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Sobre este blog

Piedras de papel es un blog en el que un grupo de sociólogos y politólogos tratamos de dar una visión rigurosa sobre las cuestiones de actualidad. Nuestras herramientas son el análisis de datos, los hechos contrastados y los argumentos abiertos a la crítica.

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Gobierno de coalición: balance macroeconómico

Pedro Sánchez, en el Consejo de Ministros.

Lídia Brun

16 de junio de 2023 06:01 h

1

El final de la legislatura es el momento en que la ciudadanía debe evaluar la gestión del Gobierno, para decidir si revalida su apoyo al Ejecutivo, o por el contrario opta por conformar mayorías alternativas. Evaluar la gestión del Gobierno no está exento de dificultades. Por un lado, las legislaturas políticas siempre se inscriben dentro de dinámicas económicas cuyo control por parte del Gobierno es precario. Esto es particularmente cierto en países cuya integración en la economía mundial les hace altamente dependientes de fuerzas externas, y lo es más en el caso de España, que al ser miembro de la Unión Europea ha transferido una parte de sus herramientas de política económica a las instituciones comunitarias. Por otro lado, es más fácil evaluar el impacto de políticas específicas que la gestión macroeconómica, puesto que para la segunda carecemos de un contrafáctico claro, es decir, qué hubiera sucedido si no se hubieran tomado estas medidas.

Con estas dificultades en mente, en este modesto artículo intento ilustrar cómo se han comportado los principales agregados económicos durante esta legislatura y, en ausencia de mejor contrafáctico, hacerlo de forma comparada, en relación con el desempeño de nuestros socios en la Zona Euro. Con ello, espero contribuir a informar el debate sobre la gestión del gobierno que se someterá a votació en julio, al menos en su aspecto económico

Los shocks macroeconómicos de la legislatura: Covid-19 y crisis energética

No sería justo empezar un balance macroeconómico sin mencionar que en estos tres años y medio han tenido lugar dos acontecimientos de dimensiones extraordinarias, de esos que solo pasan una vez en un siglo, y que han tenido un fuerte impacto negativo en nuestra economía: la pandemia mundial de la Covid-19 y la invasión rusa de Ucrania. En esta sección intento ilustrar el impacto masivo que han tenido ambos acontecimientos en nuestra economía.

El gráfico 1 ilustra el impacto de la pandemia de la Covid-19 sobre el crecimiento económico en una perspectiva temporal. Como se aprecia en el gráfico, apenas habiendo tomado posesión el nuevo gobierno empezó la crisis pandémica, que obligó a “cerrar” bruscamente la economía para poder poner freno a la propagación del virus. El confinamiento y la cancelación de una parte importante de la actividad mercantil tuvieron un impacto extraordinario en el PIB. Mientras que en las legislaturas anteriores el crecimiento anual del PIB había sido mayoritariamente positivo, fluctuando entre -5 y 5%, en confinamiento produjo cifras históricas del -21,9% en el segundo trimestre de 2020 y el desconfinamiento del 17,9% en el segundo trimestre de 2021. La “gran” crisis financiera fue pequeña en comparación. Las cifras para el conjunto de la Zona Euro fueron igualmente históricas pero más modestas: mínimo de -14,1% y máximo de +14,1% en el segundo trimestre de 2020 y 2021 respectivamente. Desde entonces, el crecimiento económico en España ha sido superior al de la media de la Zona Euro.

El segundo acontecimiento histórico que ha tenido lugar durante esta legislatura es la guerra en Ucrania, la primera en Europa en 30 años. Las sanciones económicas a Rusia han tenido un fuerte impacto en los precios de la energía, debido a la dependencia europea de la importación de gas y petróleo rusos para sus insumos energéticos. Los precios de los alimentos también se han visto afectados, debido a la posición central de Rusia y Ucrania como principales productores mundiales de alimentos básicos.

El gráfico 2 muestra la inflación de los insumos energéticos: electricidad, gas y otros combustibles. Se puede apreciar el enorme impacto de la guerra. El precio de la energía llegó a crecer en España un 80% en mayo de 2022 respecto al año anterior. Mientras que el pico de la inflación energética para la Zona Euro en su conjunto fue más modesto y más tardío (un 59,2% en octubre de 2022), en la Zona Euro sigue en valores positivos (es decir, los precios suben), mientras que en España ya se aprecia una fuerte corrección y se sitúa en valores negativos (es decir, los precios bajan) desde noviembre de 2022. El tope al precio del gas y otras medidas del gobierno, que posteriormente se han adoptado también en la Unión Europea, han contribuido a amortiguar y revertir estas subidas.

Recuperación y crecimiento

Observamos, pues, que este gobierno de coalición ha coincidido con una de las épocas más convulsas a nivel macroeconómico en décadas. No sabemos cómo hubiera sido la gestión del gobierno sin estas crisis externas, ni sabemos cómo hubiera sido el desempeño de la economía bajo la gestión de un gobierno alternativo. Lo que sí sabemos es que la gestión de estas crisis ha sido significativamente mejor que la de la gran crisis financiera, en gran medida debido a los aprendizajes derivados de ella. Mientras que en la crisis anterior la imposición de medidas de consolidación fiscal produjeron una austeridad contractiva que sumió la economía en una recesión prolongada, el estímulo económico tanto fiscal como monetario han producido una rápida y potente recuperación. En este aspecto ha sido determinante el cambio de rumbo político en Europa, con la aprobación del paquete de estímulo NGEU de apoyo a la recuperación, un paquete que el gobierno de España impulsó y cuya implementación España está encabezando.

El gráfico 3 ilustra este punto. En el panel izquierdo comparo el comportamiento del PIB en España y en la Zona Euro en la crisis financiera y en la crisis del Covid-19 a partir del “año 0”, el año del pico anterior a la recesión, normalizando el nivel del PIB a 100 en ese punto. En España, la crisis financiera tuvo un impacto negativo muy prolongado (línea lila claro), y vemos que 5 años después del inicio de la crisis el nivel del PIB seguía por debajo de su pico, aproximadamente al 90%. Por el contrario la Zona Euro se recuperó de la crisis financiera (línea amarillo claro) más rápido, y 2 años y medio después ya volvía al nivel de PIB de su pico. La divergencia entre el desempeño económico entre España y la Zona Euro en la crisis financiera fue notable y el gráfico lo ilustra bien.

En el gráfico volvemos a apreciar que la crisis del Covid-19 fue notablemente más profunda, pero la recuperación ha sido mucho más acelerada: la Zona Euro había recuperado su nivel de PIB en año y medio, y España en 2 años. Además, la brecha entre España y la Zona Euro es cada vez más estrecha. El comportamiento del empleo también ilustra esta fuerte recuperación. En el panel derecho del gráfico del gráfico 3 se puede observar que la recuperación del empleo en España es pareja a la de la Zona Euro, y en los últimos trimestres se ha situado por encima.

Las crisis económicas siempre tienen un fuerte impacto en el mercado de trabajo, ya que las empresas despiden a sus trabajadores para ahorrar costes ante la caída de la demanda. La crisis de la Covid-19 fue una crisis particular en este aspecto, ya que la caída de la demanda no tenía que ver con la falta de ingresos de la población, sino con la imposibilidad de consumir debido al cierre económico, que era temporal. Para evitar que ante un cierre temporal las empresas redujeran plantilla de forma estructural, el gobierno puso en marcha el mecanismo de los ERTEs. Este instrumento, co-financiado por el programa SURE de la UE, absorbía el coste laboral de las empresas mientras sus trabajadores no pudieran ir a trabajar, evitando una ruptura del contrato de trabajo. Esto permitió que la reincorporación de los trabajadores al empleo tras la crisis fuera muy ágil.

El panel izquierdo del gráfico 4 ilustra cómo el impacto de la crisis en el desempleo consiguió amortiguarse. Las líneas lila oscuro (España) y amarillo oscuro (Zona Euro) muestran un aumento muy modesto comparado con el importantísimo impacto en el PIB. Este es un cambio estructural en el comportamiento del mercado laboral español, que siempre había sufrido más las crisis que la actividad económica. El panel derecho del gráfico muestra otro cambio estructural en el mercado laboral español. La temporalidad del empleo en España históricamente estaba alrededor del 22%, 10 puntos porcentuales más que en la Zona Euro. A raíz de la reforma laboral, la temporalidad se ha reducido de forma estructural, hasta niveles del 15% (el último dato observado). Probablemente seguirá bajando.

Inflación

La inflación es quizás el fenómeno económico que marcará de manera más determinante la campaña electoral y la percepción ciudadana de la gestión del gobierno. Esta inflación ha venido marcada por el impacto de la guerra en Ucrania sobre los precios de la energía y de los alimentos. Los elevados costes de la energía, además, elevan los costes de producción de bienes y servicios para el resto de empresas de la economía, y tienen un impacto generalizado. Tanto la energía como los alimentos son una parte importante de la cesta de consumo de los hogares. 

El gráfico 5 muestra el comportamiento de la inflación tanto en España (líneas lilas) como en la Zona Euro (líneas amarillas). La inflación general (incluyendo todos los bienes y servicios), marcada por el comportamiento de los precios energéticos, subió por encima del 10% con un pico de 10,7% en julio de 2022 en España y de un 10,6% en octubre de 2022 en la Zona Euro. Desde entonces, la desaceleración ha sido notable, y más marcada en España gracias a los valores negativos de la inflación energética. La inflación subyacente (excluyendo productos energéticos y alimentos) ha vivido incrementos más moderados, con un pico del 5,2% en febrero del 2023 en España, y del 5,7% en marzo de 2023 en la Zona Euro. A medida que sigan moderándose los precios de la energía, la tendencia para ambas variables será a la baja.

Algunos apuntes a modo de conclusión

Es imposible hacer un repaso exhaustivo de todos los aspectos económicos de una legislatura tan convulsa, y de este análisis han quedado necesariamente fuera cuestiones tan importantes como el acceso a la vivienda o el poder adquisitivo de las pensiones, que han sido objeto de reformas de calado durante la legislatura, cuyas consecuencias deberán evaluarse con el tiempo. Otras cuestiones que han experimentado cambios de tendencia positivos y que han quedado fuera del análisis han sido la inversión pública y la balanza por cuenta corriente. En conjunto, cabe concluir que a pesar de las dificultades históricas que se han dado en esta legislatura, la gestión del gobierno arroja un desempeño positivo de la economía española, al menos comparativamente con las crisis anteriores y con los países de nuestro entorno.

Sin embargo, la percepción ciudadana de la economía es negativa. Una razón obvia es que la ciudadanía no vota en función de resultados comparados: cuánto mejor lo ha hecho el gobierno de su país en función de lo peor que lo hayan podido hacer otros gobiernos. Tampoco vota en función del contrafáctico: cuánto peor estaríamos si el gobierno no hubiera tomado estas medidas. La ciudadanía vota en función de cómo estaba antes y cómo está ahora, y el balance económico arroja un resultado con matices, particularmente por el impacto de la inflación, si bien es cierto que su aumento es eminentemente exógeno y difícilmente atribuible a la gestión del gobierno.

Esta contradicción viene reforzada por un par de paradojas. Por un lado, las encuestas muestran que la ciudadanía percibe que la situación económica general es mala, pero la suya personalmente es buena. Por otro lado, la aprobación del gobierno es débil, pero la mayoría de sus políticas gozan de bastante apoyo entre la ciudadanía. Quizás si los medios de comunicación hicieran un mayor esfuerzo por presentar los resultados de forma comparada se comprendería mejor aquello que afecta a todos los países por igual, y se podría aislar la contribución del gobierno que debemos evaluar electoralmente. También quizás si el debate político se centrara más en cómo hacer frente a los problemas económicos de la ciudadanía, en vez de circular por otros derroteros, sería más fácil hacer pedagogía ante situaciones económicas muy adversas, pero que comparativamente se están afrontando bien.

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