirían incómodos con dicha información, mientras que apenas el 5% de los votantes de la Izquierda se sentiría de ese modo.

La existencia de diferencias ideológicas y partidistas en temas como las relaciones afectivas seguro que tiene implicaciones importantes para la vida de muchas personas. Pero estas diferencias también nos informan sobre patrones más amplios de creencias, actitudes y comportamientos de diferentes grupos sociales. Aunque nos falta mucha información al respecto, en la sociedad española, como en cualquier otra sociedad, existen grupos que comparten gustos, estilos de vida y aficiones. En la última década hemos repetido que las redes sociales han creado cámaras de eco, donde los algoritmos nos muestran información que confirma nuestras creencias. Sin embargo, las verdaderas cámaras de eco siempre han sido y serán nuestra familia, nuestro grupo de amigos, nuestros vecinos o los clubes y asociaciones a los que pertenecemos, independientemente de si tienen un trasfondo político o no.

¿Queda algo que decir sobre la polarización en España? En los últimos dos años hemos escrito tanto sobre el tema que uno pensaría que ya no queda nada nuevo que aportar. Sin embargo, hay toda un área de investigación de la que apenas tenemos información en nuestro país: la polarización social o cotidiana. Con este concepto me refiero a la diferenciación social, demográfica y geográfica creciente de los votantes de los diversos partidos. En nuestro día a día (de ahí lo de cotidiana) vivimos en burbujas rodeados de personas que son y piensan como nosotros. Sobre este tipo de polarización aún disponemos de pocos estudios, especialmente fuera de Estados Unidos, pero probablemente sea la que tenga una mayor influencia en el futuro de nuestras sociedades. La división entre personas y grupos con distinta afinidad partidista trasciende lo ideológico o emocional y alcanza cuestiones como los gustos, los estilos de vida y los lugares de residencia. En Estados Unidos se asocia una bebida como el café latte con la ideología progresista y se habla del liberal latte. El estilo de vida urbano, la alimentación ecológica o ir en bicicleta se asocian al progresismo, mientras que la música country o moverse en un SUV se asocian a la ideología conservadora.

¿Qué sabemos sobre la polarización cotidiana en España? Gracias al proyecto NORPOL financiado por la Agencia Estatal de Investigación, en el mes de junio finalizamos una encuesta online a una muestra representativa de 3.000 españoles mayores de edad sobre distintos aspectos relacionados con la polarización, especialmente en su vertiente cotidiana. Algunos resultados se ajustan a los estereotipos que muchos podemos tener. Por ejemplo, los votantes de partidos de izquierda declaran realizar más actividades culturales, como ir a conciertos o museos. Por otra parte, los votantes de VOX tienden a practicar más actividades como el boxeo, la caza o los deportes de motor que el resto de votantes. Existen numerosas otras diferencias, especialmente a medida que nos movemos de las prácticas cotidianas políticamente neutras a cuestiones de opinión o que han sido politizadas en las últimas décadas, como ser vegetariano. Pero hoy quiero detenerme en un tema concreto y poco explorado desde la lógica de la ideología o el partidismo: el amor.