En veinte años el mundo ha sufrido muchos cambios. Uno de ellos está en el número de elecciones. Si comparamos el número de elecciones que se celebran hoy con las que se celebraban hace 20 años, podríamos caer en la tentación de decir que el mundo se ha convertido en más democrático. Y es que, efectivamente, el número de países en los que no se vota son muy pocos. Arabia Saudí y China serían las dos excepciones más destacables, si bien los chinos votan para sus ciudades. Pero, a día de hoy, en casi todos los países se vota.
Ahora bien, ¿son todas las elecciones iguales? Obviamente, no. ¿Cumplen todas estas contiendas las normas internacionales? No. Pero ¿a qué tipo de problemas se enfrentan? ¿Tienen democracias consolidadas como Alemania o los Estados Unidos los mismos problemas? ¿En qué se diferencian los problemas de las elecciones de Togo de las de Kenia? ¿Hay problemas comunes a todos los países?
Desde Electoral Integrity Project (EIP) en la Universidad de Sydney acabamos de publicar el primer informe anual con el que poder empezar a responder a algunas de las preguntas arriba formuladas. Para ello, en este primer informe se evalúan todas las elecciones legislativas y presidenciales nacionales celebradas en 66 países de todo el mundo: se incluyen 73 elecciones desde el 1 julio de 2012 hasta el 31 de diciembre de 2013 (excluyendo aquellos con una población inferior a 100.000 habitantes, y a Luxemburgo, Timor Leste, Libia y Senegal). Hemos cubierto todo el globo: desde Albania hasta Zimbabue. En EIP entendemos la integridad electoral como el conjunto de normas globales y convenciones internacionales, que se aplican universalmente durante todo el ciclo electoral, desde el período electoral y el día de la elección hasta el desenlace de la elección.
¿Cómo lo hemos hecho? Identificamos a unos 40 expertos por elección. Definimos a un experto como un politólogo (u otro científico social en un área relacionada) con demostrado conocimiento del proceso electoral en el país concreto, esto es, que tenga publicaciones en la materia y/o pertenezca a una universidad de dicho país. Hemos buscado un equilibrio entre expertos internacionales y nacionales, lo que hemos conseguido más fácilmente en unos casos (Japón) que en otros (Turkmenistán). Una vez, conseguidos los 40 expertos por elección, les invitamos a participar en una encuesta online. Después de 2901 invitaciones, hemos conseguido 855 respuestas, una tasa de respuesta del 30%.
Aproximadamente un mes después de la elección, contactamos con los expertos nacionales e internacionales y les preguntamos por 49 indicadores sobre la calidad de la elección. Las respuestas se agrupan en las once etapas del ciclo electoral y se suman para construir un índice de Percepción general de Integridad Electoral (PEI) en una escala de 100 puntos. Los datos son públicos y gratuitos (se pueden descargar aquí en distintos formatos). Así si alguien quiere centrarse solamente en un aspecto del ciclo, en una pregunta concreta o crear otro índice, puede hacerlo.
¿Qué hemos encontrado? Los datos son muy ricos y diversos. Por el momento destaco tres:
• Los titulares de los medios de comunicación a menudo se centran en los problemas que ocurren en el día de la votación. Sin embargo, los expertos coincidieron en que tanto la falta de igualdad en las condiciones del financiamiento político como el desigual acceso a los medios de comunicación son los riesgos más graves a la integridad electoral. De estos dos, la financiación es la parte más débil del ciclo electoral.
• No sorprende que la integridad electoral se fortalezca con la democracia y el desarrollo, y que la mayor experiencia con las elecciones consolide las instituciones democráticas. Pero llama la atención que en varias democracias de tercera ola -como Eslovenia o Lituania- y en economías emergentes -Mongolia- la integridad electoral resulte particularmente fuerte.
• La evaluación de los Estados Unidos: de las 73 elecciones que se compararon quedaron en el lugar 26 siendo la puntuación más baja entre los países occidentales. Los expertos destacaron su preocupación por el registro de votantes y el financiamiento de las campañas.
Me voy a despedir pidiéndoles que se fijen en el país que sale peor valorado por los expertos: Guinea Ecuatorial. Como ven en la tabla, es el peor de todos. Ahora juzguen por ustedes mismos si la decisión del Instituto Cervantes, la UNED y la Cámara de Comercio de España en Bélgica de invitar al dictador es la 'marca España' que se quiere promover.
Gráfico Índice de integridad electoral (eje vertical) y renta per cápita (eje horizontal)
En veinte años el mundo ha sufrido muchos cambios. Uno de ellos está en el número de elecciones. Si comparamos el número de elecciones que se celebran hoy con las que se celebraban hace 20 años, podríamos caer en la tentación de decir que el mundo se ha convertido en más democrático. Y es que, efectivamente, el número de países en los que no se vota son muy pocos. Arabia Saudí y China serían las dos excepciones más destacables, si bien los chinos votan para sus ciudades. Pero, a día de hoy, en casi todos los países se vota.
Ahora bien, ¿son todas las elecciones iguales? Obviamente, no. ¿Cumplen todas estas contiendas las normas internacionales? No. Pero ¿a qué tipo de problemas se enfrentan? ¿Tienen democracias consolidadas como Alemania o los Estados Unidos los mismos problemas? ¿En qué se diferencian los problemas de las elecciones de Togo de las de Kenia? ¿Hay problemas comunes a todos los países?