Los números quizá no sean la verdad, pero nos aproximan a ella. Y, más importante todavía, los datos ofrecen una visión de conjunto que ayuda a entender una realidad a veces excesivamente condicionada por el ruido. Además, en una situación como la actual pueden facilitar una respuesta adecuada a las preguntas de dónde estamos y qué podemos hacer.
En las elecciones municipales del 28 de mayo ha ganado claramente el PP. Ha pasado de 5.154.728 a 7.054.887 de votos; subiendo 1,9 millones. Por su parte Vox ha doblado sus resultados de 2019, pasando de 812.804 a 1.608.401; o sea, ha crecido 795.597 votos. En total, el bipartito conservador aumenta 2.695.756 sufragios.
No obstante, ¿han conseguido PP y Vox una amplia movilización de la derecha? A tenor de los datos, no lo parece. Ciudadanos, partido que sirvió como valor refugio de votantes del PP en anteriores convocatorias, se ha dejado por el camino 1.687.264 papeletas. Aunque aún no hay elementos objetivos para saberlo a ciencia cierta, podemos aventurar que gran parte de esos votantes se ha marchado a alguna de las dos opciones de derechas con mayor capacidad competitiva.
Con mucha prudencia, y a la espera de investigaciones que arrojen más luz sobre este punto, podríamos pensar que de los 2,7 millones de subida de PP+Vox, únicamente 1 millón serían votantes atraídos de otras opciones: abstención, otros partidos o nuevos votantes.
Por otro lado, Vox ha reunido el 7,9% de los sufragios, aproximadamente la mitad de su resultado en las generales de noviembre de 2019 y de lo que le estaban dando las encuestas hace unos meses. Bien es verdad que resulta difícil comparar de igual a igual elecciones de ámbitos distintos, ya que operan algunas lógicas diferentes a la hora de tomar decisiones de voto. Lo cual no obsta para que sea, por un lado, un dato digno de tener en cuenta, y, por otro lado, congruente con la tendencia a la baja que Vox presenta en las últimas encuestas.
La conclusión es que el bloque conservador ha sido capaz de movilizar un millón de electores que antes no estaban en ese espacio. Sin duda no es una cifra desdeñable, pero se encuentra alejada de la alegría que se muestra en determinados medios de comunicación.
Por otra parte, el PSOE ha bajado 403.741 votos en toda España. De los cuales 133.548, o sea el 33%, han sido solo en una comunidad autónoma: Andalucía. En otras comunidades autónomas el partido de Pedro Sánchez ha conseguido incluso incrementar el número de votos. De hecho, si miramos en detalle, la diferencia entre los votos recibidos por el PP y el PSOE ha sido escasamente de 763.075 sufragios. Sólo en Madrid hay una diferencia de 727.956 en favor de los populares.
Por tanto, si hacemos un análisis global, al PSOE no le ha ido mal a nivel de voto, si bien ha tenido dos verdaderos agujeros negros que le han hecho disminuir sus números globales: Andalucía y Madrid. Quizás esto explica que Pedro Sanchez esté metiendo en Madrid todo el peso político que puede: personas que han ocupado ministerios que abarcan desde Teresa Ribera, con buena imagen en la izquierda y el ecologismo, hasta la Ministra de Defensa Margarita Robles, que tiene una alta valoración en la parte más moderada del partido y en el ecosistema mediático conservador.
¿Qué ha pasado con el otro espacio del bloque progresista? Aquí es difícil medirlo con cierto rigor. La multitud de marcas que han concurrido a las municipales obligarían a hacer un trabajo tan minucioso que dejaría como meros aprendices a los cuidadores de bonsáis. Probablemente alguien con más tiempo, o más conocimiento o más paciencia, obtendrá unos números distintos. Pero si sumamos a las IU, UP, Más Madrid, Compromís, MÉS, En Comú, Vendo Opel Corsa... se obtienen un total de 1.826.874 votos. Ese mismo espacio, con algunas candidaturas con distintos nombres como Mareas, Ahora Madrid, etc., obtuvo en 2019 un total de 3.029.738 de sufragios. Es decir, ha perdido aproximadamente 1,2 millones de papeletas.
Por tanto, si sumamos los votos de las organizaciones que se referencian en el gobierno de coalición, obtenemos que en conjunto han perdido alrededor de dos millones de electores. Pero cuidado, el bloque conservador sólo ha sumado un millón de votos más respecto a las elecciones de 2019. En consecuencia, puede afirmarse que la derecha no está siendo tan capaz de ensanchar su campo electoral como la izquierda de dejar electores en casa. O, dicho de otro modo: no es tanto que la derecha convenza a mucha más gente, es más que la izquierda continúa dejando perplejos o indiferentes a una parte de sus antiguos votantes. En estos cuatro años hay dos millones de simpatizantes de la izquierda que se han quedado en algún apeadero del camino. Lo decisivo de cara al mes de julio es si alguien va a ir a recogerlos, si continuarán esperando a Godot, o si subirán al tren de otras formaciones (provincialistas, por ejemplo).
La situación actual de las encuestas
¿Cómo están las encuestas ahora mismo? Para intentar alejarnos de nuevo del intencionado ruido, es conveniente usar una media de encuestas, ya que así se pueden corregir las excesivas estimaciones de unos y otros. En concreto hemos usado la estimación/media de la web demócrata. Según esta media de encuestas el bloque conservador se encontraría en 46,9% y el progresista en 43,5%. Una diferencia de 3,4 puntos. No es una cifra despreciable y, sin embargo, no es ni mucho menos una cifra que impida pensar en una reedición del gobierno de progreso. Sobre todo si tenemos en cuenta que al bloque conservador sólo le vale obtener mayoría absoluta. La suma de PP y Vox debe alcanzar 176. Incluso, forzando un poco la máquina, congregar entre ambas formaciones 174 diputados; para que de ese modo pudieran añadirse los escaños de Coalición Canaria y UPN y obtener así mayoría absoluta. La formación de Santiago Abascal es aquí medicina y veneno para el PP: incorpora un contingente notable de diputados y, al mismo tiempo, aísla enormemente.
Ahora bien: ¿puede obtener esa cifra de representantes el bloque conservador? Por los pelos, pero sí. Si las elecciones las decidiesen las encuestas, parece ser que lo que está subiendo el PP compensa la bajada de Vox. Dicho esto, resulta imposible obviar la siguiente pregunta: ¿tiene posibilidades reales de victoria el bloque progresista? Sin duda. Queda un mes para las elecciones. Está cada vez más extendido que la gente tarda más en decidir su voto y que las campañas cada vez influyen más. Con una diferencia de 3,4 puntos, nadie en su sano juicio tiraría las campanas al vuelo, ni bajaría los brazos.
Vox está en un escenario complicado y que complica al bloque conservador. El reparto de circunscripciones que hicieron los padres fundadores de nuestro sistema electoral, no está diseñado para ser proporcional ni para saber qué puede pasar con una fuerza política que se encuentra entre el 10% y el 15%. Cuando se legisla nunca se piensa en las pobres personas que intentan hacer estimaciones de escaños. No obstante, no es ninguna locura pensar que si Vox baja entre dos y tres puntos respecto a las anteriores elecciones (recordemos que la media de encuestas le da que ahora mismo ha perdido 1,5 puntos) pueda dejarse por el camino entre 15 y 20 diputados. ¿Puede recuperar el PP esos escaños? Sí, puede. Pero lo decisivo en términos de bloques y mayorías es que, dependiendo de la circunscripción de la que se trate, esas actas que pierde Vox las puede estar ganando Sumar. Incluso el PSOE, si consigue detener su tendencia a la baja.
El sistema electoral español no está diseñado para un sistema de partidos como el que tenemos actualmente. Las asignaciones de escaños con dos fuerzas que se mueven entre el 25% y el 30% y otras dos que se mueven entre el 10% y el 15% son un ejercicio de ciencia ficción. Las haga quien la haga. Sumar le ha conseguido inyectar 2-3 puntos en las estimaciones de voto al bloque progresista desde su irrupción. De momento mantiene una tendencia al alza. A Vox le ocurre exactamente a la inversa: pierde diputados por encima de la pérdida del porcentaje de votos.
Si tomamos la media de encuestas de la web electográfica, en las elecciones de mayo de 2019 el PSOE terminó sacando 1,2 puntos más de lo le estimaban las medias de encuestas. Por su parte, El PP obtuvo 0,8 más, Vox 0,4 y UP 0,3 en la misma línea. En un escenario tan ajustado como el actual, esas pequeñas desviaciones de las encuestas pueden terminar con un gobierno de progreso o uno reaccionario.
En definitiva, la situación electoral está más ajustada de lo que se percibe en un primer momento. En ese escenario, el comportamiento de nuestro sistema electoral es impredecible. Si el PSOE deja de bajar y mejora en campaña, Vox mantiene su tendencia a la baja y Sumar la suya al alza, cada semana que pase las probabilidades de repetir gobierno irán aumentando.