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¿Unió sin Convergència?

Ayer hablábamos aquí de las pobres perspectivas que, a nuestro juicio y a partir de recientes datos de encuesta, tendría una candidatura del PSOE independiente de la del PSC en Cataluña. Usando datos procedentes de la misma encuesta, podemos también intentar anticipar cuáles serían las consecuencias de otro (quizá más posible) divorcio electoral del que se habla mucho recientemente: el que separaría la coalición que ahora gobierna la Generalitat entre Convergència (el partido del President Mas, que ha adoptado una posición más netamente soberanista) y Unió (el partido de Duran i Lleida, que siempre se ha manifestado en contra de la independencia y reciente promotor de la famosa “tercera vía”).

A nadie se le escapa que Unió se encuentra altamente incómoda con el viraje soberanista que ha tomado su socio de coalición. Ante las crecientes tensiones entre los dos miembros de la coalición, Unió podría estar tentada a romper e ir por separado. ¿Pero le saldría políticamente rentable tal estrategia?

Tradicionalmente la coalición reparte los cargos públicos manteniendo una cuota del 75% para miembros de Convergència y el 25% para Unió. El origen de esta proporción fueron los resultados electorales que tuvieron lugar en las únicas elecciones que CDC y UDC se presentaron por separado, las de 1977. Entonces Convergència consiguió el 16,9% de los votos en Cataluña y Unió el 5,7%. Así, en las primeras elecciones generales uno de cada cuatro votos que consiguieron ambas formaciones correspondían a Unió.

¿Qué ocurriría si se separaran estos dos partidos? ¿Podría Unió alcanzar,o incluso superar, este umbral del 25% de los votos de la coalición? Haciendo un ejercicio similar al que hacíamos ayer para PSC y PSOE, el gráfico 1 muestra el porcentaje de votantes de CiU, exvotantes de la coalición, y resto de votantes que otorgan una probabilidad más alta de votar a Convergència que a Unió y viceversa, si se presentaran en candidaturas separadas.

Gráfico 1. Porcentajes de encuestados que otorgan una probabilidad mayor a votar a Convergència que a Unió (y viceversa).

La preferencia entre los votantes de CiU por Convergència es abrumadora. En caso de separarse, casi un 70% de los actuales votantes creen más probable que votarían a Convergència, y menos de un 10% creen más probable que votarían a Unió.

Unió es algo más “popular” entre los exvotantes de la coalición, lo cual es consistente con el hecho de que el giro soberanista de CiU le ha hecho perder a sus votantes más moderados, pero la superioridad de Convergència también en este sector del electorado es muy notable.

¿Estaría por tanto condenada al fracaso candidatura independiente de Unió, como ayer concluíamos que estaría una hipotética candidatura del PSOE desligada de la del PSC? Si nos centramos exclusivamente en los actuales votantes de CiU, los resultados indican que no sólo Unió sería la más perjudicada ante una ruptura de la coalición, sino que la porción que se llevaría no alcanzaría el 25% del pastel que tiene actualmente garantizado.

En realidad, estos resultados no presentan una novedad. A lo largo de estas décadas las encuestas sistemáticamente han mostrado el escaso peso de Unió en la coalición. Según datos del CIS de 2001, ante una ruptura el 55% votaría a Convergencia y sólo el 16% a Unió. Una encuesta de GESOP para El Periódico en 2007 aún era más contundente: un 63% para CDC y un 13% para Unió. Al tratarse de preguntas formuladas de forma distinta a la actual, no es posible efectuar comparaciones fiables. No obstante, los datos parecen indicar que Unió seguiría teniendo que conformarse con una porción del electorado de CiU muy por debajo de ese 25% que obtuvo en 1977.

Sin embargo, la cuentas para Unió podrían cambiar de forma significativa si tenemos en cuenta el potencial atractivo de esta formación fuera del actual electorado de CiU, actualmente en horas bajas. ¿Sería Unió capaz de atraer a exvotantes que abandonaron a CiU en 2012 o a votantes de otras procedencias? ¿Conseguiría Unió con estas nuevos apoyos superar la porción del 25% que le garantiza actualmente su alianza con Convergencia?

Es probable. Unió tiene un caladero claro donde tratar de obtener nuevos apoyos: los antiguos votantes de CiU que ahora están abandonado a la coalición. Como muestra el gráfico 1, menos de la mitad de ese grupo de votantes está convencido de que optaría por Convergència en caso de separación.

Además, y a diferencia de lo que ocurre con el PSOE en relación con el PSC, Unió es más atractiva que Convergència entre los votantes de la mayoría de las otras formaciones políticas, como muestra el gráfico 2. Mientras que es difícil encontrar votantes de otros partidos que optaran por dar el salto al PSOE si presentara una candidatura al margen del PSC, no parece tan descabellado pensar que votantes de otros partidos consideraran votar a Unió en caso de que esta se separara de Convergència (casi un 40% de los votantes del PP, por ejemplo, creen “posible” o “seguro” que optarían por a Unió).

Gráfico 2. Porcentaje de votantes que ven posible o seguro votar a Convergència o Unió si presentaran candidaturas separadas.

Por último, Unió tiene un líder ampliamente conocido (según el último Barómetro del Centre d’Estudis d’Opinió, Artur Mas es el único líder político catalán que es más conocido que Duran i Lleida en Cataluña) que además es bastante popular entre aquellos sectores del electorado a los que Unió trataría de apelar.

En definitiva, a una hipotética candidatura de Unió al margen de Convergència le pasa justo lo contrario de lo que le ocurriría a una candidatura del PSOE sin el PSC. Unió captaría a muy pocos votantes actuales del partido “matriz”, pero es posible que lograra atraer a otros segmentos del electorado que le compensaran las pérdidas generadas por la ruptura. Es muy incierto en qué medida esto es un logro alcanzable, pero de ello dependerá que Unió sea una candidatura independiente viable o no.

Ayer hablábamos aquí de las pobres perspectivas que, a nuestro juicio y a partir de recientes datos de encuesta, tendría una candidatura del PSOE independiente de la del PSC en Cataluña. Usando datos procedentes de la misma encuesta, podemos también intentar anticipar cuáles serían las consecuencias de otro (quizá más posible) divorcio electoral del que se habla mucho recientemente: el que separaría la coalición que ahora gobierna la Generalitat entre Convergència (el partido del President Mas, que ha adoptado una posición más netamente soberanista) y Unió (el partido de Duran i Lleida, que siempre se ha manifestado en contra de la independencia y reciente promotor de la famosa “tercera vía”).

A nadie se le escapa que Unió se encuentra altamente incómoda con el viraje soberanista que ha tomado su socio de coalición. Ante las crecientes tensiones entre los dos miembros de la coalición, Unió podría estar tentada a romper e ir por separado. ¿Pero le saldría políticamente rentable tal estrategia?