Pikara Magazine es una revista digital que practica un periodismo con enfoque feminista, crítico, transgresor y disfrutón. Abrimos este espacio en eldiario.es para invitar a sus lectoras y lectores a debatir sobre los temas que nos interesan, nos conciernen, nos inquietan.
Cómo hacer periodismo (feminista) y no morir en el intento
Que el periodismo iba en serio es algo que parece que tenemos que repetirnos día a día desde las redacciones de grandes grupos editoriales, las -ya no tan- nuevas trincheras montadas con ordenadores recompuestos, en medio de calles ruidosas sosteniendo papel, bolígrafo y móvil entre barbilla y hombro, delante de las pantallas de plasma o en ruedas de prensa sin preguntas. No se confundan estos lamentos con algún quejido lastimero inquiriendo “hoy no hay nada en agenda”.
Nos vendieron que iba en serio en la universidad (quien se aventuró en ella para ejercer) por medio de sesudos debates sobre reporterismo e injerencias entre géneros periodísticos. Teorías y citas emitidas por catedráticos cuyo máximo exponente de la profesión fue, valga la redundancia, sentar cátedra. Ya con los pies en movimiento, nos señalaron una agenda mediática, elaborada por poderes fácticos y ciertos grupos de presión, de la que se permitía poco más que desviar la mirada para algún escarceo en cajones de sastre de secciones de “Sociedad”. Poco margen para hablar y, de lo que se dice, más parece que calla otras cuestiones.
La eclosión de internet y sus posibilidades, la crisis económica, la crisis de fe en la profesión, el copia-pega de noticias... Este combinado de factores llevó a una resaca que nos empujó a lanzar nuestras propias apuestas mediáticas. Pikara Magazine nació hace ya casi ocho años de forma precaria en recursos pero con una gran riqueza de fuerzas, ganas, sensibilidad e inteligencia.
Algo que tampoco nos contaron es que podíamos convertirnos en periodistas emprendedoras. Que podíamos pasar de nada a una redacción con cuatro profesionales dedicadas a que cada día no sea uno más marcado por la agenda normativa. Que nuestra pluma sí podía cambiar realidades mediante no solo la denuncia, sino también la celebración. Que nuestra labor trasciende el reporterismo y que podemos impulsar herramientas para la comunidad (que de eso iba el periodismo): un glosario en lengua de signos o guías para la lectura fácil que apoyasen a ese 30% de personas que sufre problemas de comprensión lectora. Que podíamos llegar a casi 1.000 socias y rozar la sostenibilidad con las yemas de los dedos (inserto publicitario: ayúdanos a que la toquemos haciéndote amiga del proyecto).
Con todo este bagaje tras cada letra, este fin de semana nos reunimos -por primera vez en cinco años de manera presencial- buena parte del colectivo editor de Pikara Magazine. De esta reunión salieron las prometidas cinco rutinas que adelantaba en el destacado, así que sigamos la lógica esperada del clickbait para relatarlo:
- Trasciende las 5W (what, who, when, where, why): el periodismo es el ejercicio de acercar lo complejo con un sistema sencillo de sujeto + verbo + complementos. ¿Qué ocurre cuando el sujeto se formula una y otra vez, si es líquido, inestable, y también quiere cuestionarse? Preguntarse los porqués de cada “¿por qué?” es un must antes de redactar la primera frase.
- Lenguaje inclusivo. Lo que no se nombra no existe, y si la RAE no nos da salida, la buscamos nosotres, nosotrxs o cualquier fórmula que atienda a la diversidad y evite la normativización desde el lenguaje.
- Idearios. Después de casi diez años seguimos pensando que nadie es neutral en un tren en marcha, que diría el historiador Howard Zinn. Posicionarse como adalid de las que están fuera de la norma nos hace sumar más luchas transversales a la mochila. Ya nadie duda que el especismo se ha subido a nuestro tren. Ya nadie duda que defender lo mío no implica negar la lucha de mi compañera de vagón y de la que espera en el andén.
- La objetividad. El mandamiento sagrado de la objetividad se descubre como subjetividad masculina (esto en palabras de la poeta Adrienne Rich). Explicitar el feminismo está de más después de oleadas como el último 8M, pero se hace más necesario que nunca un espíritu analítico que redirija el debate: sea agresión o abuso, también hay que hablar de la necesidad perentoria de didáctica en la vivencia de la sexualidad. Por tener camisetas con el lema I'm feminist no está la igualdad sobre la mesa.
- Escribe sin apellido: Y si has llegado hasta aquí... un bonus track: en realidad todos estos consejos son aplicables al periodismo, sin más apellidos. Pongo lo de feminista porque, ya sabes, es el tema de tendencia.
Que el periodismo iba en serio es algo que parece que tenemos que repetirnos día a día desde las redacciones de grandes grupos editoriales, las -ya no tan- nuevas trincheras montadas con ordenadores recompuestos, en medio de calles ruidosas sosteniendo papel, bolígrafo y móvil entre barbilla y hombro, delante de las pantallas de plasma o en ruedas de prensa sin preguntas. No se confundan estos lamentos con algún quejido lastimero inquiriendo “hoy no hay nada en agenda”.
Nos vendieron que iba en serio en la universidad (quien se aventuró en ella para ejercer) por medio de sesudos debates sobre reporterismo e injerencias entre géneros periodísticos. Teorías y citas emitidas por catedráticos cuyo máximo exponente de la profesión fue, valga la redundancia, sentar cátedra. Ya con los pies en movimiento, nos señalaron una agenda mediática, elaborada por poderes fácticos y ciertos grupos de presión, de la que se permitía poco más que desviar la mirada para algún escarceo en cajones de sastre de secciones de “Sociedad”. Poco margen para hablar y, de lo que se dice, más parece que calla otras cuestiones.