El debate sobre la posibilidad de que el PSOE presente su propia marca electoral en Cataluña ha vuelto. El progresivo deterioro electoral de los socialistas catalanes, unido a las discrepancias entre PSC y PSOE en torno a la cuestión territorial han llevado a cada vez más voces a sugerir que el PSOE presente candidaturas diferenciadas de las del PSC en futuras contiendas electorales en Cataluña.
Tradicionalmente, el argumento a favor de que un PSOE independiente del PSC era perfectamente viable en Cataluña venía de la observación de los resultados de los socialistas en las diferentes convocatorias electorales en Cataluña: el PSC-PSOE tendía a obtener mejores resultados en las elecciones generales (en las que, supuestamente, era el PSOE el que competía) que en las autonómicas (en las que lo haría el PSC). Sin embargo, alguien podría argumentar que esas diferencias se podían deber a otros factores. Una posibilidad es que las elecciones generales fuesen percibidas como más importantes por una proporción importante de los votantes socialistas.Podría ser también que la aversión hacia el principal competidor en las elecciones generales (el PP) movilizaba a más votantes socialistas que el rechazo al competidor en las autonómicas (CiU). Por último, puede que el éxito relativo de los socialistas en la generales se debiera al diferente tirón electoral de los candidatos en cada elección, no a la marca del partido. Con Almunia como candidato a la presidencia del gobierno en 2000, el PSC-PSOE obtuvo el 34% de los votos en Cataluña en las elecciones al Congreso, cuatro puntos menos de los que había obtenido un año antes Pasqual Maragall en las elecciones al Parlament de 1999. En definitiva, sólo a partir de los resultados electorales en unas elecciones y otras resulta complicado saber cuáles serían los resultados si PSC y PSOE compitieran como candidaturas separadas.
Este es quizá un buen momento para intentar responder a esta pregunta. Primero, porque, y sin querer ofender a nadie, ni PSC ni PSOE tienen ahora líderes que atraigan votos más allá de la marca de sus partidos. Esto permite un análisis “limpio” (perdón por la expresión) de lo atractivo de cada una de las dos marcas. En segundo lugar, porque la empresa de sondeos GESOP en su Barómetro para El Periódico ha tenido la feliz idea de preguntar a los votantes sobre sus preferencias en el caso de su hipotética separación. (No nos cansaremos de agradecer su decisión de poner los datos a libre disposición de quien quiera usarlos)
¿Qué nos dicen estos datos? Lo primero, que es prácticamente despreciable el porcentaje de votantes que están “seguros” de que votarían al PSC si se separara del PSOE, o al PSOE si se separara del PSC (menos de un 3% de los encuestados en ambos casos). Y que el porcentaje de catalanes que ven “posible” votar al PSC en solitario (23%) es seis puntos mayor que el porcentaje de catalanes que ven “posible” votar al PSOE si fuera en solitario (17%).
Más interesante que estas cifras agregadas es indagar qué harían los votantes socialistas o afines en caso de que se consumara la separación de candidaturas. Para responder a esta pregunta, divido a los encuestados en tres grupos: aquellos que en la actualidad tienen intención de votar PSC/PSOE, aquellos que votaron PSC/PSOE en las elecciones generales de 2011 pero que ahora no anuncian intención de votarlo, y el resto. Para cada uno de estos grupos calculo el porcentaje de ellos que otorgan una probabilidad más alta a votar a PSC si fuera solo que al PSOE si fuera solo, y aquellos que otorgan una probabilidad más baja. (GESOP ofrece cuatro “probabilidades” de votar a un partido: “seguro que lo votaré”, “es posible que lo vote”, “es poco probable que lo vote” y “es imposible que lo vote”). El resultado de este ejercicio es el gráfico 1.
Gráfico 1. Porcentaje de encuestados que otorgan más probabilidad de votar a PSC que a PSOE y viceversa en función de su voto en las elecciones generales de 2011.
Para todos los grupos de votantes, pero especialmente para los antiguos votantes de PSC y para los votantes de otros partidos, hay más encuestados que ven más probable votar al PSC si se separara del PSOE que votar al PSOE si se separara del PSC. A la vista de estos datos, aunque el PSOE es atractivo para una parte de los votantes del PSC, no parece que una hipotética candidatura del PSOE sirviera para recuperar a los votantes que el PSC está perdiendo en la actualidad.
El gráfico 2 hace un ejercicio similar, pero dividiendo a los votantes por su ideología. ¿Es cierto, como se ha dicho, que el catalanismo del PSC ha hecho que una parte del electorado catalán de izquierdas se sienta “huérfano” ante la imposibilidad de votar al PSOE? La respuesta es un rotundo no: son de hecho los grupos de votantes más de izquierdas los que más optarían por un PSC en caso de que PSC y PSOE presentaran candidaturas diferentes.
Gráfico 2. Porcentaje de encuestados que otorgan más probabilidad de votar a PSC que a PSOE y viceversa en función de su ideología.
La encuesta también muestra que, como cabría esperar, los sentimientos identitarios están fuertemente relacionados con la probabilidad de optar por PSC o por PSOE si se separaran. Aquellos que se sienten más españoles que catalanes otorgan una probabilidad mayor de votar al PSOE que al PSC, y lo contrario aquellos que se sienten más catalanes que españoles. Sin embargo, conviene recordar que el segundo grupo es en Cataluña muchísimo mayor que el primero, y que en todo caso en el grupo más mayoritario (el de los que se sienten “tan catalanes como españoles”, que según GESOP son el 42% de los catalanes y el 60% de los votantes del PSC), un PSC sin el PSOE también es significativamente más atractivo que un PSOE en solitario.
Un último dato interesante es la poca capacidad de atracción de votantes de otros partidos de un PSOE separado del PSC, mucho menor que la de un PSC en solitario. Mientras que muchos votantes de Iniciativa per Catalunya (el 37%) y en torno a un 20% de los votantes de Esquerra y de Convergència i Unió considerarían votar por el PSC si éste se independizara del PSOE (y casi ninguno al contrario), muy pocos votantes de Ciutadans (14%) y unos pocos más del PP (27%) considerarían votar al PSOE si se desligara del PSC.
En conclusión, un PSOE en solitario podría atraer a algunos votantes actuales del PSC, pero no a la mayoría. Dado que el PSC tiene hoy pocos votos, y que la capacidad del PSOE de atraer otros votantes en Cataluña (bien antiguos votantes del PSC, bien afines a otros partidos) es extraordinariamente limitada, todo apunta a que esta aventura sería un estruendoso fracaso. Déjenme apostar a que no sucederá.
El debate sobre la posibilidad de que el PSOE presente su propia marca electoral en Cataluña ha vuelto. El progresivo deterioro electoral de los socialistas catalanes, unido a las discrepancias entre PSC y PSOE en torno a la cuestión territorial han llevado a cada vez más voces a sugerir que el PSOE presente candidaturas diferenciadas de las del PSC en futuras contiendas electorales en Cataluña.
Tradicionalmente, el argumento a favor de que un PSOE independiente del PSC era perfectamente viable en Cataluña venía de la observación de los resultados de los socialistas en las diferentes convocatorias electorales en Cataluña: el PSC-PSOE tendía a obtener mejores resultados en las elecciones generales (en las que, supuestamente, era el PSOE el que competía) que en las autonómicas (en las que lo haría el PSC). Sin embargo, alguien podría argumentar que esas diferencias se podían deber a otros factores. Una posibilidad es que las elecciones generales fuesen percibidas como más importantes por una proporción importante de los votantes socialistas.Podría ser también que la aversión hacia el principal competidor en las elecciones generales (el PP) movilizaba a más votantes socialistas que el rechazo al competidor en las autonómicas (CiU). Por último, puede que el éxito relativo de los socialistas en la generales se debiera al diferente tirón electoral de los candidatos en cada elección, no a la marca del partido. Con Almunia como candidato a la presidencia del gobierno en 2000, el PSC-PSOE obtuvo el 34% de los votos en Cataluña en las elecciones al Congreso, cuatro puntos menos de los que había obtenido un año antes Pasqual Maragall en las elecciones al Parlament de 1999. En definitiva, sólo a partir de los resultados electorales en unas elecciones y otras resulta complicado saber cuáles serían los resultados si PSC y PSOE compitieran como candidaturas separadas.