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Opinión - Ni liderazgo ni autoridad. Por Esther Palomera

La reconciliación con la política

Quisiera inaugurar este curso académico subiendo el ánimo, así que lo diré: los politólogos están de moda. O, por lo menos, lo están hoy algo más de lo que lo estaban hace unos años. Quienes nos dedicamos a esta profesión en más de una ocasión tuvimos que aclarar, normalmente en respuesta a la confusión del interlocutor, que ser politólogo no es lo mismo que ser político. La justicia poética ha querido que cinco politólogos metidos en política sean quienes hayan popularizado el nombre de la disciplina.

La salida del armario de esta profesión también tiene que ver con el aumento del interés por la política en España, reflejado en que la gente habla más de política con amigos y familiares y se informa más a través de internet (y menos en la prensa escrita). Ello dio lugar durante un tiempo a una situación aparentemente paradójica: la opinión pública mostraba más interés en la política, pero cada vez la valoraba peor. De hecho, durante todo el 2014 el porcentaje de quienes pensaban que la situación política era “muy mala” superaba el de quienes valoraban la situación económica de la misma manera. El perfil del ciudadano con peor opinión sobre situación política es un individuo joven, de izquierdas, que votó a un partido que no era ni PP ni PSOE en las últimas generales o simplemente no votó. En cambio, no parece haber diferencias importantes entre clases sociales [1].

Lo interesante y objeto de este post es que desde enero de este año la valoración de la situación política ha comenzado a mejorar. Los cambios no son radicales, pero la modificación de la tendencia parece clara (ver gráfico 1). ¿A qué se debe este cambio? ¿Se trata simplemente de un reflejo retardado de la evolución de la situación económica? El giro en la tendencia comienza en enero del 2015, un momento en el que la fragmentación del sistema de partidos parece inevitable (con la confirmación en las encuestas de que Ciudadanos jugaría un papel relevante en las elecciones autonómicas). Quizás ello significa que la mejora en la valoración de la situación política se explica más por los cambios que se están produciendo en el panorama electoral y de partidos que por la evaluación de la economía. ¿Es esto así? ¿Se debe esta progresiva “reconciliación” con la situación política a la mayor oferta y renovación en el sistema de partidos?

Para arrojar algo de luz sobre esta cuestión voy a comparar el último barómetro del CIS (junio 2015) con el de un año antes (junio 2014). La idea es analizar quiénes han mejorado su opinión sobre la situación política en este periodo según la ideología, el recuerdo de voto y el nivel de formación. Como puede verse en los gráficos 2, 3 y 4, el porcentaje de quienes valoran la situación como “muy mala” ha descendido sobre todo entre los ciudadanos de izquierda, con más estudios y, según recuerdo de voto, entre los nacionalistas convergentes (votaron a CiU en las últimas generales) y entre quienes no tenían edad para votar en las generales del 2011 [2],[3].

Para analizar si la mejora de la valoración política de esos grupos es un mero reflejo de su mayor optimismo sobre la situación económica, observo los cambios durante el último año en la valoración de la economía (tomando el porcentaje de quienes creen que la situación económica es “Muy mala”) según ideología, recuerdo de voto y formación. Como puede apreciarse en los gráficos 5, 6 y 7, la mejora de la valoración de la situación económica es más transversal (mejora en casi todos los grupos) que en el caso de la valoración de la situación política.

Dicho de otra manera, el optimismo político es algo más selectivo (se da solo en ciertos grupos) y además no siempre coincide con quienes se han vuelto más optimistas sobre la situación económica (véase ideología o los jóvenes en el recuerdo de voto). Aunque son necesarios más análisis para desentrañar la relación entre la valoración política y la de la economía, los que aquí presento parecen sugerir que la mejora en la valoración política no es un simple reflejo de lo que ocurre con la situación económica[4].

Entonces, ¿por qué mejora la valoración de la situación política? El hecho de que los ciudadanos de izquierda, los más jóvenes o los ciudadanos con mayor formación se estén reconciliando con la situación política en España[5] apunta al aumento de la oferta electoral y a la renovación de los partidos como posible causa. El perfil de esos electores coincide con los grupos tradicionalmente más críticos con la clase política y con la corrupción, y con los protagonistas de la crisis de representación que estalló con el 15M. Quizás la trasformación en el sistema de partidos es lo que esté animando a algunos de ellos a percibir la situación política con algo más de optimismo.

En conclusión, los cambios en el sistema de partidos que anunciaron las encuestas a principios de año y que acabaron reflejándose en los resultados de las elecciones autonómicas fueron anunciados por muchos como una catástrofe para la gobernabilidad. Sin embargo, no parece que la opinión pública los percibiera o los perciba como tal. Más bien al contrario: desde que se confirma que el panorama de representación política en España no va a ser el que era la valoración de la situación política no ha dejado de mejorar. Y, por lo que estos análisis indican, no parece que ello sea un mero espejo del mayor optimismo económico.

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[1] Datos del barómetro de junio de 2014.

[2] Si medimos las diferencias con la media de respuesta (promedio de respuestas de 1 a 5 donde 1 es valoración “muy buena” y 5 “muy mala”) los resultados son muy parecidos.

[3] El análisis de la valoración de la situación política prospectiva muestra, para ideología y formación, que en junio de 2014 la relación es inversa a la que existe en el 2015 (datos no mostrados): en el 2014 los más optimistas en el futuro (situación política en un año) eran los menos formados y los de derechas. En junio de 2015 los más optimistas son los más formados y los de izquierda.

[4] Los mismos resultados se dan si se toma como medida el promedio de la valoración de la situación económica en una escala de 1 a 5 donde 1 es “Muy buena” y 5 “Muy mala”.

[5] El análisis de los votantes nacionalistas daría para otro post, aunque en este grupo el optimismo crece tanto en la economía como en la política.

Quisiera inaugurar este curso académico subiendo el ánimo, así que lo diré: los politólogos están de moda. O, por lo menos, lo están hoy algo más de lo que lo estaban hace unos años. Quienes nos dedicamos a esta profesión en más de una ocasión tuvimos que aclarar, normalmente en respuesta a la confusión del interlocutor, que ser politólogo no es lo mismo que ser político. La justicia poética ha querido que cinco politólogos metidos en política sean quienes hayan popularizado el nombre de la disciplina.

La salida del armario de esta profesión también tiene que ver con el aumento del interés por la política en España, reflejado en que la gente habla más de política con amigos y familiares y se informa más a través de internet (y menos en la prensa escrita). Ello dio lugar durante un tiempo a una situación aparentemente paradójica: la opinión pública mostraba más interés en la política, pero cada vez la valoraba peor. De hecho, durante todo el 2014 el porcentaje de quienes pensaban que la situación política era “muy mala” superaba el de quienes valoraban la situación económica de la misma manera. El perfil del ciudadano con peor opinión sobre situación política es un individuo joven, de izquierdas, que votó a un partido que no era ni PP ni PSOE en las últimas generales o simplemente no votó. En cambio, no parece haber diferencias importantes entre clases sociales [1].