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Pandemia y elecciones

10 de noviembre de 2020 06:00 h

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La pandemia en la que nos encontramos nos ha afectado en innumerables aspectos de nuestras vidas. Las elecciones no son una excepción. Ante la COVID-19, muchos países, estados, regiones o municipios han tenido que decidir: celebrar la elección o no. Desde el 21 de febrero de este año hasta el 1 de noviembre, con datos del International Institute for Democracy and Electoral Assistance (IDEA), al menos 73 países o han pospuesto sus elecciones nacionales o subnacionales debido a la COVID-19, mientras que en al menos 80 se han celebrado a pesar de ésta.

Entre los que pospusieron la elección debido a la pandemia, varios la celebraron semanas o meses después. Por ejemplo, tanto las elecciones vascas como las gallegas de julio iban a ser en abril. Las presidenciales polacas se esperaban para mayo, pero se llevaron a cabo entre junio -primera vuelta- y julio -segunda. Igualmente, en Uruguay las locales estaban previstas para mayo y tuvieron lugar en septiembre. Asimismo, en Nueva Zelanda, las elecciones se celebraron el 17 de octubre, pero estaban previstas para el 19 de septiembre.

Sin embargo, en otros lugares se han suspendido las elecciones o referéndums de forma indefinida o hasta nuevo aviso. Sin ser exhaustivo, es el caso de Perú -se esperaban las locales en marzo-, Kirguistán -locales en abril-, Armenia -tocaba un referendo en abril-, Gabón -legislativas parciales en abril-, Omán -locales en mayo-, Chad -legislativas en junio-, los cantones suizos de Neuchatel, Tizino y Lucerna -locales en marzo-, de Escocia, donde se tenían que celebrar algunas elecciones locales parciales en marzo y abril.

Entre los que votaron cuando estaba previsto se encuentran las legislativas de Israel de marzo (las terceras desde 2019), las parlamentarias de Corea del Sur en abril y de Montenegro, en agosto. También países que salen menos en las noticias como Kiribati celebraron sus presidenciales en abril y en Trinidad y Tobago, fueron las parlamentarias en agosto.

Parece que la decisión de celebrar o posponer la elección no responde a razones de desarrollo económico o de relación con la democracia representativa. Tanto países ricos y pobres como democracias jóvenes, más asentadas o dictaduras han tomado todo tipo de decisiones (si bien probablemente con justificaciones y criterios distintos).

De hecho, Australia es quizás el caso más curioso porque se observan todos los comportamientos descritos antes en un solo país. En julio, en el distrito electoral federal de Eden-Monaro -en el estado de Nueva Gales del Sur- se celebró una elección parcial. En dicho estado -Sydney es la ciudad más importante- debía haber celebrado elecciones locales en septiembre, pero las autoridades decidieron posponer los comicios por un año “para abordar los riesgos que plantea el virus COVID-19”. Por el contrario, en el Territorio del Norte y en el Territorio de la Capital Australiana, se celebraron elecciones legislativas en agosto y en octubre, respectivamente. Tal vez, el caso más curioso es el estado de Queensland, con una población de algo más de 5,1 millones de habitantes y 3,3 millones de votantes: el 28 de marzo, se celebraron elecciones locales en más de 70 municipios y el 31 de agosto fueron las estatales.

La elección de marzo en Queensland se celebró en el pico de la pandemia. Es importante recapitular los datos para el argumento. El periodo electoral arranca el 22 de febrero y la Organización Mundial de la Salud declara la pandemia el 11 de marzo. La Comisión Electoral de Queensland (ECQ) decide seguir con la elección fundamentándolo en un principio, una observación y una acción concreta. El principio es que las elecciones proveen la continuidad de la representación democrática y son facilitadoras de dicha representación. La observación que se hace en ese momento es que votar no conlleva mayor riesgo que cualquier otra actividad cotidiana. Y la acción es que se toman mayores medidas de prevención e higiene.

El pico de la pandemia en Queensland fue de 78 casos cuatro días antes de la elección y de 70 el mismo 28 de marzo. Hasta entonces se habían declarado 625 casos. Obviamente, las cifras de Queensland no son comparables a las de España o del resto de Europa -aunque las de Melbourne lo fueron durante semanas obligando al confinamiento durante 111 días a más de 5 millones de personas, uno de los confinamientos más duros del mundo. De haber tenido las cifras de Melbourne o Madrid, no sabemos qué se habría decidido hacer respecto a las elecciones en Queensland.

Si la pandemia fuera un hoyo del que saliéramos pronto, lo contado hasta aquí sería información útil sobre qué han decidido distintos países, regiones y municipios. Ojalá solo sea eso. Sin embargo, si este virus se queda entre nosotros por más tiempo u otro nos golpea, debemos plantearnos por adelantado cuándo vamos a votar y cómo vamos a hacerlo.

Teniendo en cuenta este contexto, a mi juicio, hay dos principios a considerar que engloban el cuándo y el cómo. El primer principio es el mismo que el de la ECQ pero expresado de forma distinta: debemos preservar y ejercer nuestro derecho a votar en el máximo plazo que tenemos, que en España son 4 años. Obviamente, también si los gobiernos autonómicos o el central deciden alterar el calendario electoral, es su prerrogativa.

El segundo principio es que se debe proteger tanto la salud de los ciudadanos como las del personal electoral, que en España suele ser por sorteo y son nuestros vecinos. ¿Cómo garantizar dicha seguridad con las cifras de contagio actuales? Una posibilidad sería mediante el voto electrónico. Pero esta opción presenta problemas de acceso, comprensión, seguridad y logísticos que, probablemente, se acentúan en una pandemia.

Una posibilidad más pedestre pero establecida sería organizar las elecciones por correo, como ya sucede en el estado de Oregón en Estados Unidos desde que lo aprobaran en 1998 y lo implementaran en 2000. Ahí tan solo se puede votar por correo. De forma automática, todos los electores reciben un sobre con las instrucciones sobre cómo votar, las papeletas y el franqueo pagado.

¿Sería posible que todos votáramos por correo en España? Seguramente se deberían reformar algunas leyes. Pero si en 2011 la Constitución se modificó muy rápidamente para algo que muy pocos habían pedido, bien se podrán cambiar algunas leyes para que todos podamos votar y lo hagamos de forma segura.

La pandemia en la que nos encontramos nos ha afectado en innumerables aspectos de nuestras vidas. Las elecciones no son una excepción. Ante la COVID-19, muchos países, estados, regiones o municipios han tenido que decidir: celebrar la elección o no. Desde el 21 de febrero de este año hasta el 1 de noviembre, con datos del International Institute for Democracy and Electoral Assistance (IDEA), al menos 73 países o han pospuesto sus elecciones nacionales o subnacionales debido a la COVID-19, mientras que en al menos 80 se han celebrado a pesar de ésta.

Entre los que pospusieron la elección debido a la pandemia, varios la celebraron semanas o meses después. Por ejemplo, tanto las elecciones vascas como las gallegas de julio iban a ser en abril. Las presidenciales polacas se esperaban para mayo, pero se llevaron a cabo entre junio -primera vuelta- y julio -segunda. Igualmente, en Uruguay las locales estaban previstas para mayo y tuvieron lugar en septiembre. Asimismo, en Nueva Zelanda, las elecciones se celebraron el 17 de octubre, pero estaban previstas para el 19 de septiembre.