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Bolivia se convierte en una conexión del tráfico de armas para otros países
Las organizaciones criminales vinculadas al tráfico de armas ven en la ubicación geográfica de Bolivia una ventaja para hacer estos envíos ilícitos a Brasil y Paraguay, como lo muestran varios casos descubiertos en el último tiempo.
Las investigaciones de las autoridades bolivianas han establecido que la cadena del comercio ilegal de armas comienza en Estados Unidos y puede transitar por puertos de diferentes países del Pacífico hasta llegar a los de Chile antes de ingresar a Bolivia.
El territorio boliviano situado en el centro de Suramérica tiene fronteras con Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Perú, y las armas ilegales han llegado al país ocultas en contenedores que figuraban como si transportaran maquinaria agrícola o industrial.
El que las armas se queden en Bolivia es una opción de las organizaciones, aunque en la mayoría de los casos descubiertos el destino prioritario es Brasil.
No obstante, según el comando departamental de la Policía de Bolivia, las armas también tienen como destino final Paraguay.
“Lo raro es que la mayor parte de estas armas está viniendo de los Estados Unidos, por tanto hay alguien allá que las está despachando y les está facilitando el negocio. Buena parte de estas armas entra por Chile”, sostuvo a Efe el especialista boliviano en temas de defensa y seguridad Samuel Montaño.
Según el analista, confluyen dos factores: la cantidad de armas producidas por el mercado legal de Estados Unidos y la demanda creciente de los grupos de delincuentes sobre todo de Brasil, como el Primer Comando de la Capital (PPC) o el Comando Vermelho.
Montaño considera importante que Bolivia pregunte a la embajada estadounidense por qué estas armas salen “con tanta facilidad” de su territorio, ya que ello va contra la política de lucha contra el terrorismo que el país norteamericano sostiene y pueden, incluso, ser usadas en contra de intereses de esa nación.
En el último tiempo, las fuerzas de seguridad bolivianas hicieron operativos que concluyeron en la confiscación de decenas de armas de diverso tipo y calibre.
En febrero, la Aduana Nacional boliviana se incautó de 75 armas que llegaron desde Chile camufladas en el doble fondo de un remolque que fue embarcado en Miami y también transitó previamente por puertos de República Dominicana y Chile antes de ingresar a Bolivia.
En marzo, los agentes decomisaron otro arsenal formado por 29 fusiles, 64 cargadores y 11 cajas de proyectiles, todo escondido en medio de maquinaria agrícola proveniente también de Miami.
Esta semana la Policía confiscó 27 armas de grueso calibre de uso militar que tenían como destino Brasil y Paraguay, y detuvo a 12 personas, entre ellas dos de nacionalidad brasileña y diez de Bolivia.
Las armas también ingresaron desde un puerto chileno.
Para el ministro boliviano de Gobierno, Carlos Romero, el territorio de su país es utilizado como zona de “tránsito” para el tráfico de armas en operaciones para las pandillas brasileñas.
Según el alto funcionario boliviano, todas las armas que ingresan a Bolivia tiene como destino sobre todo Brasil y los caminos por los que transitan también son los usados para el tráfico de las drogas.
Montaño cree en cambio que las armas son reexportadas porque los cargamentos que llegan son desembalados y permanecen en el país y si no son descubiertas son reenviadas al exterior a mayores costes.
La zona donde están llegando las armas es la próspera región de Santa Cruz (este), que tiene frontera con Brasil y Paraguay, con lo que se convierte en un punto estratégico para distribuir armas.
El secretario general de la Gobernación de Santa Cruz, Vladimir Peña, manifestó a Efe su preocupación porque considera que esa ciudad se está convirtiendo en “un punto de negocios de intercambio, de planificación donde se están asentando las principales redes de narcotraficantes para negociar la droga que se produce en el país”.
A su juicio, el tráfico de drogas se relaciona con el de armas y estos con las acciones violentas de asaltantes vividas en esa región en el último tiempo que se han saldado con varios muertos.
Desde 2016, informaciones provenientes de Brasil y Paraguay dan cuenta de la confiscación de armas que salieron de Bolivia.
El mes pasado, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) destacó que Bolivia se interesó en suscribir el Protocolo contra la fabricación y tráfico ilícito de armas de fuego, señalando que es una de las “preocupaciones prioritarias” del país.
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