Opinión y blogs

Sobre este blog

La portada de mañana
Acceder
Peinado multiplica los frentes del ‘caso Begoña’ sin lograr avances significativos
El miedo “sobrenatural” a que el cáncer vuelva: “Sientes que no consigues atraparlo”
OPINIÓN | 'En el límite', por Antón Losada

¿Cataluña polarizada?

¿Se está polarizando la sociedad catalana? Parlamentariamente sí, pero sociológicamente no. La representación parlamentaria que dibujan las encuestas presentan un Parlament donde ganan peso las fuerzas políticas antagónicas en el eje nacionalista[1]. Sin embargo, las preferencias de los ciudadanos catalanes sobre el modelo territorial o respecto a su identidad no se han polarizado, pues el aumento del independentismo y la reducción de las identidades duales a favor de las exclusivas no se ha visto correspondido con un incremento en las posiciones centralistas[2][2].

Entonces, ¿cómo puede explicarse la polarización parlamentaria si la sociedad no se ha polarizado? Una hipótesis apuntada hace unas semanas por Lluís Orriols es que a la hora de que los ciudadanos catalanes decidan su voto la ideología ha pasado a un segundo plano frente a la cuestión territorial.

Una primera manera de estudiarlo es ver si ha cambiado el perfil nacionalista de los votantes de cada partido. Si el nacionalismo ha ganado peso frente a la ideología, entonces cabe esperar que los votantes se distribuyan y acumulen en los partidos con posiciones antagónicas en el eje territorial. Si comparamos el grado de nacionalismo medio de quienes votan a cada partido en las elecciones del 2012 y en las 2010 los resultados son los siguientes:

Primero, los votantes de ERC y CiU en el 2012 son más nacionalistas que en las elecciones 2010 y también más homogéneos (la varianza en el grado de nacionalismo de sus votantes es menor). Segundo, los votantes del PP y de Ciutadans son, en cambio, menos nacionalistas y también más homogéneos. Esto último es más interesante porque, como se comentaba más arriba, las preferencias centralistas no han aumentado en el conjunto de la ciudadanía catalana. Tercero: a diferencia de los partidos con posiciones más extremas en el eje territorial, los votantes de los partidos más moderados – ICV y PSC – no muestran un perfil nacionalista medio distinto en el 2012 que en el 2010. Por último, no se observan cambios significativos entre elecciones en la ideología media de los votantes de cada partido. Todo esto parece indicar que, aunque la sociedad catalana no está polarizada sobre el tema territorial, la distribución de los votantes según su grado de nacionalismo sí lo está.

Otra manera de estudiar si el nacionalismo ha ganado peso frente a la ideología a la hora de explicar el voto en Cataluña es ver cuánto importa cada una de estas dimensiones a la hora de explicar la probabilidad de votar a un partido frente al resto de opciones políticas. Los resultados conjuntos de las elecciones catalanas de 2010 y 2012 muestran que la ideología pesa más que el nacionalismo en CiU, PP e ICV; pesa menos en los apoyos a Ciutadans (donde pesa menos que el nacionalismo) y aproximadamente los mismo para los votantes de ERC (ver Gráfico 1).

En todo caso, ¿ha aumentado el impacto del nacionalismo en el voto entre el 2012 y el 2010? Excepto en ERC y en Ciutadans, donde el peso del nacionalismo sobre el voto no parece variar entre elecciones, en el resto de partidos el efecto del nacionalismo[3] sobre el voto es mayor en el 2012 que en el 2010 (de manera significativa para CIU e ICV y con menores niveles de significatividad para PSC y PP). En definitiva, de este análisis no puede concluirse una transformación radical en el peso del eje identitario frente al territorial, pero sí algunos cambios significativos entre elecciones que van en la dirección de un mayor énfasis de lo territorial en el comportamiento electoral de los catalanes. Estos cambios pueden proporcionar una primera explicación de la polarización del poder representativo que auguran las encuestas en una sociedad que está escorada en sus preferencias, pero no polarizada.

Gráfico 1. Cambio en la probabilidad de votar al partido al pasar de mínimo nacionalismo a máximo nacionalismo (barras azules) y de pasar de ideología extrema izquierda a ideología de extrema derecha (barras rojas)

Fuente: Postelectoral 2010 Cataluña y Postelectoral 2012 Cataluña. CIS.

*Regresiones logísticas con variables de control educación y estatus del entrevistado

[1] Los últimos datos de intención de voto publicados (ver GESOP octubre 2013) otorgan hoy entre 36 y 38 escaños a ERC, entre 31 y 32 a CIU y Ciutadans se situaría como tercera fuerza política con un número de escaños que oscilaría entre 16 y 18. Las opciones moderadas en el tema territorial no parecen tener éxito en el escenario actual, pues los partidos con posiciones intermedias en ese debate, ICV y PSC, pasarían a ser cuarta y quinta fuerza política respectivamente. El único partido que parece no sacar partido de su posición extrema en el eje nacionalista es el Partido Popular.

[2] Las series de datos del CIS muestran que en Cataluña ha aumentado significativamente el porcentaje de quienes apuestan por la independencia, pero no ha ocurrido lo mismo con quienes prefieren “un Estado central sin Autonomías” o “Un Estado donde las CCAA tengan menos competencias”. Ocurre algo similar con la evolución de la identidad nacional. El porcentaje de quienes se sienten “Solo catalanes” o “Más catalanes que españoles” ha crecido, pero no lo ha hecho el de quienes se sienten “Solo españoles” o “Más españoles que catalanes”.

[3] Regresiones logísticas donde la variable dependiente es votar a un partido X (valor 1) frente votar al resto (valor 0) y las independientes grado de nacionalismo (máximo nacionalismo = 10, mínimo nacionalismo=0) e ideología (extrema izquierda=0 y extrema derecha=10) controlando por estudios y estatus del entrevistado.

¿Se está polarizando la sociedad catalana? Parlamentariamente sí, pero sociológicamente no. La representación parlamentaria que dibujan las encuestas presentan un Parlament donde ganan peso las fuerzas políticas antagónicas en el eje nacionalista[1]. Sin embargo, las preferencias de los ciudadanos catalanes sobre el modelo territorial o respecto a su identidad no se han polarizado, pues el aumento del independentismo y la reducción de las identidades duales a favor de las exclusivas no se ha visto correspondido con un incremento en las posiciones centralistas[2][2].

Entonces, ¿cómo puede explicarse la polarización parlamentaria si la sociedad no se ha polarizado? Una hipótesis apuntada hace unas semanas por Lluís Orriols es que a la hora de que los ciudadanos catalanes decidan su voto la ideología ha pasado a un segundo plano frente a la cuestión territorial.