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Arrimadas intenta reconstruir Ciudadanos con una oposición templada durante la pandemia

Arrimadas pide a Sánchez una cita telemática con los partidos para "afinar" sus medidas "desde la unidad"

Carmen Moraga

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El próximo 8 de abril se cumple un mes desde que Inés Arrimadas ganó las primarias a Francisco Igea, vicepresidente de Castilla y León y el único rival que se lanzó a competir con ella por el liderazgo del partido tras la renuncia de Albert Rivera. Arrimadas, que ni siquiera pudo ser proclamada en la conferencia política con la que pretendía lanzar su liderazgo y abrir un tiempo nuevo en el partido, ha tenido que debutar fijando la posición de su partido en la crisis más grave que ha sufrido nuestro país y el mundo entero en las últimas décadas: la pandemia originada por el Covid-19.

La propaganción del virus durante las últimas semanas en España obligó a Arrimadas, ya en pleno confinamiento, a tomar posesión de su cargo por vía telemática ante la gestora de su partido y a suspender la Asamblea General de Ciudadanos, prevista para mediados de ese mes de marzo.

Confirmada ya como presidenta del partido, Arrimadas que venía de muchos meses de guerra sin cuartel contra Pedro Sánchez y los socialistas, ha optado por “tender la mano” y ofrecer “lealtad” al Gobierno del PSOE y de Unidas Podemos. Su manera templada de hacer oposición contrasta con el ruido desatado desde las filas de PP y Vox, pero también con los últimos tiempos de Ciudadanos, en los que el partido fundado por Albert Rivera consideraba a Sánchez “un peligro para España”. 

El pasado reciente viene marcado por la cerrazón a cualquier acuerdo con el PSOE y una defensa acérrima, protagonizada por la propia Arrimadas, de los pactos cerrados con el PP para gobernar en varias Comunidades Autónomas, como Andalucía, Murcia, Madrid y Castilla y León -los tres primeros con la connivencia de Vox- que originaron una de las principales batallas que Rivera libró con el sector crítico de Ciudadanos.

Antes de que los afiliados votaran entre el vicepresidente de la Junta de Castilla y León o ella, Arrimadas ya certificó cuál iba a ser su hoja de ruta si ganaba las primarias. Nada más conocerse la convocatoria anticipada de las elecciones en Galicia y el País Vasco, la portavoz parlamentaria dio el visto bueno a un nuevo acuerdo con los de Pablo Casado para concurrir en coalición al menos en Euskadi, aunque en Galicia no consiguió que Núñez Feijóo les aceptara en sus listas. 

El coronavirus le hace dar un giro en su estrategia

La expansión del coronavirus por toda España provocó el aplazamiento de ambos comicios. Y la vida de todo un país se interrumpió. El Gobierno, los partidos, y la ciudadanía están afrontando desde hace cerca de un mes, confinados en sus casas o teletrabajando, una crisis nunca vista que ya se ha cobrado casi 11.000 muertos. Arrimadas de momento ha roto con la estrategia de bronca oposición que la han situado hasta ahora dentro de un mismo pack de “las tres derechas”.

Sin embargo, mientras Pablo Casado y Santiago Abascal han estado prácticamente desde que estalló la crisis sanitaria atacando al Gobierno, la dirigentes de Ciudadanos ha optado por asumir un tono moderado con un discurso “de apoyo absoluto” y “mano tendida” al Gobierno de Sánchez. “Ya habrá tiempo para que los españoles juzguen el papel de cada uno cuando acabe la crisis”, ha insistido a lo largo de estas semanas. 

Su respaldo al Gobierno ha estado en todo momento acompañado de una batería incansable de medidas y recomendaciones, priorizando al colectivo de autónomos que Ciudadanos al que siempre ha apoyado y que es uno de los sectores más amenazados por las secuelas económicas de esta dura y larga crisis sanitaria.

Incluso ha ofrecido a Sánchez sus 10 diputados para sacar adelante unos Presupuestos Generales de “emergencia nacional” con medidas “drásticas” y “sin dejar a nadie atrás”.

Pese a insistir en ese apoyo, la líder Ciudadanos no ha ocultado su enfado por lo que considera tardanza de Sánchez en reaccionar y adoptar actuaciones más rápidas y más drásticas. Arrimadas ha sido la única portavoz del Congreso que ha defendido que la actividad parlamentaria continuara a pleno rendimiento, con sesiones de control al Gobierno,  pero por “vía telemática” para no poner en riesgo a ningún trabajador de la Cámara ni a los diputados, muchos de ellos contagiados por el virus y en cuarentena. 

Críticas también a la “unilateralidad” de Sánchez

Aunque hasta ahora ha dado un amplio margen al Gobierno, Arrimadas lleva unos días uniéndose a los reproches que le están lanzado otros portavoces. Incluso el PNV, uno de los incondicionales aliados del propio Sánchez. Todos creen que el presidente está actuando sin contar con ellos y le instan a que “consensúe” antes las medidas que vaya a tomar para atajar la rápida expansión del coronavirus.  

“El Gobierno tiene que dar tranquilidad, seguridad jurídica y certidumbre, y es lo contrario de lo que ha hecho en los últimos días”, declaró el pasado lunes Arrimadas en una rueda de prensa telemática. Según puntualizó luego, Ciudadanos no cuestiona que se refuercen las medidas para reducir los desplazamientos y asegurar el distanciamiento social con el fin de frenar los contagios, sino “la manera en que se implementan”.

No obstante, la portavoz de Ciudadanos sigue marcando perfil propio frente a Casado que utiliza un tono mucho más duro contra el jefe del Ejecutivo. Y a años luz de Santiago Abascal, quien ha llegado a pedir la intervención del Ejército, la formación de un Gobierno de “concentración nacional y ha advertido a Sánchez e Iglesias de que cuanto acabe todo esto les les llevará ante los tribunales por su ”gestión criminal“.

Arrimadas, mucho más templada, ha instado al Ejecutivo del PSOE y Unidas Podemos a “buscar apoyo en la oposición y en los agentes sociales” a la hora de aplicar medidas que palíen el impacto económico de la crisis sanitaria. “Nos jugamos mucho, y de esta crisis tenemos que salir unidos o no vamos a salir”, ha subrayado.

La idea de una mayor implicación de todos los partidos para afrontar unidos la crisis ha sido recogida por el ministro de Fomento, José Luis  Ábalos. “Si nos planteamos un proyecto de país, de carácter nacional, de acuerdo... vienen muy bien, porque la unidad y el compromiso siempre fortalecen estos proyectos de carácter nacional”, ha sostenido en una entrevista en RNE.

Este viernes Arrimadas recogía el guante en una entrevista en TVE pero lanzaba su primer ataque el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias: “Me encantaría que pudiéramos tener unos pactos parecidos a los de la Moncloa. Pero primero el Gobierno se tiene que aclarar internamente por qué vía económica quiere optar, y es muy difícil compaginar la vía de Iglesias con la vía que quieren la mayoría de los españoles”.

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