Un testigo de Alsasua reconoce la agresión pero no identifica a ninguno de sus autores
Uno de los jóvenes que la noche del 14 al 15 de octubre de 2016 estuvo en el bar Koxka de Alsasua ha reconocido este jueves que se produjeron agresiones a los guardias civiles y sus parejas, si bien no ha identificado a ninguno de los jóvenes que se sientan en el banquillo de los acusados como agresores. Es más, el testigo ha asegurado no ser capaz de identificar “a nadie” de las personas que participaron en la agresión.
En el juicio que se sigue en la Audiencia Nacional, este jueves ha sido el turno de los testigos de las defensas. Y ninguno de ellos ha reconocido a los jóvenes acusados como autores de los ataques a los guardias civiles. El joven conocido como Paulet que sí vio agresiones a los agentes, ha asegurado que “todo” sucedió fuera del bar Koxka, si bien ha reconocido que dentro del local se produjeron “empujones” contra los guardias civiles y sus parejas. De hecho, ha señalado que a todos ellos “los sacaron a empujones” del bar.
Siendo él amigo de María José, la novia del teniente de la Guardia Civil agredido, Paulet ha asegurado que la protegió al comenzar esos empujones y que incluso acompañó al teniente al baño porque su pareja se lo pidió, aunque desconoce si esa petición fue porque ella temiera que le agredieran. Ha reconocido, asimismo, que cuando comenzó el “incidente” dentro del Koxka “apartó” a uno de los principales acusados, Oihan Arnanz –para el que la Fiscalía pide 62 años de cárcel y que se encuentra en prisión provisional– de la zona en la que estaban los guardias civiles y sus parejas “para evitar que se metiera en un lío”. Ha asegurado que cuando comenzó el altercado, Arnanz, al que conocía anteriormente, estaba en otra zona del bar y que cuando el acusado intentó salir del local para ver qué pasaba se lo impidió.
Una vez fuera este testigo vio al teniente tirado en el suelo, e intentó cubrirle para que no le agredieran. Sin embargo, “gente que pasaba corriendo” y que estaba “encapuchada y tapada” le propinaba patadas y golpes “en la espalda”. Paulet se ha visto incapaz de identificar a nadie. “Estábamos en actitud de fiesta y había gente que no era del pueblo y que no había visto en la vida”, ha apuntado. Ha insistido, además, en que ninguno de los acusados por los que se le ha preguntado participaron en la agresión. Y ha querido dejar claro que no tiene miedo, si bien se ha sentido “un poco presionado” para declarar, algo que le han solicitado precisamente los padres de Arnanz.
Otros cuatro testigos que han declarado este jueves tampoco han identificado a ninguno de los acusados como autores del supuesto ataque, aunque sí vieron a algunos de ellos en las inmediaciones o en el interior del bar Koxka la noche que se produjeron los hechos. No obstante, sí han reconocido haber participado en movilizaciones a favor de los jóvenes acusados. Asimismo, y tras enseñarles las fotografías que les fueron mostradas a las víctimas para reconocer a Arnanz como uno de los agresores, han asegurado que tan solo él era del pueblo.
En la misma línea que el dueño del bar Koxka y la camarera que declararon ayer en el juicio, la otra trabajadora del local que ha declarado este jueves, que vive en Vitoria, también ha confirmado que no vio ninguna agresión multitudinaria dentro del bar ni ningún movimiento violento. Fue su compañera la que le contó que se había producido “una pelea” pero fuera del local.