Pikara Magazine es una revista digital que practica un periodismo con enfoque feminista, crítico, transgresor y disfrutón. Abrimos este espacio en eldiario.es para invitar a sus lectoras y lectores a debatir sobre los temas que nos interesan, nos conciernen, nos inquietan.
¿Hoy tampoco van a reconocer a las feministas?
Porque yo me pregunto, ¿habrá personas negras, de izquierda, con conciencia social, que se desmarquen del antirracismo, que renieguen de él? ¿Habra personas negras que digan “yo no soy ni racista ni antirracista”? El feminismo ha enfrentado tal demonización que no sólo cuenta con escaso reconocimiento y apoyo social en general, sino que incluso he asistido a infinidad de jornadas y congresos sobre “género” en los que no se ha empleado ni una vez la palabra “feminismo”. Preferían de hablar de “teoría de género”, como si esta no hubiera sido desarrollada por las pensadoras feministas, o de “lucha por la igualdad de género”, como si esta lucha no la protagonizasen las activistas feministas.
Y claro, es que una pierde puntos cuando se declara feminista. De hecho, es agotador declararse feminista. Implica tener que responder automáticamente a frases como “¿y a los hombres quién nos defiende?”, “en algunas cosas puedo estar de acuerdo, pero sois unas exageradas...”, “tú eres maja, pero la mayoría son unas radicales” o (en un contexto profesional) “te parecerá muy machista que te diga esto, pero eres muy guapa” (efectivamente, si crees que me va a parecer machista, ahórrate el comentario, ¿no?).
A estas alturas a una le da entre pudor y hastío tener que recordar que el movimiento feminista es el que nos permite hacer cosas como firmar reportajes con nuestro nombre real, realizar movimientos bancarios sin la autorización de un marido, decidir no tener marido sin que la única alternativa sea meterme a monja, votar y ser elegida como representante política, disfrutar del sexo sin culpa... Sin ir más lejos, el feminismo es el que ha logrado que la violencia machista pase de ser considerada como un conflicto de pareja en el que no hay que entrar a un problema social que exige la implicación de toda la ciudadanía. Son las feministas las que se están dejando la piel para que las mujeres puedan seguir interrumpiendo un embarazo sin que ejercer ese derecho sea considerado un delito. ¿En serio hay que estar recordando estas cosas?
Como me da pereza seguir argumentando, echo mano de uno de los vídeos de Irantzu Varela, de Faktoria Lila para La Tuerka:
Recientemente asistí al Encuentro Nacional Feminista de Nicaragua. Las organizadoras propusieron arrancar elaborando entre todas un “mural de las ancestras”, en el que homenajear (colgando sus nombres, fotos y citas célebres) a las que debemos ser mujeres libres, rebeldes, volcadas en la lucha por la igualdad de derechos. Durante ese ejercicio me di cuenta de que no estaba suficientemente conectada con mis ancestras, que no tenía claro cuáles habían sido mis referentes. Me costó varios minutos ir recordando nombres de pensadoras que me ayudaron a enriquecer mi discurso (Dolores Juliano), de pioneras comunicadoras feministas (Carmen de Burgos), de mis maestras (Lucía Martínez Odriozola, Make Irigoien, Norma Vázquez...)...
Me di cuenta de la importancia de no olvidarnos de dónde venimos, de quiénes aprendimos, quiénes abrieron el camino para que podamos vivir las vidas que queremos. Bueno, es algo que en Pikara tratamos de trabajar a cada rato, y no sólo cuando es 8 de marzo. Recomiendo especialmente la sección de Mar Gallego, TransgresorasTransgresoras, en la que publica biografías de mujeres (pasadas y presentes, famosas, anónimas y olvidadas) que desafiaron los mandatos sexistas, y la serie de entrevistas a feministas que realiza Itziar Abad, Y luego diréis que somos cinco o seis.
Pero hemos querido invitar en este 8 de marzo tanto a nuestras colaboradoras como a nuestras lectoras a que nos cuenten a través de qué mujeres llegaron al feminismo. Nos han hablado de históricas como Mary Wollstonecraft y de referentes locales como Amelia Valcárcel o Juana Aranguren; de sus madres, tías, abuelas y bisabuelas; de intelectuales, cómicas y sexólogas; de personajes de ficción como Escarlata O'hara y 'La mujer biónica'... Ese mosaico, recogido en el post Ancestras y maestrasAncestras y maestras, ha sido ilustrado con el collage que ha realizado Mónica Arana. ¿Cuántas habéis podido reconocer?* Yo he de confesar que apenas a diez.
Hoy no es día de felicitaciones ni de regalar flores, sino de recordar a las que lucharon por nuestros derechos y de salir a la calle para demostrar que no vamos a dejar que nos los vuelvan a negar. Recuerden: la revolución, será feminista o no será.
(Collage realizado por Señora Milton para el especial 8 de marzo del pasado año, que dedicamos a las transgresiones de género cotidianas)
*La solución: Adrienne Rich, Monique Wittig, Audre Lorde, Simone de Beauvoir, Valerie Solanas, Virginia Woolf, Ángela Davies, Romaine Brooks, Margaret Mead, Colette, Berenice Abbott, Mercedes de Acosta, Annie Kenney y Christabel Pankhurst, Radclyffe Hall, Vita sackville-west, Charlotte Perlkins, Amelia Earhart, Claude Cahun, Isabelle Eberhart, Judith Butler, Joan Riviere, Amelia Bloomer, Mary Walker, Natalie Barney, Shulamith Firestone, Betty Friedan, Kate Millett, Sarmiza Bilcescu, Alejandra Kollontai, Clara Zetkin, Juliette Nadia Boulanger, Ma Rainey, Bessie Smith, Germaine Greer, Kathrine Switzer, Clara Campoamor, Lili Álvarez, Lucía Sánchez Saornil, Mary Walker.
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Porque yo me pregunto, ¿habrá personas negras, de izquierda, con conciencia social, que se desmarquen del antirracismo, que renieguen de él? ¿Habra personas negras que digan “yo no soy ni racista ni antirracista”? El feminismo ha enfrentado tal demonización que no sólo cuenta con escaso reconocimiento y apoyo social en general, sino que incluso he asistido a infinidad de jornadas y congresos sobre “género” en los que no se ha empleado ni una vez la palabra “feminismo”. Preferían de hablar de “teoría de género”, como si esta no hubiera sido desarrollada por las pensadoras feministas, o de “lucha por la igualdad de género”, como si esta lucha no la protagonizasen las activistas feministas.
Y claro, es que una pierde puntos cuando se declara feminista. De hecho, es agotador declararse feminista. Implica tener que responder automáticamente a frases como “¿y a los hombres quién nos defiende?”, “en algunas cosas puedo estar de acuerdo, pero sois unas exageradas...”, “tú eres maja, pero la mayoría son unas radicales” o (en un contexto profesional) “te parecerá muy machista que te diga esto, pero eres muy guapa” (efectivamente, si crees que me va a parecer machista, ahórrate el comentario, ¿no?).