Piedras de papel es un blog en el que un grupo de sociólogos y politólogos tratamos de dar una visión rigurosa sobre las cuestiones de actualidad. Nuestras herramientas son el análisis de datos, los hechos contrastados y los argumentos abiertos a la crítica.
¿Crece la extrema derecha como reacción a gobiernos de izquierdas?
Los patrones de resultados electorales tanto europeos como los específicamente españoles sugieren que la extrema derecha crece en apoyo electoral cuando gobierna la izquierda. Esto plantea la importante cuestión de cómo se puede evitar esta reacción
El apoyo a la extrema derecha ha aumentado sustancialmente en los últimos 20 años en muchos países de todo el mundo. Muchos factores se han resaltado como relevantes para explicar sus éxitos recientes. Entre ellos, las estrategias electorales de los partidos mainstream siempre han estado en el punto de mira. En Europa, las familias de partido habitualmente consideradas como mainstream son la socialdemócrata, la liberal y la conservadora (entre otras).
En un trabajo reciente que hemos realizado Albert Falcó-Gimeno (Universidad de Barcelona), Markus Wagner (Universidad de Viena) y yo, analizamos si la composición ideológica de los gobiernos influye en el voto a la extrema derecha. En concreto, nos centramos en una pregunta que cobra de actualidad en la escena política española reciente: ¿aumenta más el apoyo a la extrema derecha cuando los votantes están expuestos a gobiernos y políticas de centro-derecha o cuando los partidos de centro-izquierda alcanzan el poder?
Hay razones sólidas que respaldan ambas posibilidades. El argumento convencional sostiene que los gobiernos de derecha moderada pueden convertirse en un caldo de cultivo para el surgimiento de la extrema derecha. En primer lugar, la evidencia existente indica que muchos votantes de la ultraderecha han respaldado previamente a partidos de derecha moderada. Cuando el centro-derecha está en el poder, es posible que los votantes de derecha se sientan desilusionados con las políticas implementadas. Las estrategias moderadas utilizadas para mantener el gobierno pueden resultar frustrantes para aquellos votantes con inclinaciones ideológicas más firmes, lo que los lleva a cambiar su voto y optar por opciones más radicales.
Este argumento tradicional puede cuestionarse desde una perspectiva opuesta. De hecho, existen razones también para sostener que la formación de un gobierno izquierdista puede generar una reacción ideológica a la contra, lo que lleva a los votantes conservadores a desplazarse hacia los extremos y abrazar posturas más radicales en respuesta a las políticas de izquierda.
Para analizar si el voto a la ultraderecha responde en mayor medida a gobiernos de derecha moderada o a gobiernos de izquierda, en primer lugar podemos ver cuál ha sido la relación histórica. Para ello, en nuestra investigación analizamos todos los gobiernos democráticos de 37 países (todos los de la Unión Europea y algunos de la OCDE) entre 1904 y 2021. La ideología del gobierno la medimos a partir de la ideología de los partidos que forman parte del mismo. La base de datos ParlGov mide de 0 (extrema izquierda) a 10 (extrema derecha) la ideología de los partidos lo que nos permite obtener una media (ponderada por su representación parlamentaria) del gobierno.
Cuando relacionamos la ideología de un gobierno con el voto a la ultraderecha en las siguientes elecciones, obtenemos una relación fuerte y significativa entre gobierno de izquierdas y ascenso de la ultraderecha. Como muestra el gráfico 1, un punto más a la izquierda en el gobierno se traduce en casi 0,4% más de apoyo a la extrema derecha. Cuando analizamos el período posterior a la Segunda Guerra Mundial, la relación es incluso un poco más fuerte.
Gráfico 1
Como correlación no siempre implica causalidad, hacemos un segundo análisis en el que nos centramos en España como buen caso de estudio. En concreto, el contexto político local en España ofrece una característica muy particular que es ventajosa para nuestro diseño de investigación. En las elecciones municipales, los ciudadanos eligen concejales utilizando un sistema de representación proporcional con listas cerradas. Este sistema suele resultar en que ningún partido tiene una mayoría absoluta de concejales. Esto desencadena un período de negociación entre los partidos para elegir al alcalde. Veinte días después de la elecciones se lleva a cabo un pleno en que se constituye la corporación municipal y se elige, sin posibilidad de dilación, el alcalde o alcaldesa. Esta investidura tiene una particularidad respecto a la investidura del gobierno nacional. Si durante el período de negociación se ha alcanzado algún acuerdo que incluya a una mayoría de concejales, estos podrán investir a su candidato como alcalde. En cambio, si ningún candidato recibe una mayoría absoluta de votos favorables, el líder del partido que obtuvo el mayor número de votos en las elecciones se convierte automáticamente en alcalde, sin necesidad de más apoyo de otros partidos.
En otras palabras, aquel que obtiene un voto más que el segundo tiene muchas mayores posibilidades de convertirse en alcalde. No necesita negociar con nadie. Solo necesita que el resto no se pongan de acuerdo para formar una mayoría absoluta alternativa. Lo hemos visto hace menos de un mes cómo el PP ha podido formar gobierno municipal sin necesidad de contar con Vox en aquellos sitios donde ha sido el partido más votado, mientras que en los municipios donde no ha sido el más votado, sí ha necesitado de llegar a acuerdos con Vox para formar gobierno municipal y desbancar a la lista más votada.
En nuestra estrategia metodológica aprovechamos esta ventaja del sistema de elección local español, que favorece al partido que recibe el mayor número de votos para formar el gobierno. Nos enfocamos en elecciones altamente disputadas en las que el principal partido conservador en España, el Partido Popular (PP), ganó o perdió por un margen estrecho. Es decir, municipios en los que el PP fue primera fuerza por poco vs segunda por poco. Utilizamos esto como un “instrumento” de si hubo o no un gobierno de derechas[1], lo que nos permite examinar de manera más precisa el efecto causal del color político del gobierno en el voto a la extrema derecha. Nuestra comparación clave se lleva a cabo entre municipios donde el PP perdió por poco (aumentando la probabilidad de tener un alcalde de izquierdas) y municipios donde el PP ganó por poco (disminuyendo la probabilidad de tener un alcalde de izquierdas).
Para estudiar la emergencia de Vox, nos fijamos en el período 2015 a 2019. En concreto, analizamos los gobiernos locales que se formaron en 2015 y el voto a Vox en las generales de abril 2019 y de noviembre de 2019 (en las elecciones municipales de mayo de 2019, Vox no concurre en la gran mayoría de municipios por lo que no podemos estudiar el voto local). Los resultados son muy claros (Gráfico 2). En aquellos municipios donde la izquierda gobierna entre 2015 y 2019 por solo un margen pequeño de votos, el apoyo electoral a Vox en las elecciones generales de 2019 es entre 4 y 5 puntos porcentuales más alto que en aquellos lugares donde la derecha gobierna por un margen pequeño. Los resultados son altamente significativos desde un punto de vista estadístico.
Gráfico 2
En resumen, nuestros resultados respaldan la idea de que la derecha radical, en parte, surge como reacción a gobiernos y políticas de izquierda. Esto sugiere que la dinámica de la competencia política provoca que los partidos radicales se beneficien cuando la izquierda está en el poder. Esto plantea la importante cuestión de cómo se puede evitar esta reacción. ¿Es inevitable el éxito de la derecha radical como consecuencia de los gobiernos de izquierda, o existen acciones que los partidos dominantes, tanto de izquierda como de derecha, pueden llevar a cabo para debilitar esta tendencia? Esta cuestión merece una atención más profunda en futuros trabajos de investigación.
[1] Se pueden encontrar más detalles sobre la estrategia de identificación en el artículo original
El apoyo a la extrema derecha ha aumentado sustancialmente en los últimos 20 años en muchos países de todo el mundo. Muchos factores se han resaltado como relevantes para explicar sus éxitos recientes. Entre ellos, las estrategias electorales de los partidos mainstream siempre han estado en el punto de mira. En Europa, las familias de partido habitualmente consideradas como mainstream son la socialdemócrata, la liberal y la conservadora (entre otras).
En un trabajo reciente que hemos realizado Albert Falcó-Gimeno (Universidad de Barcelona), Markus Wagner (Universidad de Viena) y yo, analizamos si la composición ideológica de los gobiernos influye en el voto a la extrema derecha. En concreto, nos centramos en una pregunta que cobra de actualidad en la escena política española reciente: ¿aumenta más el apoyo a la extrema derecha cuando los votantes están expuestos a gobiernos y políticas de centro-derecha o cuando los partidos de centro-izquierda alcanzan el poder?