[if gte mso 9]>
[if gte mso 9]> Normal 0 21 false false false ES X-NONE X-NONE
Ante la aparición de voces disidentes, algunas ya organizadas en un nuevo partido, parece natural preguntarse si existe una derecha más allá del PP y si es cuantitativamente viable. Sin embargo, la verdadera paradoja de la extrema derecha española no es que no se separe del PP para formar un partido populista, o ultrarreligioso, o ultranacionalista, o lo que se quiera, sino que se trata del segmento electoral más profundamente apegado a su partido. Y a veces parece que el amor es mutuo, a despecho de ciertas consecuencias electorales
Cuanto más de derechas, más probable es votar al PP, simplemente dicho. Piénsenlo, porque no es tan lógico. El indicador de “voto más simpatía” por el Partido Popular entre las personas de extrema derecha es del 79 % -la suma de personas que dicen abiertamente que lo votarán o, al menos, que tienen simpatía por el mismo. Ese mismo indicador, para el conjunto de los españoles, es del 16,9 %, 4,5 veces más pequeño. Aunque también para el caso del PSOE haya segmentación ideológica, no sucede nada parecido (ver la tabla siguiente). En particular, el indicador de “voto más simpatía” al PSOE en la extrema izquierda es apenas mayor que en el conjunto de la población (22,9 % frente a 19,7 %). La extrema derecha no son solo los más entusiastas con el Partido Popular de todos los grupos ideológicos, son también los más fieles: el 89 % de los votantes del PP que son de extrema derecha volverán a votarlo, si tomamos el indicador de voto más simpatía como guía de sus intenciones, mientras que la tasa de fidelidad media del PP es del 58 %. Sin embargo, la extrema izquierda presenta una tasa de fidelidad al PSOE del 60 %, menor que la media del partido: 64 %. (Todos estos datos son el resultado de agregar cuatro barómetros con preguntas políticas realizados por el CIS en 2013, de modo que haya una muestra lo suficientemente grande de extremistas).
Fuente:Elaboración propia a partir de los barómetros del CIS de enero, abril, julio y octubre de 2013.
Cuantitativamente, la extrema derecha no es demasiado grande, pero sí lo suficiente como para lograr representación en unas elecciones como las europeas, donde aproximadamente el 1,8% de los votos válidos son suficientes para lograr un escaño, dado el reparto de 54 asientos en un distrito único y sin barrera de entrada. Normalmente, alrededor del 2% de los españoles entrevistados por el CIS se declaran de extrema derecha (posiciones 9-10 de la escala de ideología: 1,8 % en el último barómetro de enero). Esto equivale a unos 650.000 ciudadanos. El valor es relativamente estable, si bien hubo un pico máximo de identificación con la extrema derecha, cercano al 4%, coincidiendo con las elecciones generales de 2011, y unos mínimos cercanos al 1% registrados en la primera legislatura presidida por Rodríguez Zapatero. Naturalmente, otros votantes y, en particular, una parte de los ciudadanos identificados con la “derecha” (valores 7-8 de la escala de la ideología) más allá del “centro-derecha” (el 6 de la escala) podrían sentirse atraídos por plataformas que se presentaran a la derecha del Partido Popular. Además, los ciudadanos de extrema derecha tienden a participar más que otros en las elecciones. En las elecciones al Parlamento Europeo de 2009, el 81% de la extrema derecha afirmó haber votado en las elecciones, de acuerdo con la encuesta postelectoral del CIS (estudio 2567), cuando la cifra para el conjunto de la muestra era el 65% (obviamente, ambas magnitudes estaban infladas, pues votó el 45%, lo relevante es que hay más de 15 puntos de diferencia). Y sin embargo...
Gráfico: La derecha más allá del Centro-Derecha
Fuente: Elaboración propia a partir de las series de los barómetros del CIS.
¿Crecerá la extrema derecha en las próximas elecciones al Parlamento Europeo? ¿En particular, tiene espacio un partido como VOX? En las elecciones al Parlamento Europeo de 2009 la extrema derecha obtuvo 69164 votos en España; el 0,43% de los votos válidos, aproximadamente los mismos que tuvieron los grupos a la izquierda de Izquierda Unida. Por orden de votos fueron Alternativa Española, Partido Familia y Vida, Falange Española, Democracia Nacional, Frente Nacional, Movimiento Social Republicano, y Falange Auténtica. Los dos primeros, que se presentarán coligados en las próximas elecciones europeas, reunieronn la mitad de los votos del grupo. Para estos partidos (y, con matices, para Falange) los grandes asuntos son la religión, la familia tradicional, el aborto, y la unidad de España, no necesariamente en ese orden. Solamente los grupúsculos DN, FrN y MSR (23939 votos entre los tres), de tipo nazi-fascista, hicieron hincapié en ideas xenófobas y anti-inmigrantes.
De estos asuntos, el nuevo partido VOX se concentra en la “unidad de España” (sic), proponiendo la supresión del Estado de las Autonomías. Aunque en las declaraciones de algunos de sus miembros el partido VOX tiene los mismos asientos ideológicos que el resto de la extrema derecha, en realidad su manifiesto pasa de puntillas por los asuntos de “familia y vida” y se concentra en reformas constitucionales con resonancias “antipolíticas”. Una de sus notas de color es “no negociar con ETA”, tal vez otro corolario de la unidad de España, algo que los otros partidos (y no me refiero solo a los de extrema derecha) puede que consideren innecesario incluir en su ideario.
[if gte mso 9]>
[if gte mso 9]> Normal 0 21 false false false ES X-NONE X-NONE
Las encuestas confirman que estos son asuntos muy sensibles para la extrema derecha. De acuerdo con los barómetros del CIS de 2013, el 49,5 % de la extrema derecha querría hacer desaparecer el Estado de las Autonomías, y un 11 % recortarlo. Para la derecha las cifras son el 41 % y el 19 % respectivamente. (“Tan solo” el 23 % de los españoles querría hacer desaparecer el Estado Autonómico, y un 14 % limitarlo). Así mismo, para el 49% de los españoles de extrema derecha el aborto es un asunto “de la máxima importancia”, respuesta que dan el 29% de los españoles tomados en conjunto, según el estudio del CIS 2860 de 2011 (téngase en cuenta que esta es la respuesta del 39% de las personas deextrema izquierda, aunque presumiblemente por motivos opuestos a la extrema derecha).
Estas actitudes políticas encajan con algunas de sus características sociales. Más del 90% de los ciudadanos de extrema derecha se declaran católicos (el 70% de los españoles) y más del 40% dicen acudir regularmente a misa (el 15% de los españoles). Es un segmento de población relativamente envejecido y de bajo nivel socio-educativo. El 42% tiene más de 65 años y el 40% tiene estudios primarios o no tiene estudios (27,5% en la población). Aunque están repartidos por todo el territorio, las Comunidades Autónomas donde son algo más frecuentes son Castilla y León, Castilla-La Mancha y Aragón, que coinciden también con el núcleo duro centralista del interior (aunque en ningún caso superan el 4%).
La clave es que los votantes de extrema derecha están claramente unidos en su hostilidad hacia el Partido Socialista y la noción de que el PP claramente marca una diferencia. Cuando en la encuesta pre-electoral de 2011 (estudio CIS 2915) se preguntaba por la evaluación de la gestión del gobierno del PSOE hasta la fecha, la extrema derecha era prácticamente unánime: el 91% opinaban que era “mala o muy mala” (el 66% “muy mala”), casi 30 puntos más que la media. Lo más notable, tal vez, es que el 73% creían que de haber estado el PP frente al gobierno lo habría hecho mejor. Nótese que solo el 22% del centro y del centro-derecha eran de esa opinión, que ya pasaba al 60% en la derecha (posiciones 7-8). A la extrema derecha le gusta el PP.
¿Es posible que haya habido un cambio en esta legislatura? A mí me parece muy difícil que en la extrema derecha prosperen los argumentos de “verdadera derecha”, liquidación del “PPSOE”, “lo mismo da uno que otro”, etc. Con la propuesta de reforma del aborto, el PP está confirmando sus expectativas, y aunque no ha habido una involución completa en cuestiones de defensa de la familia tradicional, ha habido gestos importantes (recortes en tratamientos de fecundación asistida, por ejemplo). La cuestión territorial tampoco puede haber decepcionado completamente a la extrema derecha, con la combinación de inmovilismo, amenazas e intervención centralista a través, cuando menos, del Ministerio de Educación.
¿Vale la pena? En realidad la extrema derecha son pocos, ¿por qué no dejarlos ir y ganar credibilidad en el centro? Se podría decir que esta es una clave de nuestro sistema político (no del todo original, en la hiper-fragmentada Italia Berlusconi logró unir a la extrema derecha con la derecha). Además, se podría argumentar que solo si el PP se rompiera un poco en la cuestión territorial sería posible encontrar una solución pactada. En realidad es difícil juzgar si es una estrategia deliberada o es el producto de una forma de organización en el partido. O tal vez es que la extrema derecha solo es viable sobre la peana de la xenofobia, que sigue siendo como un dragón dormido. Pero esto nos lleva ya demasiado lejos.