Hay dos posibles formas de entender la apelación de SUMAR a sumar. Una es como un proyecto político en forma de paraguas para aglutinar todo lo que haya a la izquierda del PSOE, y otra como proyecto político transversal. Como he argumentado en otra entrada en este mismo blog, el perfil de la vicepresidenta segunda de Gobierno, junto a lo que vamos conociendo sobre su plataforma política, parece apuntar más a lo segundo que a lo primero. No obstante, debemos recordar que la búsqueda de cierta transversalidad política siempre estará limitada por cuestiones estructurales, determinantes de la competición electoral. Dicho en plata, dado el escenario de polarización política, la transversalidad a la que puede estar aspirando SUMAR difícilmente puede ir más allá del centro-izquierda o centro.
A pesar de estas limitaciones, no deja de ser interesante explorar qué apoyos podría sumar Yolanda Díaz. Pero responder a esta pregunta con datos no es algo sencillo, pues ni Yolanda Díaz ni la marca SUMAR aparecen en las encuestas disponibles cuando se pregunta sobre las próximas elecciones.
Para intentar aproximar una respuesta, utilizaré dos preguntas formuladas en los barómetros del CIS que pueden hacer parte del trabajo. En primer lugar, utilizaré los datos sobre preferencias de posibles presidentes/as de Gobierno. En concreto, el CIS pregunta: “De los principales líderes políticos/as, ¿quién preferiría que fuese el/la presidente/a del Gobierno en estos momentos?” Aquí el CIS no ofrece opciones, sino que permite que el encuestado responda de manera espontánea. Fusionando los datos de los barómetros de abril, mayo, junio y julio (N=5126) vemos que el 21% de los encuestados prefiere a Pedro Sánchez; el 19%, a Alberto Núñez Feijóo y el 10%, a Yolanda Díaz. Ninguno de los otros líderes políticos alcanza el 5%. Asimismo, el 25% de los encuestados responde que no prefiere a ninguno como presidente/a y el 11% no sabe o no contesta.
Esta pregunta, pues, nos permite identificar a los españoles que apoyan a Yolanda Díaz y a su proyecto político. Por lo pronto, cerca de un 10%. Por cuestiones prácticas los llamaré yolandistas. No obstante, el interrogante que motiva este post continúa sin respuesta. ¿A quién más podría sumar SUMAR?
Para ello utilizaré otra pregunta del CIS, la de valoración de líderes, donde los encuestados tienen que puntuar del 1 al 10 a los políticos, sabiendo que el 1 significa que lo valora muy mal y el 10 que lo valora muy bien. Para identificar a los potenciales votantes de Yolanda Díaz, solo me quedaré con aquellos encuestados que tienen una valoración muy alta de la líder de SUMAR, es decir, aquellos que le dan una puntuación de entre un 8 y un 10.
Uno de cada cinco españoles (el 20%) le da a la vicepresidenta segunda de Gobierno una nota entre 8 y 10. Entre estos el 41% prefiere a Pedro Sánchez como presidente, el 36% a la propia Yolanda Díaz, el 11% a ninguno de los actuales líderes, o no sabe o no contesta, y el 4% a Núñez Feijóo (las preferencias por otros líderes representan fracciones irrelevantes). Para hacer una radiografía de los potenciales apoyos que podría sumar Yolanda Díaz analizaremos a estos ciudadanos, que la valoran muy bien pero que no la señalan como su primera preferencia para ocupar la presidencia del Gobierno. Como es de esperar, este grupo de potenciales votantes de Díaz, a los que llamaré simpatizantes, estará compuesto principalmente por votantes socialistas, de Unidas Podemos, abstencionistas e indecisos. Compararlos con los apoyos con los que ya cuenta Díaz (yolandistas) será útil para conocer el margen de maniobra que tiene la vicepresidenta para sumar.
Comenzamos con dos datos sociodemográficos: edad y sexo. La edad media de los simpatizantes de Díaz es de 55 años, mientras la de los yolandistas es de 48 años. La distribución de las edades en ambos grupos (gráfico 1) indica que los simpatizantes son efectivamente algo mayores y que concentran la mitad de sus miembros entre los 43 y 67 años (percentiles 25 y 75); mientras que los yolandistas lo hacen entre los 37 y 59 años. En lo que se refiere a la composición de hombres y mujeres en ambos grupos, encontramos que la proporción de mujeres es mayor entre los simpatizantes que entre los yolandistas, 57% vs. 44% respectivamente.
En lo que respecta al nivel de estudios, las creencias religiosas, el estado civil y la situación laboral de ambos grupos, las diferencias no son muy marcadas y están en coherencia con las diferencias de edad (véase gráfico 2): Los simpatizantes de Díaz, en comparación con los yolandistas, cuentan con un porcentaje menor de personas con estudios superiores (40% vs. 55%), mayor de católicos (49% vs. 23%) y menor de ateos (19% vs. 40%). Los simpatizantes tienen un porcentaje menor de solteros/as (29% vs. 40% de los yolandistas) y de personas trabajando (49% vs. 65%). Como es lógico, lo contrario pasa para la fracción de jubilados y pensionistas (41% vs. 37).
La evaluación de la situación económica general de España y de la personal que hacen ambos grupos es muy similar. En el margen, los simpatizantes son un poco más pesimistas que los yolandistas (gráfico 3).
En lo que respecta a la ideología, los datos nos indican que, en término medio, los simpatizantes están un punto a la derecha que los yolandistas. La media del auto-posicionamiento ideológico (en una escala de 1 a 10) es de 3.9 para los primeros y 2.9 para los segundos. El gráfico 4 muestra la distribución ideológica en toda la escala. Vemos que aproximadamente la mitad de los encuestados que valoran muy bien a Yolanda Díaz pero que no la tienen como primera opción para ocupar el cargo de presidente se colocan entre el 1 y el 3; mientras que entre los yolandistas estos son dos tercios. En los puntos 4 y 5 la proporción es mayor de simpatizantes; y los yolandistas casi desaparecen más allá del centro, cosa que no pasa con los simpatizantes. Efectivamente el electorado simpatizante está más derechizado que el yolandista, pero no tanto.
La exploración de estos dos grupos con estos datos no nos dice mucho, pero nos dice algo. En primer lugar, hemos aprendido que los potenciales apoyos a SUMAR -aquellos que podrían estar en la frontera entre la abstención, la indecisión o un voto a Sánchez- y los que apoyan a Díaz se parecen bastante. El grupo de simpatizantes está algo más feminizado, y este conjunto de ciudadanos es en términos agregados más mayor, pero no mucho como para hablar de generaciones totalmente diferentes. Las similitudes asociadas a la edad están más presentes que las diferencias, contrastadas estas últimas en el nivel de estudios superiores, las creencias religiosas, el estado civil o la situación laboral. La evaluación de la economía que hacen los simpatizantes no dista mucho de la que tienen los propios yolandistas, y aunque en términos ideológicos estén un poco más a la derecha, un parte importante de los que componen a los simpatizantes se ubican en el espacio de la izquierda-izquierda.
Todos estos datos podrían tomarse con cierto optimismo para el objetivo de SUMAR. Existe una confluencia con parte del espacio socialista que podría, al margen del comportamiento estratégico de partidos y votantes, atraer a muchos nuevos apoyos. Cómo hacerlo ya es harina de otro costal.