Pikara Magazine es una revista digital que practica un periodismo con enfoque feminista, crítico, transgresor y disfrutón. Abrimos este espacio en eldiario.es para invitar a sus lectoras y lectores a debatir sobre los temas que nos interesan, nos conciernen, nos inquietan.
De reinas antiabortistas e infantas discriminadas
Uno de los motivos por los que me parece muy extraño tener una monarquía es que implica que el Jefe de Estado de nuestro país y su familia, que se supone que nos representan en actos institucionales por todo el mundo, son unos grandes desconocidos. Vale, puede ser que la clase política se caracterice por su cinismo, pero quien más quien menos, todo el mundo se retrata. Podemos opinar, sin mucho miedo a equivocarnos, sobre qué representante político es inteligente y quién más tonto que un zapato; vemos cómo se contradicen, cómo nos mienten, cómo crecen (quién nos iba a decir que la Esperanza Aguirre que recomendaba a Sara Mago iba a resultar ser una “monstrua” política), cómo decáen...
A menudo dan rienda suelta a su desfachatez. Nuestros políticos varones se permiten decir cosas como que la maternidad es lo que hace a las mujeres auténticamente mujeres o que debatir con una mujer es más complicado porque si la acorralas te llaman machista. De las mujeres políticas sabemos quién tiene un ideario más o menos feminista, y quién tiene pesadillas con trituradoras de fetos.
Pero dado que la Familia Real no se prodiga en declaraciones ante los medios y que debe fingir neutralidad política, nos hacemos una vaga idea de cómo son sus miembros: que si el Rey es muy campechano, que si Urdangarín parece majo porque es deportista, que si el príncipe seguro que está muy preparado porque no ha hecho otra cosa en la vida que prepararse... La infanta más agraciada nos parece la más inteligente, ya se sabe que tener “buena planta”, como dicen en mi tierra, ayuda a dar una buena impresión. No tenemos mucha más base, no sabemos gran cosa sobre sus convicciones políticas, sobre sus inquietudes sociales, sobre sus pasiones intelectuales.
Y entonces luego vienen las sorpresas. Al rey campechano le divierte matar osos y elefantes (bueno, probablemente esto no hiera la sensibilidad de la mayoría de gente que lo encuentra campechano), la infanta lista se hace la tonta para eludir la justicia y su marido, ese deportista vasco tan majete (de nuevo, ayudaba la buena planta), no era sencillo e íntegro sino codicioso y corrupto. Pues es que los únicos indicios para sostener la presunta afabilidad, inteligencia o integridad de estas personas son los prejuicios que nos despierta ver sus rostros y sus modelitos en la foto de familia de turno.
Así que estos días me he acordado de la entrevista de Pilar Urbano a la reina Sofía. Copio de 20minutos las joyitas que nos regaló:
Sobre los matrimonios homosexuales dice “comprender, aceptar y respetar que haya personas con otra tendencia sexual, pero ¿que se sientan orgullosos por ser gays? ¿Qué se suban a una carroza y salgan en manifestaciones? Si todos los que no somos gays saliéramos en manifestación... colapsaríamos el tráfico. Si esas personas quieren vivir juntas, vestirse de novios y casarse, pueden estar en su derecho, o no, según las leyes de su país: pero que a eso no lo llamen matrimonio, porque no lo es. Hay muchos nombres posibles: contrato social, contrato de unión”. pero ¿que se sientan orgullosos por ser gays? ¿Qué se suban a una carroza y salgan en manifestaciones?
La periodista le pregunta: “¿Está a favor del aborto?”. Ella contesta: “En absoluto”. “¿Y de la eutanasia?” La Reina dice. “No soy partidaria. La vida y la muerte no están en nuestras manos. ¿Muerte digna? Totalmente de acuerdo”.
Preguntada sobre la violencia machista dice: “Ha ocurrido siempre. Ahora se informa más y con todo detalle. En cierto modo, se provoca un contagio, se dan ideas que otros imitan. Los que son propensos tienen un filón en esas noticias”.
¿Es que alguien esperaba que la reina defendiera la diversidad sexual y familiar y que estuviera realmente comprometida contra la violencia machista?
El pasado año, por cierto, el primo de la princesa Letizia publicó un libro en el que afirmaba que ésta interrumpió voluntariamente un embarazo antes de conocer a Felipe. En Pikara decidimos publicar entonces un artículo de Beatriz Gimeno (ella dice que ningún otro medio lo quiso publicar) argumentando que el hecho de que una integrante de la Casa Real hubiera abortado no es un asunto privado, en un momento en el que el Gobierno intenta negar a las mujeres el derecho a decidir sobre sus cuerpos. Utilizando como ejemplo a Letizia, Gimeno afirmaba que restringir el derecho al aborto lo convierte en un privilegio de clase, dado que las mujeres con poder siempre van a encontrar la vía para interrumpir embarazos no deseados.
Que la periodista convertida en princesa del pueblo vaya a suceder a Sofía como reina nos lleva a otra gran desconocida: la infanta Elena, esa a la que le correspondería reinar si no fuera porque esta institución que vela por la unidad y la diversidad de España discrimina a las mujeres. Como explica Irantzu Varela en El Tornillo, la monarquía española es anticonstitucional y patriarcal, de forma que “las personas con pene reinan y las mujeres sirven para reproducir futuras personas con pene para que sigan reinando”.
El caso es que, si nos van a imponer a Felipe como jefe de Estado, y si realmente nos dicen que es un excelente representante de nuestro país y que está preparadísimo, no estaría mal saber qué tan conservador es, o qué piensa y qué propone ante problemas sociales como la violencia machista o el respeto a los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. Y si da igual porque es una mera figura ornamental, no sé por qué los medios se empeñan en vendérnoslo. El País elogia su sensibilidad ecologista. Ajá. Un discurso muy bonito. ¿Es el príncipe partidario de cerrar las centrales nucleares? ¿Qué opina del fracking? ¿Y de la caza de animales en peligro de extinción? ¿Y de los toros? Me temo que nunca lo sabremos.
Aunque pueda parecer que no viene muy a cuento, pero nunca está más reírse un poco, os dejo con un vídeo de Alicia Murillo sobre otra familia privilegiada, cristiana a la par que moderna, 'pro-vida' a la par que de moral relajada.
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Uno de los motivos por los que me parece muy extraño tener una monarquía es que implica que el Jefe de Estado de nuestro país y su familia, que se supone que nos representan en actos institucionales por todo el mundo, son unos grandes desconocidos. Vale, puede ser que la clase política se caracterice por su cinismo, pero quien más quien menos, todo el mundo se retrata. Podemos opinar, sin mucho miedo a equivocarnos, sobre qué representante político es inteligente y quién más tonto que un zapato; vemos cómo se contradicen, cómo nos mienten, cómo crecen (quién nos iba a decir que la Esperanza Aguirre que recomendaba a Sara Mago iba a resultar ser una “monstrua” política), cómo decáen...
A menudo dan rienda suelta a su desfachatez. Nuestros políticos varones se permiten decir cosas como que la maternidad es lo que hace a las mujeres auténticamente mujeres o que debatir con una mujer es más complicado porque si la acorralas te llaman machista. De las mujeres políticas sabemos quién tiene un ideario más o menos feminista, y quién tiene pesadillas con trituradoras de fetos.