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Qué son las piedras de papel

Piedras de papel

En la Biblioteca Nacional de Francia hay un grabado que representa a un trabajador votando en las primeras elecciones por sufragio “universal” (masculino) de la historia, celebradas durante la II República francesa, en abril de 1848. En la litografía se aprecia cómo un ciudadano, casi descamisado, deja atrás su bayoneta con la mano izquierda para depositar un papel enrollado en una urna con la mano derecha. La mirada fija en la izquierda. *

Como curiosidad, puede notarse que la urna que aparece en la estampa es una verdadera “urna” electoral, como esta, utilizada en esas mismas fechas en Alemania. Una urna, para los latinos, era una medida de capacidad (media ánfora), especializada después en conservar ceniza, huesos u objetos preciosos. Está emparentada con el antepasado de la menos selectiva orza (urceus), pero no es esta prima del pueblo la que la introduce en el lenguaje democrático. La imagen, transmitida por los clásicos, del voto secreto de los jurados de la antigua Grecia depositado en urnas (en vasijas) debió inspirar su empleo durante la “reinvención” de la democracia. Aunque se acabaran empleando “ballot boxes” (cajas de papeletas), es curioso que en las lenguas continentales se conserve, con el término, el recuerdo de aquellas urnas.

Volvamos a las manos, entre ambas parece que se produce la transición a la democracia, la resolución de conflictos mediante el voto y no por la fuerza. Desafortunadamente, aún era pronto. Las dudas que son visibles en el gesto del personaje anticipan las sacudidas posteriores. El resultado de las elecciones de abril del 48 fue malo para la izquierda, el gobierno giró hacia la derecha, sucesivas protestas y represiones llevaron al pueblo (entiéndase) a sublevarse de nuevo en junio, y a un baño de sangre. Como se sabe, la II República terminó con el golpe de estado de Napoleón III, que había sido elegido presidente y acabó proclamado como nuevo emperador.

Las piedras de las barricadas de junio aparecen en el primer plano de esta tremenda estampa de la revuelta y su represión, que se exhibe en el Louvre, hecha a partir de una acuarela que el pintor Ernest Meissoiner tomó del natural en el mes de junio en París. Una calle en silencio y un montón de cadáveres.

El origen inmediato del título de este blog es mucho menos pretencioso que lo que hace suponer esta arqueología de aniversario. Paper Stones , o Piedras de Papel, es el título de un libro considerado clásico (aparecido en 1986) de Adam Przeworski, coautorado con John Sprague, sobre la historia de las vicisitudes electorales de los partidos socialistas y socialdemócratas, sus restricciones dado el tamaño de la clase obrera, y su opción definitiva por la democracia representativa. Przeworski toma el título de una frase que atribuye a Engels (pero que todavía no hemos localizado) “…y los votos se volvieron piedras de papel”. En esta entrevista (pp 8-10) puede leerse cómo el autor buscaba entonces entender el sentido histórico de la participación democrática de los trabajadores, frente a los críticos tenidos por revolucionarios, después del golpe contra Allende.

Las piedras y el papel de las imágenes con las que ilustramos esta entrada forman el origen remoto de nuestro título. No es nuestra intención hacer filología marxista sobre qué pudo querer decir Engels, en última instancia, con su metáfora de los votos como piedras de papel, porque nos llevaría muy lejos. Nos gusta su sentido directo. Y el de todas las asociaciones que el papel frente a las piedras trae a la imaginación

En nuestro segundo año esperamos seguir escribiendo sobre política y sociedad con las mismas preocupaciones que hasta ahora. Qué quiere la gente, qué podemos aprender de los datos, qué sabemos del mundo que pueda sernos útil, cómo explicar las decisiones políticas, cómo explicar el comportamiento de los ciudadanos y ciudadanas… Nuestro propósito seguirá siendo contribuir, acaso modestamente, al debate público para que sea lo más racional e interesante posible. Del objetivo no podemos decir que sea modesto.

A todos, todas, gracias por leer y discutir.

*[El grabado se reproduce en el libro Intereses privados y acción pública, de Albert O. Hirschman].

En la Biblioteca Nacional de Francia hay un grabado que representa a un trabajador votando en las primeras elecciones por sufragio “universal” (masculino) de la historia, celebradas durante la II República francesa, en abril de 1848. En la litografía se aprecia cómo un ciudadano, casi descamisado, deja atrás su bayoneta con la mano izquierda para depositar un papel enrollado en una urna con la mano derecha. La mirada fija en la izquierda. *

Como curiosidad, puede notarse que la urna que aparece en la estampa es una verdadera “urna” electoral, como esta, utilizada en esas mismas fechas en Alemania. Una urna, para los latinos, era una medida de capacidad (media ánfora), especializada después en conservar ceniza, huesos u objetos preciosos. Está emparentada con el antepasado de la menos selectiva orza (urceus), pero no es esta prima del pueblo la que la introduce en el lenguaje democrático. La imagen, transmitida por los clásicos, del voto secreto de los jurados de la antigua Grecia depositado en urnas (en vasijas) debió inspirar su empleo durante la “reinvención” de la democracia. Aunque se acabaran empleando “ballot boxes” (cajas de papeletas), es curioso que en las lenguas continentales se conserve, con el término, el recuerdo de aquellas urnas.