Cayetana Álvarez de Toledo actúa por libre en el PP e irrita a la dirección de Casado
Cayetana Álvarez de Toledo nunca ha sido una dirigente política de doctrina y argumentario. Siempre ha ido por libre. Ligada al Partido Popular desde 2006, fue diputada entre 2008 y 2015 y ese último año rompió con la dirección de Mariano Rajoy por la supuesta tibieza del expresidente del PP. Una vez triunfó la moción de censura que hizo presidente a Pedro Sánchez, en mayo de 2018, la aún portavoz del PP en el Congreso confesó en un polémico artículo de opinión en el diario El Mundo donde era columnista que por sus discrepancias por Rajoy había llegado a votar a Ciudadanos, partido con el que quería fusionar al de los populares.
Numerosos dirigentes del PP, entre ellos algunos de los principales barones del partido, ya advirtieron al actual líder de los populares, Pablo Casado, de esa “independencia” ideológica de Álvarez de Toledo cuando el pasado julio la eligió como la nueva portavoz del partido en el Congreso de los Diputados.
El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo o el de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, presionaron para que Álvarez de Toledo, del sector más cercano al expresidente José María Aznar, no fuese designada en ese puesto de máxima responsabilidad y visibilidad en cualquier formación política por las posiciones derechistas defendidas por la experiodista de El Mundo. Según ellos, Álvarez de Toledo, que obtuvo el único escaño del PP en Catalunya el 28 de abril, alejaban al partido de la centralidad que buscaba tras los fracasos electorales de las generales y autonómicas. Casado persistió en su idea y la hizo portavoz pese al rechazo interno.
Cuatro meses después la decisión empieza a pesar en la dirección del PP por las continuas discordancias entre los mensajes que lanza el equipo de Casado y los que defiende públicamente su aún portavoz parlamentaria, que también ha mantenido enfrentamientos visibles con dirigentes del partido.
Contra “la postura oficial”
La última fricción se producía este mismo martes, nada más conocerse el preacuerdo alcanzado entre el PSOE y Unidas Podemos y adelantado por eldiario.es para formar un Gobierno de coalición. Al PP la noticia le pillaba con el pie cambiado en plena reunión del Comité Ejecutivo Nacional que iba a valorar los resultados del 10N.
En el encuentro, que fue a puerta cerrada, Casado defendió que el pacto de la izquierda suponía de facto la ruptura de cualquier posible entendimiento con el PSOE de Sánchez. Álvarez de Toledo, en cambio, reivindicó un “Gobierno de concentración entre fuerzas constitucionalistas” –entre las que incluyó a PSOE, PP, Ciudadanos y Vox–.
Visiblemente enfadado por haberse enterado del acuerdo de socialistas y Unidas Podemos “por la prensa”, el líder del PP verbalizó su posición, la de la ruptura con los socialistas, en una comparecencia ante la prensa sin preguntas en la que llegó a pedir la dimisión de Sánchez. La portavoz de los populares en el Congreso expuso la suya de forma pública a través de un tuit: “Ante el desafío insurreccional, ante la crisis económica, ante la amenaza de un Gobierno con Podemos avalado por los sediciosos, reitero lo que he dicho ante el Comité Ejecutivo de mi partido: los españoles se merecen un Gobierno de Concentración Constitucional”.
Esta discrepancia molestó sobremanera a la dirección del PP. Fuentes del equipo de Casado insistían, manifiestamente irritadas, que “la postura oficial” era la que dio el presidente de los populares en su rueda de prensa y mostraban su extrañeza por que Álvarez de Toledo mantuviera su posición favorable al Ejecutivo de coalición después del Comité Ejecutivo Nacional en el que se había fijado el discurso oficial del partido de forma apresurada, ante la sorpresa del acuerdo de la izquierda.
El consentimiento sexual y el “perdón” a Catalunya
En plena campaña la diputada provocó otro disgusto a la dirección del PP cuando en el debate de los portavoces parlamentarios que se celebró el 1 de noviembre en RTVE Álvarez de Toledo volvió a destacar por su postura contraria a la tipificación del consentimiento sexual. “Yo seguiré defendiendo que no todo lo que no sea un sí es un no”, señaló, generando el rechazo del resto de los contertulios que le reclamaron sin éxito que rectificara su postura.
Génova quiso centrar la campaña en la economía y en la capacidad de gestión del PP y lanzó a sus mandos la consigna de evitar entrar en asuntos que consideraron que les “perjudicaban”, como cuestionar el feminismo, el derecho al aborto o la memoria histórica. Las palabras de Álvarez de Toledo volvían a situar al PP en la derecha en pleno intento por girar al centro de la dirección de Casado, y tuvieron que ser rectificadas por la número dos del partido por Madrid, Ana Pastor, en el debate de La Sexta del 8N: “Cuando no hay consentimiento es violación”, dijo ella. A esa cita ya no acudió Álvarez de Toledo sino Pastor, amiga íntima de Rajoy y máxima defensora del marianismo, del que siempre ha abjurado la actual portavoz parlamentaria.
También en campaña, Álvarez de Toledo tomó otra decisión muy cuestionada dentro del PP. En un acto en Catalunya, comunidad por la que se presentó a los comicios del domingo –fue la número uno por Barcelona para el 10N–, la portavoz parlamentaria pidió “perdón” en nombre de su formación por “desamparar” a los constitucionalistas catalanes durante décadas, incluso mientras gobernaban Mariano Rajoy o José María Aznar.
“Hemos sido profundamente anticatalanes porque aceptamos nacionalismo como animal de compañía y entregamos (a los nacionalistas) el poder en la aulas, los medios de comunicación y la legitimidad moral”, dijo entonces.
La sentencia del procés
Estas palabras generaron un fuerte rechazo interno, sobre todo en cargos del PP catalán y en exministros que ejercieron sus cargos en los últimos lustros, según explican dirigentes populares consultados por eldiario.es.
El 15 de octubre, un día después de que se conociera la sentencia del Tribunal Supremo sobre el procés, Álvarez de Toledo también discrepó abiertamente de la posición oficial de la dirección de su partido que había manifestado su satisfacción con el fallo al considerar que “quien la hace la paga”. “A mí me cuesta disimular mi decepción con algunos aspectos de la sentencia”, reconoció la dirigente popular.
“Comparto la posición de la Fiscalía: lo vivido no me pareció un simulacro ni una ensoñación. La declaración de la independencia tampoco”, sostuvo Álvarez de Toledo, para recalcar después que la “decepción personal es compatible con la defensa del Estado de derecho”.
La portavoz popular generó más incendios a la dirección de Casado en septiembre. Se enfrentó directamente al partido en Euskadi al criticar al PP vasco por su foralismo y su “tibieza” respecto al nacionalismo. Rápidamente respondieron dirigentes como el líder de los populares vascos, Alfonso Alonso, o el presidente del partido en Gipuzkoa, Borja Sémper –“Mientras algunas caminaban cómodamente sobre mullidas moquetas otros nos jugábamos la vida”, dijo él–. Aquellas declaraciones llegaban en un momento de clara confrontación entre Génova y la dirección en Vitoria y avivaban el enfrentamiento en plena precampaña.
El polémico 'fichaje' de Rosa Díez
Su empeño por incluir a la exdirigente socialista y fundadora de UPyD Rosa Díez en las listas para el 10N también generó desencuentros en las filas populares. Su pretensión, que inicialmente se plasmó en un acto en el Congreso a a favor de la coalición España Suma, chocó con las dudas de la dirección del PP por el ecléctico pasado de Díez, así como con el rechazo por parte de los críticos con la dirección, como el citado Alonso, que recordó los feroces ataques que propinó la exsocialista al PP durante su etapa como diputada.
Finalmente Álvarez de Toledo logró el aval de Casado, que compartió escenario con la fundadora de UPyD en la campaña, en un acto en Barcelona en el que Díez llegó a pedir el voto para el PP.
Además, mientras Casado decía ante los suyos que “no hacía falta faltar al respeto al rival”, en un claro intento por moderar su discurso, Álvarez de Toledo siguió utilizando multitud de epítetos para referirse a la actuación del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, sobre Catalunya o sobre las transferencias a las comunidades. “Impúdico y descarado” o “un ejercicio hipócrita de travestismo político” fueron algunas de las aseveraciones que dejó la portavoz popular en los últimos meses.
Todas estas licencias discursivas han acabado por distanciar a Álvarez de Toledo de la dirección del PP. Dirigentes del partido hablan de “enormes diferencias” ideológicas, programáticas y estratégicas entre la portavoz en el Congreso y el secretario general, Teodoro García Egea, que se han evidenciado en varias reuniones internas en las que la también periodista se habría visto desautorizada por Casado en favor de su 'número dos'.
El último golpe en la mesa de la dirección popular se evidenciaba este mismo martes: Génova informaba de que será García Egea y no Álvarez de Toledo el único interlocutor con la portavoz del PSOE en el Congreso, Adriana Lastra, para negociar la conformación de la nueva Mesa del Parlamento y la votación de la investidura en la que el PP ya ha adelantado su no rotundo.