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Corea del Sur y España: dos secuencias políticas

El 31 de diciembre de 2019 China comunicó a la oficina de la Organización Mundial de la Salud (OMS) la existencia de un nuevo tipo de coronavirus, conocido también como COVID-19. Casi tres meses después del primer contagio en el mercado de Wuhan, se ha detectado el virus en más de 190 países. Según datos del Coronavirus Resource Center de la Johns Hopkins University, a fecha de 27 de marzo de 2020 se registran más de 64000 infectados y casi 5000 fallecidos en nuestro país, superando las muertes de China.

Como ya advirtieron informes epidemiológicos e, incluso el propio Bill Gates en 2007, el nuevo desafío del planeta iba a ser la lucha contra las epidemias, las guerras bacteriológicas, y aún no nos habíamos preparado. MERS, SARS, Ébola, Influenza fueron y son varios de los avisos que deberían haber servido tanto a las organizaciones estatales como a las supraestatales para el mayor desarrollo de estrategias destinadas a la prevención, entre las que se incluye, un mayor fortalecimiento del sistema sanitario. Este mes, Roy M. Anderson, profesor del Departamento de Epidemiología de Enfermedades Infecciones del Imperial College London, apunta en un artículo en la revista The Lancet, que los gobiernos no podrán minimizar el impacto del coronavirus, ni sanitario ni económico, y que el único reto es reducir el número de muertes.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) señala que el mundo de hoy es un lugar inseguro por la cantidad de amenazas a las que tienen que hacer frente las personas, tales como crisis económicas, conflictos violentos, desastres naturales, desigualdad o las epidemias. Por este motivo, la ONU comenzó a desarrollar el concepto de seguridad humana en 1994, a través de un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) que indicaba que la seguridad va más allá de la visión clásica, entendida en términos únicamente de poder duro (militar). En su resolución 66/290 de octubre del 2012 desarrollaron el concepto de la seguridad humana, cuyo objetivo principal es la prevención, pues presta especial atención a los riesgos incipientes, hace hincapié en la intervención temprana y mejora la capacidad de resiliencia de las sociedades, es decir, la capacidad de sobreponerse ante las adversidades.

En la crisis del coronavirus se ha aceptado como un caso de éxito el de Corea del Sur, y es que el país asiático ha conseguido frenar la curva en un corto periodo de tiempo y sin colapsar su sistema sanitario. Por el contrario, un país que de momento no ha conseguido frenar la curva y que ve su sistema sanitario desbordado en algunos focos es España. ¿Qué diferencias ha habido entre ambos casos? Una de ellas, y la principal, es el timing, los tiempos de actuación de ambos gobiernos, también los flujos migratorios y los sistemas sanitarios. Además, hay otros factores que se deberán explorar a futuro como la densidad de población de los focos de contagio, las temperaturas o la mayor o menor flexibilidad de un Estado para aplicar ciertas medidas, que bien podría medirse con indicadores de calidad de la democracia.

UNA CRISIS Y DOS TIMING: COREA DEL SUR Y ESPAÑATIMING

El día 1 de COVID-19día 1

Para que la comparativa sea más ilustrativa consideramos como día 1 el día en el que los Ministerios de Salud de sendos países comunican el primer positivo por COVID19, tanto en Corea del Sur como en España. Corea del Sur ya comenzó a anticiparse al virus con medidas de detención, concretamente 17 días antes su día 1. Sólo cuatro días después del comunicado de China a la OMS y sin ningún positivo, el país asiático comienza a mejorar los sistemas de detención y cuarentenas para los pasajeros procedentes de Wuhan, foco originario del virus. El 20 de enero, el Ministerio de Salud y Bienestar de Corea del Sur confirma el primer caso de una viajera de 30 años que ingresó al país surcoreano desde Wuhan, detectado mediante control térmico en el Aeropuerto Internacional de Incheon el 8 de enero. Se le da seguimiento a la paciente y su entorno y se establecen las cuarentenas para las personas que hayan pasado por Wuhan siempre y cuando experimenten síntomas. Ese mismo día, Corea del Sur eleva el nivel de alerta sanitaria del Sistema Nacional de Gestión de Crisis al nivel 2 de un total de cuatro. El 20 de enero es el día 1 de la crisis en Corea del Sur. El éxito de este sistema de detención masivo en el aeropuerto de Incheon no es tanto la detención del positivo sino el control del flujo de personas que vienen desde el foco del virus.

En España, el primer caso de coronavirus fue comunicado por el Ministerio de Sanidad el 1 de febrero, el de un turista alemán en la isla de la Gomera. Ese es nuestro día 1. Al igual que en el caso del primer positivo de Corea del Sur, España realiza seguimiento de ese paciente y su entorno. La alerta sanitaria se mantiene en el primer nivel de un total de tres.

En 31 de enero el COVID 19 ya se había expandido en China con casi 10.000 positivos y más de 200 muertes. Ese mismo día Italia comenzó su día 1 con dos positivos. Había pasado un mes del comunicado de China a la OMS.

Corea del Sur declara la Guerra Total al COVID19 mientras que en España las autoridades sanitarias afirman que no hay riesgo de contagio.Guerra Total

El día 8 de la crisis, el 27 de enero, Corea del Sur registra un total de cuatro positivos. Inmediatamente suben al tercer y penúltimo nivel de alerta sanitaria y comienzan a tomar medidas contundentes destinadas a la detención temprana del virus: refuerzan el número de clínicas que detectan coronavirus y la teleasistencia en el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Corea (KCDC), amplían el número de camas, realizan desinfecciones, aíslan escolares y profesores que visitaron la región de Hubei (donde se encuentra Wuhan), y, en general, a los empleados que llegaran de otras partes de China, obligan a tomarse la temperatura antes de acceder a los hospitales, lanzan una campaña contra las fake news, y movilizan una partida presupuestaria de más de 20 billones de wons (casi 15 millones de euros) para la prevención de la epidemia.

Tres días después, el día 11, y con los mismos cuatro casos, Corea del Sur declaró la “Guerra total” al coronavirus. En España, en nuestro día 14 y con dos casos, el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, afirmaba que no existía riesgo de infectarse y catalogaba la ansiedad social como algo fuera de lo razonable. El nivel de alerta se mantuvo en el nivel 1. Italia contaba por el momento con 3 casos y China con casi 45000 y más de 1100 muertes.

En el día 14 de la crisis en Corea del Sur, 2 de febrero, y con quince positivos, el gobierno sube un nivel sus medidas de detención y prohíbe la entrada de ciudadanos de la región de Hubei, se decretan cuarentenas para casos confirmados, sospechosos, cercanos y casuales bajo riesgo de sanción penal y multa de 3 millones de wons (algo más de 2200 euros), se cierran escuelas en donde hubiera confirmación o sospecha de casos de COVID19 y se elaboró un plan nacional para producir más de diez millones de mascarillas por día.

El 13 de febrero, día 25 de la crisis, y con 28 positivos, el país asiático implanta la aplicación móvil de autodiagnóstico y se elevan multas por saltarse la cuarentena hasta los 15000 euros y hasta un año de cárcel. Se cierran guarderías, centros de mayores y discapacitados si se detectan positivos tanto de las personas internas como de los visitantes.

En nuestro día 25, en España contábamos seis positivos. El Ministerio de Sanidad, junto con las Comunidades Autónomas, consideró como zonas de riesgo, además de Hubei, todo el país de China, Corea del Sur, Japón, Singapur, Irán y cuatro regiones del norte de Italia (Lombardía, Véneto, Piamonte y Emilia Romaña). Se prestaría especial atención a las personas que hubieran estado en los catorce días anteriores en estas zonas y presentaran síntomas, siguiendo la estrategia coordinada a nivel europeo. Por el momento seguía sin haber medidas concretas para la población y el nivel de alerta sanitaria se mantenía en el primero.

El momento crítico: Corea del Sur estaba preparada mientras que en España las autoridades sanitarias y el gobierno no veían riesgo.

El 19 de febrero comienza la subida crítica de positivos en Corea del Sur, pasando de 31 positivos a 433 tres días después, el 22 de febrero. Un día después, día 35 desde el inicio de la crisis en el país asiático, con 602 positivos y cuatro muertes, el gobierno surcoreano decreta el máximo nivel de alerta sanitaria y declara en cuarentena a las ciudades de Daegu y y Gyeongsangbukdo, más de cinco millones de personas.

Desde el 19 de febrero hasta el 7 de marzo se produce la escalada de la curva de Corea del Sur alcanzado los 7000 positivos, y durante las dos siguientes semanas, se experimenta un crecimiento de tan solo 1600 positivos, lo que confirma que Corea del Sur comenzó a frenar su curva en el día 48 de la crisis. Y lo hizo sin cuarentenas nacionales, sin paralizar a todo el país y sin llegar al colapso del sistema sanitario.

El 2 de marzo, el Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades recomendó la cancelación de eventos multitudinarios para los países que, como España, se encontraran en un “escenario 1”. Mientras en Corea del Sur la escalada estaba a punto de llegar al su fin, en España el 3 de marzo, nuestro día 32 de la crisis, se registran 165 positivos y un fallecido. El Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas siguieron sin tomar medidas de contención para la población, aunque recomendaron disputar a puerta cerrada las competiciones masivas con equipos en zona de riesgo. Estábamos comenzando el momento crítico y no lo sabíamos. Cinco días después se confirma el inicio de la subida cuando el 8 de marzo, día 37, España registró 673 positivos y 17 muertes. Desoyendo las recomendaciones europeas, ese mismo día, además de la polémica movilización feminista del 8M, Vox celebró su mitin en el Palacio de Vistalegre y se disputaron todas las competiciones deportivas nacionales.

Al día siguiente, el 9 de marzo, día 38, superábamos el millar de positivos y teníamos casi 30 muertos. Solo un día después de movilizaciones masivas, se declararon zonas de transmisión comunitaria a Madrid, La Rioja, Vitoria y Labastida, en donde quedaron suspendidas actividades que reunieran más de mil personas. También se suspendieron los vuelos directos desde Italia (del 11 al 25 de marzo) y los viajes del IMSERSO. Casi 40 días después de detectar el primer positivo se tomaron las primeras medidas para restringir el acceso del foco europeo. Corea del Sur lo hizo respecto a Hubei en su día 14, con 15 positivos y ningún muerto, España en el día 38, con más de 1000 positivos y 30 muertos. En esos momentos Italia contaba con más de 10000 positivos y 631 muertos. El nivel de alerta sanitaria se mantenía en el primero y no cambió hasta que Pedro Sánchez decretó el Estado de Alarma el 14 de marzo con más de 6000 positivos y casi 200 muertos. Era nuestro día 43. Y con el decreto llegaron las primeras medidas nacionales de contención. A partir de esa fecha se evidenció el desabastecimiento de material sanitario hasta llegar a su colapso en ciertos hospitales. España no ha conseguido frenar la curva antes del colapso del sistema sanitario. Un buen indicador de este colapso es el momento en el que un sanitario tiene que elegir entre quién vive y quién muere.

A día 25 marzo, día 54 de la crisis, el número de positivos en España sigue creciendo y registra casi 48000 y más de 3400 muertes. A día 54 no tenemos una app a nivel nacional (sólo para algunas comunidades autónomas) que registre los movimientos de los ciudadanos y monitores mediante encuesta su estado de salud. Corea del Sur lo hizo en su día 25 con 28 positivos. Actualmente estamos gestionando la llegada masiva de test. Llegamos con 28 días de retraso, y teníamos las referencias de China, Corea del Sur e Italia.

Cronología de la gestión de la crisis en Corea del Sur y en España.

A= Nivel de alerta sanitaria; P =número acumulado de positivos; M = número acumulado de muertes.

DEJAMOS LA PUERTA ABIERTA A ITALIA

Cuando España comenzó a tomar medidas concretas de contención ya teníamos al enemigo en casa. Hemos analizado el flujo de pasajeros entre China y Corea del Sur (no hemos tenido acceso a las estadísticas de pasajeros de vuelos entre Hubei y Corea del Sur), entre Italia y España, y entre el norte de Italia y España. Las diferencias en la toma de decisiones para evitar que el foco de la epidemia se propagase han sido cruciales. El virus ha entrado desde Italia.

El 25 de febrero de 2020, España registra el primer contagio en la península procedente del norte de Italia, considerado en este momento foco central de Europa. AENA registra para el mes de febrero de 2020 casi medio millón de pasajeros, procedentes de toda Italia, de los cuales, casi la mitad procedían de los aeropuertos del norte. En la gráfica se puede observar que el comportamiento de los meses de diciembre, enero y febrero es similar a esos meses un año antes. Esa fue la puerta del COVID19 para acceder a España.

En este sentido, la estrategia de cierre de fronteras de Corea del Sur fue mucho más restrictiva y preventiva respecto a su principal foco de infección, Hubei. Aunque en la gráfica se muestra de manera agregada al conjunto de China, es significativa la caída en picado de enero a febrero. Esta medida contribuyó a contener la epidemia.

SIN CAMAS, TEST NI EQUIPOS DE PROTECCIÓN INDIVIDUAL SUFICIENTES

Para responder ante este tipo de epidemias, además de la rapidez para actuar y de las medidas implementadas, es necesario contar con una logística adecuada. La capacidad hospitalaria, el equipamiento del personal y el número de test han sido cuestiones fundamentales. Por eso nos preguntamos si había diferencias entre ambos sistemas sanitarios.

Por cada mil habitantes Corea del Sur tiene diez camas, mientras que España (Comunidad de Madrid incluida), según datos del Ministerio de Sanidad, cuenta con algo más de tres, muy alejada de las diez camas recomendadas por la OMS y de las cinco de media en Europa. Sin embargo, comprobamos que, al menos esta cuestión, no es fruto de los recortes de anteriores administraciones, puesto que en las dos últimas décadas el nivel de camas se sitúa entre dos y tres por cada mil habitantes.

Sí se produjeron recortes en otras partidas como investigación sanitaria, algo crucial en la prevención. Llama la atención su recorte, pues en 2011, último año del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, esta partida presupuestaria contaba con 27 millones de euros, al año siguiente con el primer año de gobierno de Mariano Rajoy se recortó hasta cinco millones, dos en el siguiente y a partir de 2014 no ha vuelto a contar con presupuesto.

Pero una diferencia sustancial entre ambos países ha sido el equipamiento para el personal sanitario. Mientras que en España son numerosas las denuncias del personal sanitario por la insuficiencia de material, tales como equipos de protección individual, mascarillas o pantallas, en Corea del Sur no se ha producido este problema. Y otro dato revelador que demuestra esta insuficiencia es la tasa de personal sanitario contagiado, que ronda el 14%, un total de 5.400 sanitarios. China, en su peor momento, tenía un 4% de infectados, unos 3.400 sanitarios. Italia se sitúa sobre el 8%.

Otra diferencia sustancial es la capacidad para hacer test masivos a la población. En la actualidad España está llegando al pico de la curva, y está gestionando las primeras dotaciones masivas de test rápidos, basados en la detección de anticuerpos del virus. Estos test harán disparar las cifras de positivos, no únicamente porque se realicen más test, sino porque darán como positivos los ya curados, pues ya tienen anticuerpos. Sin embargo, la estrategia de Corea del Sur durante el inicio de la crisis fue la masividad de test basados en la prueba de Reacción en Cadena de la Polimerasa (PCR), técnica utilizada para, entre otras cosas, la identificación de seres vivos mediante una parte de su ADN. Por tanto, a través de esta técnica se obtienen datos más precisos de la crisis que se enfrenta, vital para controlar la hoja de ruta. Hasta hace menos de una semana, esta era la única técnica que se podía utilizar ya que no se disponía de anticuerpos. La realización masiva de test inspirada en el modelo McAuto permitió conseguir cuatro objetivos: el control epidemiológico de la población, reducir la tasa de contagio de su personal sanitario, y ahorrar material de protección al no estar en contacto directo con los infectados, algo crucial en una batalla en la que el virus nos lleva días de ventaja, al poder contagiarse entre asintomáticos.

MÁS ALLÁ DEL CAPITÁN A POSTERIORI

La no intervención temprana del gobierno español ha facilitado que el virus accediera sin restricciones desde Italia. Tampoco había provisiones de material y cuando se ha querido comprar se han encontrado con los mercados colapsados. Pero no es un problema de mercado, es un problema de previsión. Y esta falta de material ha elevado la tasa de contagio del personal sanitario muy por encima de la media de otros países. Mientras que la insuficiencia de material se puede confiar a la solidaridad ciudadana, esto no será posible con los conocimientos profesionales de los que están en primera línea en los hospitales.

No pretendemos con este artículo completar una misión del Capitán Aposteriori, sino aprender de los hechos. Si queremos hacer honor al concepto de seguridad humana, deberíamos comenzar por su principal tarea, la prevención. Y prevenir no comienza en el día 1, ni siquiera en el día -17, como hizo Corea del Sur. La prevención es un objetivo que se consigue mediante conciencia ciudadana y acciones de gobierno durante años. Ni con los ejecutivos del Partido Popular ni con los del Partido Socialista las condiciones logísticas sanitarias llegaron al tercio de los estándares que recomienda la OMS. España se durmió, subestimó al enemigo y cuando la batalla nos llegó nos dimos cuenta de que nuestro ejército no tenía ni equipamiento ni General. En clave comunitaria, las conclusiones no son muy halagüeñas, pues los principales países de la Unión Europea atraviesan por un ciclo similar al de España, estos son los casos de Italia, Francia y Alemania. Desde una mirada histórica, la Unión Europa (también la ONU, vía la OMS) podrían estar sufriendo las consecuencias que dejó la Segunda Guerra Mundial para con la Sociedad de Naciones, el fracaso ante el gobierno de los grandes desafíos. Y es que esta crisis, además de sanitaria era política. -

NOTA: Los autores quieren agradecer a Pedro F. Mateos, catedrático de Microbiología de la Universidad de Salamanca su asesoramiento técnico.

El 31 de diciembre de 2019 China comunicó a la oficina de la Organización Mundial de la Salud (OMS) la existencia de un nuevo tipo de coronavirus, conocido también como COVID-19. Casi tres meses después del primer contagio en el mercado de Wuhan, se ha detectado el virus en más de 190 países. Según datos del Coronavirus Resource Center de la Johns Hopkins University, a fecha de 27 de marzo de 2020 se registran más de 64000 infectados y casi 5000 fallecidos en nuestro país, superando las muertes de China.

Como ya advirtieron informes epidemiológicos e, incluso el propio Bill Gates en 2007, el nuevo desafío del planeta iba a ser la lucha contra las epidemias, las guerras bacteriológicas, y aún no nos habíamos preparado. MERS, SARS, Ébola, Influenza fueron y son varios de los avisos que deberían haber servido tanto a las organizaciones estatales como a las supraestatales para el mayor desarrollo de estrategias destinadas a la prevención, entre las que se incluye, un mayor fortalecimiento del sistema sanitario. Este mes, Roy M. Anderson, profesor del Departamento de Epidemiología de Enfermedades Infecciones del Imperial College London, apunta en un artículo en la revista The Lancet, que los gobiernos no podrán minimizar el impacto del coronavirus, ni sanitario ni económico, y que el único reto es reducir el número de muertes.