Ya estamos en campaña electoral en Cataluña y, como siempre, la batalla por los indecisos y las llamadas a la participación por los partidos políticos ha comenzado. La cuestión de la participación es particularmente relevante ante la expectativa de que una mayor participación favorece al bloque no independentista (aunque existen voces que opinan de distinta manera). Creo que esta campaña, no obstante, será difícil leer el dato agregado de participación. Todo hace pensar que la participación será alta en cualquier caso y se pueden alcanzar niveles altos de participación con una movilización asimétrica entre independentistas y no independentistas. A partir de ahí, ¿en qué dirección se puede mover la campaña? En general, solemos considerar que las campañas tienen cuatro posibles objetivos: el refuerzo del voto, la persuasión, la movilización o la desmovilización. Dejando a un lado el refuerzo y la desmovilización, gran parte del interés de esta campaña va a estar en la movilización y persuasión de los indecisos que las encuestas cifran en alrededor de un 25% del electorado.
¿Quiénes son esos catalanes que aun no han decidido su voto? ¿Son votantes que estarían por el Sí o por el No si hubiese un referéndum? Los dos siguientes gráficos muestran que el perfil de los indecisos es fundamentalmente de corte no independentista. Utilizando datos de la encuesta preelectoral de GESOP, podemos comparar los votantes indecisos con aquellos que ya declaran una intención de voto antes de la campaña. Así, a la pregunta “¿cómo le gustaría que acabase el proceso soberanista?”, un 49 % de los ciudadanos que tienen decidido el voto responden que les gustaría que el proceso acabase en la independencia. Este porcentaje es cercano al que las encuestas están dando a la suma de votos de Junts pel Sí y la CUP (tal vez ligeramente superior). Esto indicaría que al menos por el lado del 'Sí' el carácter plebiscitario de las elecciones se ha impuesto y los votantes que quieren la independencia se expresan en esta clave. Si miramos, en cambio, a los indecisos, comprobamos que el porcentaje de los independentistas sin reservas baja drásticamente a un 16%. Por el contrario, los indecisos son de modo muy mayoritario favorables a un nuevo acuerdo con mayor autogobierno dentro del estado (un 70%). De la misma manera, cuando se pregunta al encuestado si “¿se siente usted independentista?”, más de un 56% de los que dicen saber a quién votarían si hubiese elecciones mañana se identifican de esta manera, ya sea porque siempre lo fueron o porque se han convertido en los últimos años. En cambio, los independentistas son solo un 27% del grupo de los indecisos. Por lado contrario, mientras que 42% de los decididos no son independentistas, estos aumentan a un 72% entre los indecisos.
Gráfico 1
¿Cómo le gustaría que acabase el proceso soberanista?
Fuente: GESOP, Encuesta Preelectoral 2015
Gráfico 2
¿Se siente usted independentista?
Fuente: GESOP, Encuesta Preelectoral 2015
Estos datos indicarían que los indecisos están situados fundamentalmente en las posiciones contrarias a la independencia y que, por tanto, una movilización masiva de indecisos podría decantar la balanza en esta dirección.
Un contraargumento podría ser que, a pesar de ser votantes que en principio se declaran no independentistas, podrían terminar de oscilar hacia las opciones del Sí en la campaña ya sea por inmovilismo del Estado o porque pueden ser persuadidos de las bondades de un nuevo estado catalán. Aunque esto obviamente puede ocurrir, el terreno parece más fértil para que se decanten en la dirección contraria. Si miramos, por ejemplo, por qué partidos sienten simpatía los indecisos, solo un 11% de los indecisos se considera cercano a Junts Pel Sí y un 2% por la CUP. En total, hay casi tres veces más de votantes indecisos que declaran simpatía o cercanía por los partidos que podemos considerar como el “No” (CSQP, PSC, PP, Cs y Unió) que por los partidos del “Sí”.
Una segunda cuestión relevante es cuan extraordinaria es esta composición de los indecisos. Se podría argumentar que este es el perfil habitual de los indecisos en Cataluña y, que, por tanto, no tienen una relevancia particular en estas elecciones. Es obvio que, por ejemplo, los indecisos suelen ser votantes de menor nivel educativo y que estos votantes suelen tener posiciones menos favorables a la independencia. No obstante, para entender si los indecisos en esta ocasión son distintos, nos viene bien un poco de perspectiva temporal. La política de datos abiertos del GESOP nos permite comparar el perfil de los indecisos con el mismo barómetro preelectoral de las pasadas elecciones catalanas de 2012. Aunque aquel barómetro contiene bastantes menos preguntas y muy pocas son equivalentes y comparables, podemos cotejar la distribución de indecisos en dos variables importantes: el sentimiento de identidad nacional y la lengua de uso habitual. Así, si miramos la identidad nacional, en 2012, el perfil de los indecisos parecía bastante más transversal. En aquella elección, la distribución de la identidad entre los indecisos se parecía a la de la población en general. En cambio, en esta elección los que se identifican sólo como catalanes parece que ya tienen muy mayoritariamente decidido su voto. Así, llama la atención que en estas elecciones sólo el 8% de los indecisos se sienten únicamente catalanes, cuando en 2012 el porcentaje era de un 27.5%. Esto es porque este grupo en esta ocasión ya tiene su posición decantada.
Gráfico 3
¿En general, cómo se siente usted? (% de indecisos)
Fuente: GESOP, Encuestas Preelectorales 2012 y 2015
Igualmente podemos comparar la lengua habitual de uso de los encuestados en 2012 y 2015. La importancia de la lengua radica en que, como muestra aquí Lluís Orriols, la lengua es uno de los estructura fuertemente la competición electoral en Cataluña. En 2012 casi la mitad de los encuestados tenían como lengua habitual de uso el catalán. En 2015, en cambio, el porcentaje sobre el total de indecisos es la mitad que entonces (26%).
Gráfico 4
¿En qué lengua se expresa usted habitualmente? (% de indecisos)
Fuente: GESOP, Encuestas Preelectorales 2012 y 2015
Creo que estos datos terminan de confirmar tres cosas. En primer lugar, hay un fuerte sesgo de los indecisos hacia posiciones que podemos prever como más cercanas al ‘No’. En segundo lugar, este sesgo no se debe solo a razones estructurales, sino que también se debe al carácter de estas elecciones que de momento ha movilizado fortísimamente al sector independentista. Por último, todo parece indicar que el bloque independentista ya ha aglutinado a la mayoría de su electorado potencial y, probablemente, llega a las elecciones con poco margen para crecer.