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Sobre este blog

Piedras de papel es un blog en el que un grupo de sociólogos y politólogos tratamos de dar una visión rigurosa sobre las cuestiones de actualidad. Nuestras herramientas son el análisis de datos, los hechos contrastados y los argumentos abiertos a la crítica.

Autores:

Aina Gallego - @ainagallego

Alberto Penadés - @AlbertoPenades

Ferran Martínez i Coma - @fmartinezicoma

Ignacio Jurado - @ignaciojurado

José Fernández-Albertos - @jfalbertos

Leire Salazar - @leire_salazar

Lluís Orriols - @lluisorriols

Marta Romero - @romercruzm

Pablo Fernández-Vázquez - @pfernandezvz

Sebastián Lavezzolo - @SB_Lavezzolo

Víctor Lapuente Giné - @VictorLapuente

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Sandra León Alfonso - @sandraleon_

Héctor Cebolla - @hcebolla

Ciudadanos o “los que quedan”

El exlíder de Ciudadanos, Albert Rivera, en una imagen de archivo / EFE

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No es por malmeter, pero analizar la fidelidad del voto a Ciudadanos es una tarea difícil, fundamentalmente porque son muy pocos. No son 4, pero sí 68. Esta cifra es la que registra el último barómetro del CIS de mayo, 2021, y representa el 1.8% del total de la muestra. Con un número tan bajo de observaciones nos queda poco margen para comparar submuestras o explorar interacciones, por poner un ejemplo.

Una posible solución es apilar barómetros, y eso es justamente lo que ha hecho el CIS con los de enero, febrero y marzo (Ficha 66010321; N=11551). Utilizaré estos datos para analizar los factores asociados a la fidelidad en el voto a Ciudadanos o, según qué cara de la moneda se mire, los cuernos que le han puesto sus ex votantes. Aunque puede que se trate de una separación en toda regla.

Eludiré apilar los barómetros subsiguientes por un motivo bien claro. Me interesa conocer la lealtad en el voto a la formación naranja antes de que se activase la coordinación de votantes y dirigentes en torno al Partido Popular. Es decir, antes de que las elecciones autonómicas en Madrid arrasase con las expectativas políticas y electorales de los de Arrimadas y que el PP se empezase a nutrir de dichas fugas. Es cierto que el proceso comenzó ya en febrero de 2021 con los malos resultados en las elecciones catalanas, así como que se aceleró con la fallida moción de censura en Murcia, pero el golpe madrileño, en marzo de 2021, aún no había llegado.

Conocer el perfil de los votantes que se mantenían fieles a Ciudadanos puede que nos ayude a analizar si existe un margen para la remontada. Es decir, si el electorado naranja mantiene algunas características particulares que lo puede ayudar a marcar un perfil propio para evitar ser del todo engullido por sus adversarios.

Empecemos por lo más básico. Definiré a un votante fiel a Ciudadanos si en la misma encuesta declara haber votado al partido naranja en las elecciones de noviembre de 2019 y, a su vez, indica que tiene intención de votarle en unas hipotéticas próximas elecciones generales. El porcentaje de fieles en los tres barómetros analizados es de 4.4% de toda la muestra, 509 encuestados que mantienen su matrimonio con los de Arrimadas. Estos 509 votantes suponen un 44% entre los que votaron a Ciudadanos el 10N, lo que hace un 54% de infieles. De este 54% de desleales, el 25% confiesan que han saltado a las filas del PP, casi 8% a Vox, 3.5% al PSOE y el resto se reparte entre los que han viajado a otros partidos, no votarían, harían un voto nulo o declaran en la encuesta que no saben o, directamente, no contestan.

Para conocer cuáles son los factores que explican la fidelidad del voto naranja, he realizado un análisis de regresión en donde exploro el efecto de las variables sexo, edad, situación económica personal, nivel de estudios, ideología (medida como distancia del centro), religiosidad, la valoración de Sánchez, la valoración de la líder del partido, Arrimadas, el tamaño del municipio en donde viven los encuestados, si viven o no en una comunidad autónoma en donde el PP gobierna en coalición con Ciudadanos, controlando además por la fecha en el que se realiza la encuesta. Los resultados presentados en el gráfico 1 han sido contrastados con diferentes especificaciones de los modelos, diferentes formas de codificar a las variables y atendiendo otros problemas en la estimación. Ninguna de estas cuestiones cambia de manera sustancial lo que se describe a continuación. 

Gráfico 1. Factores explicativos de la fidelidad en el voto a Ciudadanos

 

Hay cinco factores que cumplen con los criterios convencionales de significatividad estadística y que, por tanto, aparecen claramente asociados a la fidelidad en Ciudadanos. Estos son el sexo del entrevistado, su edad, su ideología, su valoración sobre Arrimadas y el momento en el que fue entrevistado. Las mujeres que han votado a Ciudadanos se han mantenido en término medio más leales a su partido. Ser mujer en contra de ser hombre implica una mayor probabilidad de fidelidad (en torno a 10%). En lo que respecta a la edad, a pesar de verse en el gráfico un coeficiente pequeño, estimamos que a medida que la edad aumenta disminuye la probabilidad de ser fiel al partido naranja. Simulando la predicción de fidelidad, vemos que la probabilidad pasa de porcentajes cercanos al 50% a estar por debajo del 40% si comparamos encuestados entre 18 y 35 años con mayores de 65 (gráfico 2). De hecho, si en vez de introducir la variable edad como una variable continua en el modelo estadístico la incorporamos como categorías de edad, ser mayor de 65 años (en comparación con jóvenes de 18-24) indica claramente una relación negativa y significativa con la lealtad a Ciudadanos.

 

 Gráfico 2. Efecto de la edad en la fidelidad del voto a Ciudadanos

El tercer factor es la ideología. Sabemos que los de Arrimadas siempre han defendido en su discurso que Ciudadanos es un partido de centro. No obstante, el partido se movió hacia posiciones más conservadoras (al menos desde la perspectiva de los votantes) y acabó apostando (con malos resultados) a reemplazar al PP en el espacio de la derecha. Con la salida de Rivera, Arrimadas dio algunos pasos para recuperar esa posición centrista. Los datos analizados indican justamente que, entre los que siguen apoyando a los naranjas, prima una posición ideológica de centro. En el gráfico 1 vemos que a medida que los votantes se alejan del centro político, la fidelidad cae. El gráfico 3 ayuda a hacernos con una interpretación más sustantiva. La probabilidad de ser leal a las filas de Ciudadanos es del 50% si los ex votantes del partido se auto posicionan en el 5 de la escala ideológica. Pero a medida que se alejan, esa probabilidad se reduce hasta 5 puntos porcentuales si la distancia del centro es de 1 punto, más de 10% si la distancia es de 2, y casi 20% si la distancia es de 3.

 

 Gráfico 3. Efecto de la distancia ideológica del centro en la fidelidad del voto a Ciudadanos

Las otras dos variables asociadas a la lealtad cosechadas por Ciudadanos son bastante obvias. En primer lugar vemos que la valoración que hacen los encuestados de Arrimadas tiene una relación positiva con seguir votando por el mismo partido. Un incremento marginal de la valoración (en sentido favorable) implica un aumento del 10% en la probabilidad de ser fiel. Por otro lado, los encuestados en el mes de marzo tienen de manera estructural una mayor propensión a la infidelidad. Esto se debe, seguramente, a que durante el campo del barómetro (entre el 1 y el 11 de marzo) los entrevistados ya contaban con información relativa al triste camino que comenzaba a transitar la formación de Arrimadas, es decir, acumulaban ya en sus sienes los varapalos de las elecciones catalanas y, algunos pocos, el registro de la moción de censura junto al PSOE en Murcia.

 El apartado de no resultados es particularmente llamativo, es decir, de aquellas variables que podrían aportar alguna información relevante en cuanto al potencial atractivo de Ciudadanos vemos que no hay fuerza alguna. Ni el nivel educativo de los encuestados, ni su situación económica, ni sus creencias religiosas, ni su anti-sanchismo, ni el tamaño de municipio en el que viven, y ni siquiera el hecho de tener representantes del partido naranja en el gobierno autonómico, por aquello de la experiencia de gobierno, dan pistas para vislumbrar un hilo del que tirar.

Constatamos, pues, que el perfil de los que quedan (por usar la analogía errejoniana de “los que faltan”, cuando Podemos aspiraba, con su estrategia hegemónica-subliminal, a atraer a una mayor fracción del electorado socialista y quizás naranja por aquello del regeneracionismo) está marcado por las mujeres, por los no mayores, por el centrismo y por el liderazgo de Arrimadas. Salvo el carácter centrista, no parece que estas características sean un buen activo para diferenciar al partido de otros competidores. Y el centro, en tiempos de polarización, es tan sensato como arriesgado.

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