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La relación entre ideología y centralismo se ha intensificado. Ahora es más fácil predecir la ideología de un ciudadano a través de su grado de centralismo que antes
Este alineamiento entre ideología y centralismo ayuda a explicar, al menos en
parte, por qué tenemos una sensación de mayor polarización en España.
A menudo se utiliza el término “izquierda jacobina” para referirnos a las formaciones políticas que se ubican en posiciones de izquierda en el eje ideológico y en la cuestión territorial prefieren un modelo centralizado. A este grupo se contrapone la izquierda que asocia la descentralización del poder a un mayor reconocimiento de la pluralidad cultural y a un fortalecimiento de las decisiones a nivel local. Por otro lado, en los partidos de derecha también existen distintas posiciones en el eje centro-periferia. Como explican Toubeau y Wagner (2015) en un estudio para varios países, los partidos en la derecha económica son favorables a la descentralización porque la asocian a la eficiencia económica en la producción de los bienes públicos. En cambio, los partidos conservadores tienden a mostrarse menos favorables, al considerar que un modelo descentralizado o federal puede erosionar la unidad nacional y la integridad territorial.
En España, desde la Transición a la democracia los partidos de derecha y de izquierda de ámbito estatal han experimentado cambios y contradicciones a lo largo del tiempo en su posición sobre la cuestión territorial, tal y como mostramos Amuitz Garmendia y yo en este Informe sobre la Democracia en España de la Fundación Alternativas. Mientras que dentro de la derecha las tensiones internas entre las visiones más o menos descentralizadoras fueron más intensas durante los años ochenta, en la izquierda se intensificaron posteriormente, sobre todo a partir de la tercera ola de reformas estatutarias que se inicia a principios de la década de los 2000. Además, la relación entre ideología y modelo territorial en España se hace menos unívoca cuando pasamos del ámbito nacional (donde la izquierda se asocia a una visión más federal y autonomista y la derecha a la unidad y la centralización del poder) al ámbito autonómico, donde tradicionalmente han existido poderosos partidos nacionalistas (como PNV y CiU) situados en posiciones de derecha moderada.
Sin embargo, y a pesar de ello, la correlación entre ideología y preferencias por el modelo territorial en la opinión pública se ha hecho más intensa a lo largo del tiempo. Dicho de otra manera, se ha producido un proceso de alineamiento entre la ideología de los individuos y lo que piensan sobre la cuestión territorial, lo que significa que ahora es mucho más fácil predecir lo que piensa un ciudadano sobre el modelo territorial a partir de su ideología (y al revés) que hace unos años. Una relación más intensa entre ideología y centralismo también contribuye a la polarización entre electorados.
En el gráfico 1 se expone la relación entre ideología y grado de centralismo en la opinión pública española en el año 2010 y en el año 2022. La ideología se mide en una escala del 0 al 10 donde 0 es “extrema izquierda” y 10 es “extrema derecha” y el centralismo se mide en una escala del 0 al 10 donde 0 significa “máxima descentralización, incluyendo la posibilidad de independencia” y 10 significa “máximo centralismo”. Los datos pertenecen al barómetro autonómico II del CIS (para el 2010) y al barómetro de julio de 40dB (para el 2022).
Gráfico 1. Nivel medio de centralismo por ideología
Como cabría esperar, la relación que muestra el gráfico 1 es positiva: cuanto mayor es la identificación ideológica con la derecha mayor es la preferencia por un modelo territorial centralizado. La pendiente de la curva refleja la intensidad de la relación y aquélla es más pronunciada en el 2022 que en el 2010, lo que significa que la relación entre ideología y centralismo es más fuerte en el presente que hace algo más de una década. Además, la relación se hace más intensa porque el centralismo aumenta significativamente en la derecha a lo largo del tiempo, mientras la preferencia por el centralismo de los ciudadanos de izquierdas se mantiene sin grandes cambios (o ligeramente a la baja).
Cuando repetimos el análisis por partidos, los resultados son distintos para las formaciones a uno y otro lado del espectro ideológico. El gráfico 2 muestra el porcentaje de votantes socialistas que se ubican a lo largo de la escala de centralismo. Como puede observarse al comparar los resultados del 2010 con los del 2022, el votante socialista ha virado hacia posiciones menos descentralizadoras y, en promedio, su grado de centralismo ha pasado del 4,8 al 5,2. En la actualidad, un 8% de votantes del PSOE se sitúan en la posición de máximo centralismo. En cambio, en el caso de los votantes de Izquierda Unida/Unidas Podemos (gráfico 3), el promedio en centralismo se ha mantenido constante (3,9 en 2010 y 3,88 en 2022) y la muestra actual muestra oscilaciones importantes (amplio aumento de las posiciones favorables a la autodeterminación, pero disminución del apoyo a posiciones descentralizadoras menos extremas).
Gráfico 2. Porcentaje de votantes del PSOE según nivel de centralismo
Gráfico 3. Porcentaje de votantes de IU/UP según nivel de centralismo
Finalmente, podría pensarse que el mayor centralismo en la derecha tiene sobre todo que ver con la aparición de un partido político, VOX, que en algunos de sus programas ha defendido la abolición del Estado Autonómico. Si esto fuera así, no deberíamos observar gran variación en el grado de apoyo al centralismo de los votantes del PP, pues los “radicalizados” en esta cuestión habrían sido absorbidos, en su mayor parte, por el partido de Abascal. Sin embargo, el gráfico 4 muestra que el centralismo del votante del PP ha aumentado significativamente, a pesar de que una parte de su electorado más radical en la cuestión territorial haya cambiado su voto a VOX. El auge del centralismo en la derecha seguramente explica en gran parte el auge del partido de Abascal.
En definitiva, la relación entre ideología y modelo territorial se ha intensificado a lo largo del tiempo fundamentalmente porque la derecha en España se ha vuelto más centralista mientras que la izquierda ha mantenido una posición similar sobre la cuestión territorial. Dentro de la izquierda, las preferencias evolucionan de manera divergente: los votantes socialistas de hoy son menos favorables a la descentralización que en el pasado, mientras que los de la izquierda a la izquierda del PSOE mantienen, en promedio, el mismo (bajo) grado de centralismo. La derecha, en cambio, rema en una misma dirección y hacia un mayor centralismo. Este alineamiento de las preferencias territoriales con las ideológicas puede ayudar a explicar, al menos en parte, por qué tenemos una sensación de mayor polarización en España.
Gráfico 4. Porcentaje de votantes del PP según nivel de centralismo
A menudo se utiliza el término “izquierda jacobina” para referirnos a las formaciones políticas que se ubican en posiciones de izquierda en el eje ideológico y en la cuestión territorial prefieren un modelo centralizado. A este grupo se contrapone la izquierda que asocia la descentralización del poder a un mayor reconocimiento de la pluralidad cultural y a un fortalecimiento de las decisiones a nivel local. Por otro lado, en los partidos de derecha también existen distintas posiciones en el eje centro-periferia. Como explican Toubeau y Wagner (2015) en un estudio para varios países, los partidos en la derecha económica son favorables a la descentralización porque la asocian a la eficiencia económica en la producción de los bienes públicos. En cambio, los partidos conservadores tienden a mostrarse menos favorables, al considerar que un modelo descentralizado o federal puede erosionar la unidad nacional y la integridad territorial.
En España, desde la Transición a la democracia los partidos de derecha y de izquierda de ámbito estatal han experimentado cambios y contradicciones a lo largo del tiempo en su posición sobre la cuestión territorial, tal y como mostramos Amuitz Garmendia y yo en este Informe sobre la Democracia en España de la Fundación Alternativas. Mientras que dentro de la derecha las tensiones internas entre las visiones más o menos descentralizadoras fueron más intensas durante los años ochenta, en la izquierda se intensificaron posteriormente, sobre todo a partir de la tercera ola de reformas estatutarias que se inicia a principios de la década de los 2000. Además, la relación entre ideología y modelo territorial en España se hace menos unívoca cuando pasamos del ámbito nacional (donde la izquierda se asocia a una visión más federal y autonomista y la derecha a la unidad y la centralización del poder) al ámbito autonómico, donde tradicionalmente han existido poderosos partidos nacionalistas (como PNV y CiU) situados en posiciones de derecha moderada.