Siempre se ha dicho que, en democracia, las formas importan. Para muchos, incluso, la democracia son las formas. Pero, de ¿qué formas hablamos? ¿Han mantenido todos los gobiernos las formas? Probablemente, de formas hay muchas y mientras podemos coincidir en algunas, es posible que diverjamos con otras. Por ello, todas las medidas que puedan cuantificar estos conceptos, sin duda complejos, son bienvenidas.
Un posible método de medición de las 'formas del gobierno' es mediante el análisis de los tipos de leyes que se producen en un año determinado. En España, el Ejecutivo y el Parlamento aprueban Reales Decreto Ley, leyes orgánicas, leyes y reales decretos legislativos. El gráfico que sigue muestra el número de leyes – ordinarias y orgánicas – reales decretos legislativos y reales decretos ley aprobados desde 1977 hasta 2012. Para ello, en el portal del Congreso podemos contar todo lo producido durante estos 35 años. No incluyo 2013, pues está en curso.
Vean en la línea roja, la del Real Decreto Ley. Si algo llama la atención del gráfico es el pronunciado repunte del real decreto ley (RDL). ¿Por qué es esto importante? Porque la Constitución de 1978 recoge esta forma de legislar para casos de “extraordinaria y urgente necesidad” y que, además, “deberán ser inmediatamente sometidos a debate y votación de totalidad al Congreso de los Diputados…” (art. 85).
Como se observa en el gráfico, los 29 reales decretos ley que lleva este gobierno en 2012, sólo se superan en 1977 y 1978, en plena transición. Si descontamos estos dos, algo lógico -la Constitución se aprueba en diciembre de 1978-, seguiría el año 1982 con 26 y 22 en 1993. Pero en 1982 hay dos gobiernos, el de UCD -hasta octubre- y el del PSOE -que gana las elecciones el 28 de octubre y toma las primeras decisiones en diciembre-. Al PSOE de 1982, por tanto, sólo se le pueden atribuir 5 RDL. En 1993 también hay elecciones pero al ganar el PSOE, no considero que hay cambios. Así, la comparación justa se produce entre los 29 RDL de 2012 y los 22 RDL de 1993. Para tener más referencias, el máximo del gobierno de Zapatero fueron 20 RDL en 2011, mientras que Aznar llegó a los 22 en 1999 (17 en 1996 y 10 en 2000). La diferencia del gobierno de Rajoy con el resto de los gobiernos es, por tanto, sustantiva.
¿Qué se legisló mediante RDL durante 2012? Mucho. Algunos de los más destacables son el de saneamiento financiero, dos RDL sobre al pago a proveedores, la reforma laboral o los ajustes en materia sanitaria. Pero cabe preguntarse sobre la necesidad del gobierno de la utilización de esta técnica, cuando se goza de una confortable mayoría absoluta. No descubrimos nada si decimos que 2012 fue convulso y algunos RDL estarían más que justificados debido a situaciones de “extraordinaria y urgente necesidad”, como el récord del número de incendios.
Sin embargo, el gobierno ha utilizado este método para cuestiones que a juicio de, citando a Rajoy, personas sensatas no eran de “extraordinaria y urgente necesidad”: por ejemplo, siendo RTVE líder de audiencia en los informativos (algo que ya no sucede), el 20 de abril se modifica su régimen de administración, se rompe el modelo de consenso previo, con las consecuentes protestas de la oposición. Otro ejemplo: el 20 de julio, se aprueba el RDL respecto infraestructuras y servicios ferroviarios, algo que tampoco parece ser “urgente”. Dicho de otro modo, parece que el tan esgrimido respeto a la Constitución por los miembros del PP, no se ajusta a su comportamiento legislativo.
El gráfico y las cifras indican que el gobierno de Rajoy ha utilizado los RDL por encima de lo habitual. Esto sorprende en un gobierno recién creado, con toda una legislatura por delante, un partido controlado y una mayoría absoluta indiscutible. Tal vez, todos los gobiernos con mayoría absoluta, en su primer año, utilizaron muchos RDL. Pero, como hemos visto arriba, no es el caso.
¿Qué explicaría este comportamiento del gobierno? Podríamos aventurar varias hipótesis, ninguna definitiva. Una podría ser que cuando un partido obtiene mayoría absoluta, el Ejecutivo puede actuar sin apenas cortapisas pues el Congreso se convierte en una correa de transmisión de las órdenes del gobierno. Otra sería que el propio gobierno no se fiara de la competencia de las aportaciones de su propio grupo parlamentario. Una tercera sería que, simplemente, los ciudadanos no incluyan esta cuestión cuando configuran sus opiniones sobre la política: ¿desde cuándo los ciudadanos consideran 'la vida parlamentaria' o 'el desarrollo legislativo' como algo importante a la hora de determinar su voto? Una cuarta, algo más triste aún, sería que muchos RDL apenas tienen publicidad, con lo que hay menor transparencia en caso de intereses poco claros.
En democracia, todo esto es importante. El número de los RDL es un indicador relevante que se puede cuantificar y que se puede tener en cuenta cuando hablamos de calidad democrática. Si, por las razones que sea, el gobierno ignora al Parlamento, la calidad de la democrática del país es peor. Si el gobierno abusa de fórmulas legales sin base alguna, debilita la democracia. Si, además, no da explicaciones, se debilita la democracia. Queda claro que si las formas importan en democracia, las del PP de Rajoy son muy distintas a las de todos los demás.
Siempre se ha dicho que, en democracia, las formas importan. Para muchos, incluso, la democracia son las formas. Pero, de ¿qué formas hablamos? ¿Han mantenido todos los gobiernos las formas? Probablemente, de formas hay muchas y mientras podemos coincidir en algunas, es posible que diverjamos con otras. Por ello, todas las medidas que puedan cuantificar estos conceptos, sin duda complejos, son bienvenidas.
Un posible método de medición de las 'formas del gobierno' es mediante el análisis de los tipos de leyes que se producen en un año determinado. En España, el Ejecutivo y el Parlamento aprueban Reales Decreto Ley, leyes orgánicas, leyes y reales decretos legislativos. El gráfico que sigue muestra el número de leyes – ordinarias y orgánicas – reales decretos legislativos y reales decretos ley aprobados desde 1977 hasta 2012. Para ello, en el portal del Congreso podemos contar todo lo producido durante estos 35 años. No incluyo 2013, pues está en curso.