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Horarios laborales en España: ¿afectan a las familias?

El mercado laboral español tiene muchas singularidades. Una peculiaridad evidente, al menos a nivel europeo, es la “jornada partida”. En España un elevado número de empleados que comienza realizando actividades laborales por la mañana ve su jornada laboral interrumpida por un largo parón para la comida (normalmente de las 14:00 a las 16:00), para luego seguir con sus actividades laborales, que a menudo se alargan hasta cerca de la noche. Datos del INE indican que alrededor del 45% de los españoles trabaja con esta “jornada partida”, lo cual muestra la fuerte institucionalización de esta práctica en España.

Se ha debatido mucho sobre cómo los horarios laborales españoles afectan a las familias, visible por ejemplo en un artículo publicado este año en el New York Times. La razón de este debate es obvia: la “jornada partida” española no está sincronizada con los horarios escolares. Muchos niños terminan el colegio entre las 16:00 y las 17:00, precisamente cuando las madres y los padres con “jornada partida” vuelven al trabajo, después de una larga interrupción para comer. Las actividades familiares y el tiempo que los padres dedican a los niños, especialmente cuando éstos son más pequeños, se limitan a horas muy restringidas, que suelen ir desde la salida del colegio hasta que los niños se van a la cama (digamos entre las 17:00 y las 21:00). Cabe pues esperar que esta “jornada partida” es muy perjudicial para la vida familiar. Sin embargo, existe muy poca evidencia al respecto.

Saber cómo el horario laboral español afecta a las familias es fundamental. Al menos por tres motivos: (1) Muchos padres revelan no poder dedicar suficiente tiempo a las actividades familiares y con niños. Dichas actividades son esenciales para las relaciones familiares, el bienestar de los padres y el desarrollo socio-emocional y cognitivo de los niños; (2) El horario laboral se puede modificar a través de políticas públicas. En España, muchos padres y madres afirman no tener capacidad de decisión sobre su tiempo de trabajo y suelen ser las empresas quienes regulan los horarios de trabajo. Por tanto, las políticas familiares y laborales (que en España claramente no ayudan a las familias trabajadoras) ejercen un papel esencial en este terreno; (3) España presenta desigualdades de género muy elevadas en la esfera doméstica. La inflexibilidad de los horarios laborales, sin duda, influye en que, a falta de una jornada laboral adaptada a las necesidades de las familias, muchas mujeres españolas opten por dedicarse plena o parcialmente al trabajo doméstico.

La Encuesta de Empleo del Tiempo ofrece los mejores datos para evaluar cómo la “jornada partida” interfiere con la vida familiar en España. Los datos se refieren a madres y padres casados o cohabitando, con niños en el hogar entre 0 y 9 años. Esta encuesta nos permite estudiar tres actividades centrales para la vida familiar: (1) Actividades familiares: tiempo con el cónyuge e hijos en rutinas familiares diversas; (2) Tiempo con niños: tiempo con uno o más niños, sin la presencia del cónyuge; (3) Cuidado parental: tiempo dedicado al cuidado de los hijos, sin presencia del cónyuge. Esta encuesta permite distinguir dos grupos de padres: (i) padres con “jornada continua” (cuya jornada laboral se desarrolla esencialmente entre las 9:00 y las 17:00); (ii) padres con “jornada partida” (cuya jornada laboral incluye diversas horas de trabajo antes de las 14h, pero también después de las 16h). Con estos datos podemos pues determinar si la “jornada partida” deteriora la vida familiar en España.

Los datos muestran inequívocamente que sí. La “jornada partida” tiene implicaciones negativas sobre la vida familiar y el tiempo con los hijos. Los padres con “jornada continua” dedican 90 minutos a las actividades familiares, mientras que aquellos que tienen “jornada partida” sólo emplean 57 minutos en dichas actividades. Diferencias similares se observan para el tiempo con niños (85 versus 65 minutos) y para el tiempo en el cuidado parental (71 versus 50 minutos). Por ejemplo, trabajar con una “jornada partida” reduce un 30% el tiempo al cuidado de los niños. Para ponerlo de un modo más gráfico: las niñas y niños cuyos padres trabajan con “jornada partida” reciben cerca de 130 horas anuales menos en cuidado parental que niñas y niños con padres que, teniendo características similares, trabajan con “jornada continua”. Estos resultados muestran como, al menos en lo que se refiere a la vida familiar (habrá que estudiar otros indicadores), la “jornada partida” es muy negativa para las familias.

Los resultados presentados muestran que la “jornada partida”, que afecta a muchas madres y padres españoles, tiene repercusiones muy negativas sobre la vida familiar. Los padres y las madres, también en España, revelan tener un fuerte interés en participar en actividades con los hijos, ya sea solos o con el cónyuge. Sin embargo, los trabajadores y trabajadoras en España tienen muy poco control sobre su horario laboral. La evidencia mostrada aquí sugiere que España debe modificar el horario laboral para que mejore la vida familiar.

Un cambio en la conciliación entre la vida laboral y familiar sólo parece posible a través de cambios legislativos y políticos. Estas políticas debieran dar más poder de decisión a los padres y madres sobre su empleo, ya sea para salir antes del trabajo, reducir interrupciones laborales diarias largas, o teniendo en general una mayor capacidad de elección para conciliar la vida laboral y familiar. Indicadores relacionados, como la salud, el bienestar personal, pero también la productividad laboral y las desigualdades de género, necesitan ser considerados seriamente para tener un debate político riguroso e informado sobre cómo el horario laboral en España incide en la calidad de vida de diferentes generaciones.

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Nota final sobre los datos y el gráfico: Los datos provienen de la ‘Encuesta de Empleo del Tiempo 2003’ (N = 2.832) para diarios de actividades de lunes a viernes. El gráfico presenta valores predictivos en tres modelos de regresión lineal múltiple con los siguientes controles: ‘edad’, ‘género’, ‘horas de trabajo, ‘empleo del cónyuge’, ‘educación’, ‘educación del cónyuge’, ‘ayuda doméstica’, ‘número de niños’ y ‘niño de 0-2 años’. Las diferencias son estadísticamente significativas superiores al 99% para los tres modelos.

El mercado laboral español tiene muchas singularidades. Una peculiaridad evidente, al menos a nivel europeo, es la “jornada partida”. En España un elevado número de empleados que comienza realizando actividades laborales por la mañana ve su jornada laboral interrumpida por un largo parón para la comida (normalmente de las 14:00 a las 16:00), para luego seguir con sus actividades laborales, que a menudo se alargan hasta cerca de la noche. Datos del INE indican que alrededor del 45% de los españoles trabaja con esta “jornada partida”, lo cual muestra la fuerte institucionalización de esta práctica en España.

Se ha debatido mucho sobre cómo los horarios laborales españoles afectan a las familias, visible por ejemplo en un artículo publicado este año en el New York Times. La razón de este debate es obvia: la “jornada partida” española no está sincronizada con los horarios escolares. Muchos niños terminan el colegio entre las 16:00 y las 17:00, precisamente cuando las madres y los padres con “jornada partida” vuelven al trabajo, después de una larga interrupción para comer. Las actividades familiares y el tiempo que los padres dedican a los niños, especialmente cuando éstos son más pequeños, se limitan a horas muy restringidas, que suelen ir desde la salida del colegio hasta que los niños se van a la cama (digamos entre las 17:00 y las 21:00). Cabe pues esperar que esta “jornada partida” es muy perjudicial para la vida familiar. Sin embargo, existe muy poca evidencia al respecto.