Lluis Orriols: ¿un paso más hacia el “dret a decidir”?
No hay duda de que en Cataluña las elecciones europeas se vivieron de una manera diferente, por dos motivos. Primero, porque mientras en el resto de los territorios los resultados han provocado un terremoto político, en Cataluña las novedades son menores, y los cambios se concretan en una intensificación de la tendencia marcada en las últimas elecciones. Segundo, porque los catalanes han roto su tradicional desmovilización en este tipo de comicios, unos 5 puntos porcentuales menos que la media española, mientras en la mayoría de las comunidades autónomas la participación se ha mantenido o se ha reducido ligeramente. El resultado es que, por primera vez en unas elecciones europeas, los catalanes han llenado más las urnas que el resto del territorio español (véase gráfico 1).
Tal movilización no se debe a un repentino amor de los catalanes por Europa. De hecho, el porcentaje de euroescépticos en Cataluña es muy parecido a la media española. Tras el incremento de la participación se encuentra el movimiento soberanista. En efecto, actualmente el electorado más catalanista se encuentra muy politizado y aprovecha cualquier ocasión para manifestar sus preferencias políticas. Como mostramos en el gráfico 2, la participación ha crecido especialmente en esas comarcas donde el voto soberanista en 2012 fue más fuerte. Así, los datos parecen indicar que han sido los nacionalistas los que han provocado que la participación haya aumentado. El espectacular resultado de Esquerra podría, en parte, explicarse por esta particular movilización del electorado nacionalista, aunque el “sorpasso” de ERC a CiU, aún no puede darse por hecho.
Sandra León: ¿como afectan los resultados de fuera de Cataluña al proceso soberanista?
Dos apuntes al respecto de lo que se debe tener en cuenta:
1. Sobre la fragmentación parlamentaria. A pesar de las muchas cautelas con las que hay que tomar la traslación de los resultados de las europeas a futuros comicios, es más que probable que se incremente la fragmentación parlamentaria tras las próximas generales. Un gobierno de coalición (que no de Gran Coalición) contribuiría a aumentar la maleabilidad en las preferencias de los partidos, obligados necesariamente a llegar a acuerdos con sus socios. Ello podría desbloquear la situación actual, en la que ni los partidos catalanes ni el Partido Popular tienen incentivos (entiéndase electorales) a reanudar el diálogo. La paradoja de este escenario es que el soberanismo en Cataluña podría acabar otorgando una palanca fundamental a los nacionalistas en un parlamento muy fragmentado, convertidos seguramente en piezas imprescindibles en un nuevo gobierno. Dicho de otra manera: un mayor independentismo en Cataluña quizás resulte en una mayor implicación de esos partidos en la gobernabilidad del Estado. Este desenlace quedaría truncado si la polarización territorial sobre el tema territorial (de partidos y de opinión pública) se intensifica de tal manera que ni ERC ni CiU quieran apoyar a un gobierno nacional, ni PP ni PSOE quieran poner en riesgo sus (seguramente menguados) resultados electorales pactando con esos partidos.
2. Sobre el futuro del PSOE: ¿congreso antes que primarias? Aunque no lo parezca, que el PSOE decida convocar un congreso extraordinario antes que unas primarias no es un tema menor para el futuro de Cataluña y su encaje territorial. Si el PSOE convoca un congreso, será el aparato quien domine el proceso de selección del nuevo Secretario General (y, de paso, el proceso posterior de primarias). El repliegue territorial del partido en las europeas ha intensificado el poder de barones territoriales (esencialmente Extremadura y Andalucía) poco favorables al proceso soberanista. Su peso en el aparato puede sesgar la selección del Secretario General o influir en la hoja de ruta del partido sobre el modelo territorial, alejando al partido de las propuestas federales o de las reformas constitucionales. Si las primarias abiertas se celebraran antes del Congreso, el candidato elegido estaría menos expuesto a los sesgos territoriales de la organización. Cabría esperar que su perfil fuera más plural, por ser más próximo a las preferencias del conjunto de los militantes y simpatizantes que participen en la elección del candidato. Además, las primarias podrían rescatar a los ciudadanos próximos al PSC de la irrelevancia (dentro del aparato) al que les ha condenado los resultados en las europeas. Un candidato elegido en primarias está más obligado a conectar mejor con lo que quieren más ciudadanos en más sitios. Aunque estas virtudes dependerán de cuánto de abierto sea el proceso, es decir, del grado en el que el aparato controle el proceso de primarias. Si el congreso extraordinario se celebra antes, la sombra del aparato será más alargada.
Lluis Orriols: ¿un paso más hacia el “dret a decidir”?
No hay duda de que en Cataluña las elecciones europeas se vivieron de una manera diferente, por dos motivos. Primero, porque mientras en el resto de los territorios los resultados han provocado un terremoto político, en Cataluña las novedades son menores, y los cambios se concretan en una intensificación de la tendencia marcada en las últimas elecciones. Segundo, porque los catalanes han roto su tradicional desmovilización en este tipo de comicios, unos 5 puntos porcentuales menos que la media española, mientras en la mayoría de las comunidades autónomas la participación se ha mantenido o se ha reducido ligeramente. El resultado es que, por primera vez en unas elecciones europeas, los catalanes han llenado más las urnas que el resto del territorio español (véase gráfico 1).