Piedras de papel es un blog en el que un grupo de sociólogos y politólogos tratamos de dar una visión rigurosa sobre las cuestiones de actualidad. Nuestras herramientas son el análisis de datos, los hechos contrastados y los argumentos abiertos a la crítica.
Durante estos días –y hasta el 21 de noviembre- los españoles residentes en el extranjero pueden pedir el voto. Antes de solicitarlo, sin embargo, deben estar registrados en sus respectivos consulados o embajadas y deben haberlo hecho antes del 1 de agosto. Si no es así, no podrán votar. Los que pueden votar están incluidos en el Censo de Españoles Residentes Ausentes, también conocido como CERA.
La Delegación Provincial del Censo, enviará las papeletas a los CERA a partir del 30 de noviembre. Y los que puedan (y quieran) votar, lo harán en urna en el consulado entre el 16 y 18 de diciembre (esto es entre miércoles y viernes) o por correo, enviándolo al consulado hasta el 15 de diciembre. Los CERA no son un asunto menor. En este momento, rozan los 2 millones y representan el 5% del censo. Desde 1996 se han triplicado. Si, como en otros países, los residentes en el extranjero fueran una circunscripción electoral, serian la tercera más importante, después de Madrid y Barcelona, a la par que Valencia, que dispone 16 escaños.
Sin embargo, en España votamos en nuestra circunscripción, que es la provincia. Así las cosas, las preguntas de este post son muy simples. ¿En que provincias hay más (y menos) CERA? Y, ¿hay algún partido que sale beneficiado (o perjudicado) por el voto CERA?
Como todavía no disponemos del número de CERA para las elecciones generales, para responder la primera pregunta, utilizo el número de los CERA de las últimas elecciones europeas – que está disponible en la web del Ministerio del Interior. Lo hago así por dos motivos: es lo más cercano en el tiempo y el número, aunque mayor que respecto a las europeas, no será tan distinto como en otras ocasiones.
El gráfico de apertura muestra las provincias con mayor proporción de CERA: las cuatro gallegas –el caso de Ourense es espectacular pues 1 de cada 4 de sus electores reside en el extranjero-, seguidas de Santa Cruz de Tenerife, Asturias, todas ellas por encima del 10% y Zamora, que lo roza. León, Salamanca, Las Palmas y Soria tienen entre un 9 y un 7% de los votos que se deciden fuera de la provincia.
El ranking no sorprende: tanto la emigración gallega como la asturiana fue muy importante y no es raro encontrarse con centros de dichas comunidades en América Latina (de hecho, viendo la gráfica, no sorprende que en la Argentina a los españoles todavía nos llamen ‘gallegos’). También sabemos que los canarios en Venezuela son un grupo considerable.
Entre los andaluces, los granadinos son los que más votantes CERA tienen (algo más de un 5%) mientras que en Huelva no llegan al 1,5%. Los catalanes tampoco tienen, proporcionalmente, muchos censados en el CERA: mientras que en Lleida casi son el 5%, en Barcelona algo más del 3% y Girona y Tarragona algo menos. La comunidad autónoma con menor porcentaje de CERA es, sin duda, Castilla la Mancha, donde Albacete 1,8% y Ciudad Real con un 1,18% son los puntos máximos y mínimos de la región, respectivamente.
La segunda pregunta de este post es política. ¿Hay algún partido que sale beneficiado (o perjudicado) por el voto CERA? Tal y como mostramos en Aragón es nuestro Ohio, tradicionalmente el partido más beneficiado ha sido el PSOE. El PSOE consigue una mayor proporción de votos entre los CERA que entre los residentes en todas y en cada una de las elecciones generales con la excepción de 2004, que es el PP quien consigue mejores resultados (lo que puede ser indicativo tanto de la mala campaña de este partido como de la gestión del 11-M). Como también mostramos en el libro, la emergencia de una nueva emigración española en estos últimos años, junto a la la aparición de nuevos competidores políticos, podría haber puesto fin a este patrón: en las elecciones autonómicas celebradas en la pasada primavera, el primer partido en votos CERA fue Podemos.
Ya explique aquí que el voto rogado se impuso en 2011 por el PP, PSOE, CiU y BNG y que la intención era la de aumentar las garantías del proceso. Sin embargo, no se nos explicó que garantías se habían vulnerado en procesos anteriores. Tampoco se nos contó, por ejemplo, que en Suiza siguen utilizando nuestro anterior sistema (¿es que a los suizos les importan menos las garantías que a los españoles?) y no parecen tener demasiados problemas.
Gracias a la reforma, la participación de los CERA pasó del 31,7% en 2008 al 4,95% en 2011. Vistos los resultados, todos los grupos políticos quieren cambiar el sistema. ¿Todos? No. El PP es la excepción y tiene mayoría absoluta. Si suponemos que todos los partidos quieren maximizar sus votos; que los analistas del PP miran la serie de datos histórica de las generales; y que los emigrados durante esta legislatura probablemente no sean los más proclives a votar por ellos, es probable que la estrategia del PP sea la más razonable. O tal vez no, desconocemos el futuro, pero mirando los datos anteriores sí podemos ver cuántos escaños cambiaron en el pasado debido a los CERA.
Este ejercicio se puede hacer para las elecciones de 2011 –pero en esas la participación de los CERA cayó en picado debido a la reforma explicada anteriormente. Así que lo hago con los datos de 2008 para las 6 provincias con mayor proporción de CERA y que tienen mayor peso electoral. Resultado: los CERA no tuvieron peso significativo, entendido como el cambio de un escaño de un partido a otro. Tanto en Lugo como en Ourense, con pocos escaños en juego (4) los CERA no influyeron en su distribución. Pero tampoco lo hicieron en Pontevedra (7), A Coruña (8), Santa Cruz de Tenerife (7) o Asturias (8). Lo he hecho también para Madrid (35), Barcelona (31), Valencia (16), Alicante (12), Sevilla (12), Málaga (10), Murcia (10), Cádiz (9), Baleares (8) y Vizcaya (8). Los resultados no varían. Esto no quiere decir que los CERA no sean nunca determinantes. Pero en 2008 tanto en las provincias más grandes, como las que tienen una mayor proporción de CERA, los residentes en el extranjero no cambiaron el resultado final. Dicho de otro modo: si los CERA de dichas provincias no hubieran votado, los resultados habrían sido los mismos.
Responder la pregunta a futuro es imposible por la cantidad de variables que desconocemos. Si se quieren simular posibles resultados hay que hacer demasiados supuestos: tanto en lo que respecta la participación, como en lo que se refiere a la distribución de los votos. Si las encuestas están en lo cierto, y estas elecciones son más competidas, en principio el PSOE tendría una ventaja comparada con el PP… pero tampoco conocemos qué éxito tendrán Podemos y Ciudadanos entre los nuevos votantes CERA el 20-D (los resultados de las autonómicas auguran que alto), ni si se distribuyen de forma homogénea entre las provincias. Tampoco sabemos si los CERA son votantes más fieles que los residentes. En resumen, es complejo.
En conclusión: 1) desde una perspectiva histórica, el PSOE ha sido el vencedor entre los CERA, aunque esta posición está ahora en entredicho; 2) el peso de los CERA es variable en función de la provincia; 3) en las provincias más grandes y con mayor proporción de CERA, estos no han determinado escaños. Así las cosas, no se entiende muy bien la decisión del PP. Si en el año con mayor participación de los CERA éstos no determinaron ningún escaño, ¿por qué el PP se empeña en no cambiar la situación absurda a todas luces? Lo único que está consiguiendo el PP es enfadar a muchos residentes en el exterior. Algunos volverán a casa en el futuro. Y la simpatía a los partidos es un valor clave a la hora de votar.
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