Pikara Magazine es una revista digital que practica un periodismo con enfoque feminista, crítico, transgresor y disfrutón. Abrimos este espacio en eldiario.es para invitar a sus lectoras y lectores a debatir sobre los temas que nos interesan, nos conciernen, nos inquietan.
El sangrado libre de las feministas de la CUP
No se puede criticar a la prensa, nunca, en ningún caso, digan lo que digan. Lo mismo si dicen que las bombas del 11M las puso ETA que si dicen, como han hecho esta semana varios diarios, que la CUP quiere acabar con los tampones y las compresas. De este singular asunto me enteré cuando una señora en la peluquería dijo en voz alta que los catalanes querían ahora impedir que pudiéramos usar compresas. Eso es, no teníamos bastante con lo de la independencia como para que, además, nos quieran quitar las compresas. Y enseguida el PP, que no se salta una, añadió que “igual que en Venezuela”, sin compresas.
No hay mal que por bien no venga y corrí a ver a qué se debía esa repentina visibilidad que se daba en los medios a la menstruación, asunto tabú donde los haya. Porque las mujeres menstruamos cada mes y eso significa que sangramos y, significa también, que esa sangre es roja. Esto de que la sangre menstrual es roja lo digo aquí para combatir la desinformación, ya que los anuncios de compresas la muestran siempre azul. Yo aprovecho cualquier resquicio para hacer pedagogía.
Además de sangre y de roja, las feministas no hemos conseguido tener un debate público acerca del hecho de que tampones y compresas, que son productos de primera necesidad, tributen al IVA máximo. La CUP, que se define feminista, ha abierto este debate. Y muchas se lo agradecemos. Porque no es solo una cuestión feminista; es también una cuestión social porque, como he dicho, el precio de esos artículos es un precio de lujo. En un país en donde más del 25% de las familias no pueden calentar su casa o alimentarse bien, pagar el IVA máximo por las compresas o tampones es un escarnio. Si no puedes comer, difícilmente comprarás compresas cada mes y no comprarlas puede significar que tengas que usar paños hechos en casa, como antiguamente, que dificultarán que puedas salir a la calle con comodidad. ¡Pero a quien le importa eso, si es solo un asunto de mujeres y, además, tiene que ver con la menstruación, con una menstruación presuntamente azul!
La realidad es que lo que la CUP ha hecho -y de nuevo gracias- ha sido exigir que se explique a las adolescentes que no hay por qué gastarse mucho dinero en compresas y tampones porque existen otros productos que sirven para lo mismo, son más baratos, mejores para la salud de las mujeres y, además, mucho más sostenibles ecológicamente (las compresas y los tampones son productos extremadamente contaminantes y en el caso de los tampones, pueden llegar a ser perjudiciales para la salud). Dichos productos, especialmente las copas menstruales, no son popularmente conocidos porque las multinacionales fabricantes de compresas y tampones no están por la labor de que sus productos caros y contaminantes sean sustituidos masivamente por productos baratos, reutilizables y no contaminantes.
Lo que la moción de la CUP buscaba, obviamente, no era acabar con compresas y tampones, sino informar a las adolescentes y a sus padres y madres de la existencia de métodos alternativos de recogida de la sangre menstrual, eso que a tanta gente todavía hoy le cuesta tanto decir. Según nos informan esos medios de comunicación que no pueden ser nunca criticados, para la CUP, el periodo “está lleno de mitos” y hace falta instrucción, por supuesto también a los hombres. Asegura que “muchos de los productos que se promocionan son perjudiciales para la salud, insostenibles para el medio ambiente y con un precio excesivo para la necesidad, que es básica”. ¡Qué horror! Leánlo dos veces, ¡qué espanto!
Pero, por si no fuera bastante con esto, es el párrafo siguiente el que nos aclara definitivamente porque lo anterior nos tiene que parecer tan amenazante, y es que esta moción “es solo un primer paso del siguiente que pretenden dar: vender las bondades del sangrado libre, bandera de colectivos feministas que se persigue implantar una vez se asiente lo anterior”. Atónita me he quedado al darme cuenta de que llevo toda la vida militando en el feminismo sin darme cuenta de que el futuro de las mujeres pasa por el sangrado libre y que esa debe ser en adelante nuestra única bandera. Menos mal que las mujeres de la CUP se han dado cuenta a tiempo y, junto con el socialismo y la independencia de Cataluña, están dispuestas a dedicar sus vidas a propagar las bondades del sangrado libre. Si no fuera por los medios de comunicación que tenemos, especialmente de algunos de ellos, todo hay que decirlo, no me habría enterado de nada. No sé dónde vamos a llegar.
No se puede criticar a la prensa, nunca, en ningún caso, digan lo que digan. Lo mismo si dicen que las bombas del 11M las puso ETA que si dicen, como han hecho esta semana varios diarios, que la CUP quiere acabar con los tampones y las compresas. De este singular asunto me enteré cuando una señora en la peluquería dijo en voz alta que los catalanes querían ahora impedir que pudiéramos usar compresas. Eso es, no teníamos bastante con lo de la independencia como para que, además, nos quieran quitar las compresas. Y enseguida el PP, que no se salta una, añadió que “igual que en Venezuela”, sin compresas.
No hay mal que por bien no venga y corrí a ver a qué se debía esa repentina visibilidad que se daba en los medios a la menstruación, asunto tabú donde los haya. Porque las mujeres menstruamos cada mes y eso significa que sangramos y, significa también, que esa sangre es roja. Esto de que la sangre menstrual es roja lo digo aquí para combatir la desinformación, ya que los anuncios de compresas la muestran siempre azul. Yo aprovecho cualquier resquicio para hacer pedagogía.