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Basado en hechos reales: historias de discriminación laboral

Todas y cada una de las historias que contamos a continuación son absolutamente reales. Si digo que están “basadas en hechos reales” es porque hemos decidido cambiar los nombres, procedencias y algún otro dato relevante para preservar la identidad de las mujeres que protagonizan las siguientes situaciones.

María es empleada desde hace años en una empresa moderna y dinámica. Su trabajo ha sido siempre intachable y así se lo han hecho saber desde esta empresa. Hace un año fue madre, disfrutó de su permiso de maternidad y se incorporó inmediatamente después a trabajar. Hace unos días encontró en su correo electrónico el siguiente mail:

“Hola María. Te escribo porque hemos pensado en darte de baja. Hay menos trabajo. Así puedes pasar el verano con tu nena. Un saludo guapa”.

Traducimos el eufemismo: “Estás despedida aunque trabajas bien... pero estás en edad fértil... ¿No querías tiempo para disfrutar de tu hija? Ale, pues ahí lo tienes”.

Patricia es una amiga de la infancia. A punto de doctorarse, esta profesora de Literatura es una firme activista, coherente, luchadora, inteligente y con mucho valor. Es sindicalista desde hace años y hace unos días le propusieron ser liberada desde su sindicato. “Necesitamos a alguien como tú, con tu empuje, talento y dinamismo”. Ella les contestó que estaba encantada con la propuesta y que se lo iba a pensar. En la conversación telefónica que mantuvieron de forma distendida tras la propuesta, Patricia (muy lista pero también muy inocente y confiada) comentó que se planteaba tener un segundo hijo pronto. Eso lo cambió todo. Un día después, recibió un mail del sindicato diciendo que habían pensado en otra persona (un hombre) y que se olvidara de la oferta. Ni qué decir tiene que ella no se ha quedado de brazos cruzados.

Rosa estaba embarazada de casi seis meses y su ginecólogo le recomendó no viajar (las razones no vienen al caso). Su superior mandó entonces de viaje a otro compañero. Este 'compañero' replicó: “Joder, que vaya ella. ¡Está embarazada... no paralítica!”. El jefe explotó en carcajadas haciendo gala de un insultante compadreo de género.

Cuando Sara volvió de su permiso maternal se encontró con que le habían degradado a un puesto de mucha menos responsabilidad, bajando su sueldo también considerablemente. En su lugar habían puesto a un hombre. Cuando se quejó y exigió explicaciones le contestaron: “Así estarás más relajadita. Ahora que eres mami, tendrás muchas cosas en la cabeza...”. Aún no sabe si le dolió más la condescendencia, el paternalismo, que se burlasen de su inteligencia o el hecho de cobrar unos 800 euros menos ahora que tenía una boca más que alimentar.

Cuando Laura se reincorporó al programa de radio en el que trabajaba, su jefa le preguntó: “¿Vas a seguir dando pecho o puedo contar contigo?”. Ella contestó que iba a seguir dando pecho y que podían contar con ella, las dos cosas. Su jefa decidió condenarla al más absoluto ostracismo y no se dirigió a ella durante semanas. Además, le cambió a la sección de 'Corazón' (básicamente porque había sido madre) y, claro, las secciones duras del programa que ella llevaba hasta ahora (economía, política, sociedad...) son un tema serio.

Rita se ha cansado de los comentarios que hace un compañero de oficina sobre su escote, su culo y su ropa pero no sabe qué hacer. Nada le disuade. Ni las malas caras ni las contestaciones firmes. Habló con su jefe sobre el tema. Ante un “¡qué alegría de escote que me traes esta mañana!”, su jefe dijo: “Deja a la chiquita que se va a poner colorada”. Rita está pensando en algo más contundente porque cada mañana elige la ropa pensando en evitar esos comentarios y eso no es vivir libremente.

Aurora es una arquitecta brillante. Ahora dirige la obra de recuperación de una casa antigua. Hace días, el encargado de poner las ventanas se giró hacia el dueño de la vivienda y le dijo buscando complicidad y creyendo que Aurora es sorda: “Lo que me faltaba, una tía. Estas no tienen ni puta idea”. Poco después ese mismo sujeto llamó a un albañil delante de ella y dijo: “Vente a la obra que tengo a dos suecas en tanga y yo solito no puedo darles todo lo que quieren”. Nuevamente buscó la complicidad del dueño pero no la encontró. No solo eso, este individuo no acepta ni a Aurora ni a sus compañeras como interlocutoras válidas y ni escucha ni cumple las indicaciones que estas le dan.

Una amiga es guardia civil. Hace poco su superior le dijo a una compañera (de baja porque no le dieron conciliación para poder cuidar a su hija) que en ese cuartel las guardias eran como “conejas”. Ella dice que no tiene sentido ni denunciar las constantes “machistadas” que sufren porque nadie les va a hacer caso. “Acabaremos en un tribunal militar si lo hacemos”, me dice. Recordó que una mujer guardia civil fue expedientada por abandono de su puesto cuando lo que hizo fue ausentarse para ir a cambiarse de compresa. Otra de sus compañeras pidió una reducción de jornada para cuidar a su hijo y el teniente le contestó: “¿No tienes ninguna vecina que pueda cuidarte al niño?”.

Ojalá fuesen tramas de ficción... pero no lo son. Esta es la sociedad que muchas personas se niegan a ver. Nos queda mucho trabajo y el primero es abrir los ojos, verlo y no mirar hacia otro lado.

En la próxima entrega de 'Basado en hechos reales': nuestras historias de violencia. Os invitamos a que preguntéis a las mujeres de vuestro entorno.

No, no somos unas exageradas. Solo estamos hartas de la condescendencia, el abuso, la desigualdad, la falta de oportunidades, la violencia y la ceguera de una buena parte de esta sociedad.

Leer más: 'Lo que las periodistas callan'.

Todas y cada una de las historias que contamos a continuación son absolutamente reales. Si digo que están “basadas en hechos reales” es porque hemos decidido cambiar los nombres, procedencias y algún otro dato relevante para preservar la identidad de las mujeres que protagonizan las siguientes situaciones.

María es empleada desde hace años en una empresa moderna y dinámica. Su trabajo ha sido siempre intachable y así se lo han hecho saber desde esta empresa. Hace un año fue madre, disfrutó de su permiso de maternidad y se incorporó inmediatamente después a trabajar. Hace unos días encontró en su correo electrónico el siguiente mail: