Desconcierto en las bases de Ciudadanos por el cambio de discurso de Rivera: “Esto nos llevará al descalabro electoral”
El giro de 180 grados que ha dado inesperadamente Albert Rivera este lunes a escasas horas de su encuentro con el rey en Zarzuela no ha dejado indiferente a nadie, ni fuera ni dentro de su propio partido. Los grupos parlamentarios han visto en este cambio de estrategia repentino del líder de Ciudadanos una maniobra “a la desesperada” para evitar ir a nuevas elecciones cuando las encuestas están vaticinando un importante bajón a su partido. Pero el mayor desconcierto ha surgido dentro de sus filas, entre las bases: “Esto nos llevará al descalabro electoral”. “¿Qué pasa con los que decíais que a Sánchez ni agua?”, comentan afiliados en los chats del partido.
El estupor es la tónica general de una militancia que nunca participa en las decisiones internas de la formación excepto para votar en primarias, a veces bajo la sospecha de 'pucherazo'. Un episodio que precisamente recuerda uno de los afiliados en uno de estos foros: “Ciudadanos firmó su sentencia el día que en Castilla y León se intentó un vergonzoso pucherazo y no ha existido interés por parte de nadie de explicar qué pasó. Ni los dirigentes lo hicieron ni los militantes exigimos esa explicación”, lamenta.
Otros afirman que Ciudadanos necesita demostrar que es “un partido serio, solvente, fiable”. “Que hemos venido a hacer lo que dijimos”, añade. “Es una farsa cómo la cúpula está sobreactuando tácticamente. Como tantas otras veces, se nos está viendo el plumero”, opina otro.
Los más beligerantes reclaman “cambiar Ciudadanos, crear un programa razonable y claro, viable, con una estructura organizativa operativa” donde sean los militantes “los que decidan y se equivoquen, llegado el caso, y no cuatro amiguetes, sus amigos, familias y novias”.
La explicación que dio Rivera el lunes tras la reunión de la dirección de su partido es que ha decidido ese cambio cuando ha constatado “el fracaso” de las negociaciones entre Sánchez y su “socio” Iglesias. Este martes en Telecinco abundaba más y aseguraba que no lo había decidido antes porque no quería “interferir en las negociaciones” entre ambos, pese a que durante todos estos meses ha descartado categóricamente pasar a la abstención.
Los portavoces de los demás partidos criticaron su giro. La mayoría coincidieron en ver en la posición de Rivera una “respuesta a la desesperada” por los malos resultados que le dan a su partido las encuestas. O “una jugada electoralista” para poder tener el 'relato' en la campaña electoral de que “es el único que lo ha intentado”.
Los críticos: “Hemos ganado”
Por su parte, los críticos, que venían reclamando sin éxito esa abstención como la que ha propuesto ahora el líder del partido a Sánchez, consideraron nada más conocerse la noticia que habían ganado la batalla aunque casi todos afirmaron que “llega tarde”.
El secretario de Programas del partido, Toni Roldán, que dimitió de su cargo precisamente por discrepar del veto al PSOE, escribía este martes un artículo en el diario El País en el que apuesta incluso por un Gobierno de coalición entre el PSOE y Ciudadanos. “Sería lo normal porque un líder patriota como Albert Rivera debería preferir ser determinante para todas las reformas, antes de cederle ese privilegio a Gabriel Rufián”.
Roldán, no obstante, advierte de que el cambio “llega tarde”, como opinaba también otro de los críticos que al principio mostraba su satisfacción. “Rivera ha hecho lo que con sentido común le habíamos pedido desde hace meses. Probablemente él no lo reconocerá ni nos pedirá disculpas, pero hemos ganado”, afirmaba para añadir de inmediato que “la tragedia es que llega tarde”.
La que fuera Secretaria de Programas de Cs en Galicia y que dimitió voluntariamente del cargo, Mari Ángeles Fernández-Ramil, al igual que Roldán, también celebra el giro dado por Rivera. “Independientemente de las razones que subyacen, sean tácticas o electorales, es una buena noticia la oferta hecha a Pedro Sanchez porque brinda alguna esperanza de que el partido se reconduzca a su vocación original de centro, moderado y reformista y frente a cuyo abandono una parte sustantiva de la militancia venía sintiéndose estafada”, señala a eldiario.es.
“El hecho de que muchos electores de Cs estuvieran mostrando descontento con el giro a la derecha de Rivera puede haber pesado en este giro, pero sería interesante también saber –añade– cuántos afiliados se habrán dado de baja desencantados”.
El ofrecimiento ha durado apenas unas horas porque Rivera ha vuelto a manifestar que Ciudadanos “volverá al 'no' a la investidura” al constatar por la carta que le ha enviado Pedro Sánchez como respuesta a una suya, que el presidente del Gobierno en funciones alega que las condiciones que le ha puesto “ya están cumplidas”.
El enfado del líder de Ciudadanos ha sido mayúsculo: “Es una tomadura de pelo”, señalaba el partido en un comunicado. “Su respuesta a la solución de Estado que estamos ofreciendo desde la oposición niega la realidad y es una tomadura de pelo a los españoles. Le pido que rectifique, vuelva al constitucionalismo y permita el desbloqueo de España”, escribió luego en Twitter el líder de Ciudadanos.
Ante estos nuevos bandazos, algunas voces internas insisten en que Rivera “tendrá que asumir responsabilidades como todo dirigente que toma malas decisiones” si el partido sufre el temido descalabro el 10N.