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Casado pierde la segunda oportunidad para llegar a la Moncloa pese al avance del PP que se ve frenado por Vox

La dirección del PP considera que Casado está legitimado para seguir al frente del partido.

Iñigo Aduriz

Las previsiones del Partido Popular volvieron a fallar. Con 88 escaños –con el 99% de los votos escrutados– la formación que preside Pablo Casado mantiene la segunda posición y gana una veintena de diputados frente al peor resultado de su historia del 28A. Pero se queda muy lejos de la primera fuerza, el PSOE, principalmente por el fuerte crecimiento de Vox, que supera al PP en territorios como Murcia y varias provincias andaluzas. Casado, que en los últimos días trató de movilizar al electorado de derechas azuzando la idea del “empate técnico”, se equivocaba y ha perdido su segunda oportunidad para llegar a la Moncloa.

El del 10N es el segundo peor resultado de la historia del PP. Se queda con 84 escaños, 40 por debajo del PSOE, principalmente por el auge de Vox. Por segunda vez, Casado no ha conseguido aglutinar los votos del centro derecha en sus siglas, pero el espectro conservador del electorado está ahora prácticamente dividido en dos –PP y Vox– y no en tres como en los últimos meses, dado el fuerte retroceso de Ciudadanos.

La estrategia de pactar con la extrema derecha en las instituciones le ha salido cara al PP, que ha inflado a Vox y lo ha legitimado como primera fuerza conservadora en feudos tradicionales de los populares como la Región de Murcia o Almería, Cádiz, Huelva y Sevilla. Dirigentes populares temían la irrupción del partido de Santiago Abascal esta misma noche, pero confiaban en que en las circunscripciones pequeñas el PP se salvara y lograra rozar los 100 escaños.

El secretario general del partido, Teodoro García Egea, llegó a comparecer en rueda de prensa nada más cerrar los colegios electorales para pedir a Pedro Sánchez su dimisión si se confirmaban los resultados de los sondeos que, que apuntaban a un resultado peor para los socialistas del que finalmente han obtenido. Finalmente la victoria del PSOE era clara y también se desdibujaba cualquier opción del PP de llegar a la Moncloa sumando con Ciudadanos y Vox, ante la victoria del bloque de la izquierda y el nacionalismo.

Sin representación en Euskadi

Los resultados del PP vuelven a ser especialmente malos en los territorios en los que más hincapié hizo la campaña de Pablo Casado. Aunque se recupera mínimamente en Catalunya, sigue siendo allí una fuerza muy minoritaria, con solo dos escaños –uno más que el 28A–, empatada en escaños con Ciudadanos, Vox y la CUP. En Euskadi los populares seguirán sin representación, pese a la apuesta personal de Casado, que colocó a dedo a Marimar Blanco como número uno de Álava para intentar lograr al menos un escaño.

Solo en Galicia, Cantabria y Castilla y León los de Casado han conseguido ser primera fuerza. Ni siquiera en la Comunidad de Madrid o la Comunidad Valenciana, históricos feudos del PP, los populares han logrado ser los más votados. En el cierre de campaña, en la Plaza de Toros de Las Ventas de Madrid, Casado llegaba a pedir el “voto prestado a los socialistas de buena fe” así como a exvotantes del PP fugados a Ciudadanos y Vox. El esfuerzo no fue suficiente.

Sin embargo, la dirección del PP considera que al subir en casi 20 escaños el liderazgo de Casado está garantizado y no se plantean, por el momento, ninguna dimisión en su equipo y mucho menos la del presidente. Génova cree que su líder “ha logrado levantar al partido y llevarlo a mejorar más de 20 escaños en una remontada que nadie creía posible”.

“Casado es el líder indiscutible del centroderecha. Y dirige un PP más fuerte, que ha demostrado que es sinónimo de desbloqueo y que siempre defiende el interés general. Los españoles premian la seriedad, la firmeza, el sentido de Estado de Casado. Los españoles premian al único partido que ha aportado soluciones sobre economía y Catalunya”, concluyen fuentes de la dirección del PP.

“Vamos a ser muy exigentes”

Al final de la noche Casado jugaba a la ambigüedad sobre una posible abstención de su partido para dejar gobernar al PSOE, fuerza ganadora de las elecciones del 10N. “Vamos a ser muy exigentes, a ver qué plantea Sánchez y ejerceremos nuestra responsabilidad porque España no puede seguir bloqueada”, ha dicho el presidente popular ante apenas una veintena de personas que se ha congregado ante la sede del partido en la calle Génova de Madrid.

Sin embargo, aunque ha asegurado que “España no puede esperar más”, a renglón seguido Casado ha señalado que el PP “es incompatible” con Sánchez. “Son incompatibles nuestros programas”, ha concluido. Fuentes de la dirección popular descartaban después la abstención para facilitar un Ejecutivo de Sánchez.

La conclusión de Casado es que estas elecciones “ni eran responsables ni valían para nada”. Y cree que el PP “ha estado a la altura de las circunstancias”. “El PP ha tenido un buen resultado electoral, pero España ha tenido un mal resultado para su gobernabilidad y su futuro”, ha zanjado el líder de los populares. Especialmente duro ha sido con Sánchez, el ganador de las elecciones, a quien no ha felicitado públicamente: “Sánchez ha perdido su referéndum, los ciudadanos han hecho una moción de censura a Sánchez. Es el gran derrotado”, ha concluido.

A lo largo de la breve campaña electoral, los populares trataron de explotar esa idea del “empate” para apelar al voto útil de la derecha con la intención de recuperar los votos que en los últimos meses les robaron tanto Ciudadanos como Vox. “O gana el PP o gana el PSOE”, advertía Casado este viernes, para avisar de que “todas las bolas que vayan a otro equipo pueden ser un gol en propia meta”. Ante el crecimiento de la extrema derecha, el líder del PP hizo todo tipo de equilibrios para tratar de presentarse como moderado y, a la vez, tratar de competir con los de Abascal.

Fracasa el discurso del miedo

Tras el fracaso de la coalición España Suma que promulgaron los populares, en ese intento de reagrupar en el PP a todo el electorado del centro derecha –la “reunificación” a la que tanto ha apelado Casado inspirado por las tesis de su padrino político, el expresidente del Gobierno José María Aznar–, durante la campaña el líder de los populares puso en valor la capacidad y experiencia de gestión de su partido sobre todo en el ámbito económico, frente a la bisoñez de Ciudadanos y Vox.

Casado agitó, además, el temor a una nueva crisis económica que, a su juicio, “ya ha llegado a España” y de la que culpó al Gobierno de Pedro Sánchez. El líder del PP trató de equiparar la situación actual a la de 2008, cuando José Luis Rodríguez Zapatero ganó los comicios antes de la debacle de la economía mundial, para ganar votos tanto del espectro de la derecha como incluso de “descontentos” del PSOE.

El discurso del miedo no le ha servido para dar la vuelta a las encuestas y llegar a la Moncloa.

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