Pitadas al himno: “La libertad de expresión también incluye a lo que nos ofende”
La previsible pitada al himno en la final de la Copa del Rey que disputa en Barcelona contra el Sevilla en Madrid ha vuelto a despertar el debate jurídico y político. El dilema es el mismo de ediciones anteriores: si actos de ese tipo son libertad de expresión o pueden ser considerados un delito. La única diferencia con respecto a años anteriores es la sentencia de la Audiencia Nacional contra el empresario Santiago Espot, condenado por injurias a la Corona por promover la pitada de 2015. Pero aún así no hay un criterio unificado al respecto, ya que la Ley contra la Violencia en el Deporte no recoge de manera explícita que sea conducta sancionable pitar al himno.
El partido de este sábado entre Sevilla y F.C. Barcelona está marcado de manera inevitable por las consecuencias del referéndum del 1 de octubre. Los políticos independentistas presos, la huida de Carles Puigdemont y otros exconsellers para evitar a la Justicia, sumados a la aplicación del artículo 155 en Catalunya han motivado que se espere una pitada aún más sonora por parte de parte de la afición del Barça. Una postura que contrastará con la de los aficionados sevillistas, que han sido llamados por sus peñas a portar banderas de su equipo (no de España) y a continuar con sus cánticos habituales también durante el himno.
Los juristas rechazan la vía penal
Juristas consultados por eldiario.es tienen posturas enfrentadas sobre si pitar al himno está amparado por la libertad de expresión y no merece sanción alguna, o viceversa. En lo que sí coinciden es en que la respuesta debería ser por la vía administrativa, rechazando así que se traten estos casos por la vía penal, como le ocurrió a Santiago Espot.
El portavoz de Jueces para la Democracia, Ignacio González Vega, cree que se está “banalizando conceptos como el de la violencia” al tachar de esta manera la pitada al himno. “Esto se enmarca dentro de la libertad de expresión, que abarca hasta lo que nos puede ofender”, apunta.
Maite Nadal, socia de Laffer Abogados y experta en derecho deportivo, no cree que los silbidos estén bajo el paraguas de la libertad de expresión. “Ninguna de las libertades que tenemos es ilimitada”, señala la jurista, que apunta que la pitada como tal no está contemplada en la legislación actual. “Afinando mucho, tendría cabida en el artículo 2.2., que habla de hechos que ”inciten al odio entre personas y grupos o que atenten gravemente contra los derechos, libertades y valores proclamados en la Constitución“”, aclara Nadal.
La jurista considera que los problemas llegan “cuando se usa un espectáculo deportivo para hacer política” por el enfrentamiento que genera. Lo que sí aclara Nadal es que la ley contempla “actuar si alguien va contra los valores o principios de otras personas”. Pero cree que llegar a la vía penal es demasiado: “Nos estaríamos moviendo en la vía administrativa, no en casos como el de Espot”. Algo que comparte González Vega, que cree que las sanciones deberían ser “deportivas”. Es decir, que nadie se siente en el banquillo y todo se reduzca a multas económicas.
Según el portavoz de Jueces para la Democracia, silbar el himno tampoco sería “incitar al odio”, dado que “eso se aplica a minorías discriminadas históricamente”. Aunque Nadal apunta que pancartas como “me cago en Dios” también podrían acarrear una multa en base a esta ley.
Sobre si existe base jurídica para suspender un partido si se produce una pitada, ambos lo niegan. “Tenemos que tener un poco de raciocinio, y no podemos crear un problema en un espectáculo deportivo. Solo se podría hacer en situaciones muy graves, en las que la gente corriese peligro”, explica la abogada. Para González Vega, que ve “complicado silenciar una pitada”, las fuerzas de seguridad “deben sopesar las medidas adecuadas, y en este caso, el principio de proporcionalidad”. “Lo que no se puede hacer es caldear los ánimos”, señala el jurista sobre las declaraciones del ministro Zoido o del presidente de la Liga, Javier Tebas.
La política y el Barça
Hasta el momento, el Gobierno ha hecho numerosos llamamientos a que nadie pite el himno cuando suene en el estadio Wanda Metropolitano de Madrid. El más insistente ha sido el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, que no ha calificado directamente como “violencia” los pitos, pero sí los incluyó dentro del “compromiso de erradicar la violencia del mundo del deporte”. De lo que sí ha avisado es de que “desde el momento en el que haya una falta de respeto hacia alguien, ya sean personas o instituciones, eso tendrá una repercusión”. Un extremo respaldado, según el ministro, por el Comité Antiviolencia y la aplicación de la Ley contra la Violencia en el Deporte.
El portavoz del Gobierno, Íñigo Méndez de Vigo, ha instado a “ser respetuosos”, y ha recordado que él también rechazó los silbidos a Gerard Piqué cuando jugaba con la selección española. Desde el PP también han calificado de “falta de respeto” y no de “violencia” la posible pitada, en palabras de Andrea Levy, que ha criticado que haya aficionados que acudan “a una competición que odian y a la que van a pitar”.
Desde el Barça, el presidente del club, Josep Maria Bartomeu, pidió respeto para “todos los símbolos identitarios”. A lo que añadió que creía que si su afición ha silbado el himno “no lo ha hecho por menospreciar ningún símbolo, sino en protesta por determinadas actitudes contra el pueblo de Cataluña en los últimos años”. “Continuamos sin gobierno, con políticos en la cárcel o viviendo en el extranjero. Se intenta resolver en las calle un conflicto que debería ser político”, apuntó Bartomeu.
Estas palabras recibieron el reproche del líder del PSOE, Pedro Sánchez, y del primer secretario del PSC, Miquel Iceta. Sánchez mostró su “rechazo absoluto” ya que “azulgranas en toda España”, y pidió a Bartomeu que no politice el deporte. Para Iceta, lo que dijo el presidente del Barça “no va en la dirección de promover respeto” y señaló que “usar políticamente un fenómeno de masas es un gravísimo error”.
Javier Tebas cambiaría la ley
Pero el más beligerante desde el principio con esta cuestión ha sido el presidente de la Liga. Javier Tebas se mostró partidario de cambiar la ley para que “la autoridad que corresponda pudiera suspender el partido” en caso de producirse insultos y pitidos. Días después, señaló que el encuentro no se podía suspender al no existir un “marco normativo” que lo avale“, algo que extiende a que se permita la entrada de banderas ”si no han sido prohibidas“ previamente.
“Sí que sería violencia verbal pitar el himno. Si nosotros, el grito 'Puta Cataluña' lo hemos denunciado como violencia cuando ha jugado el Barcelona en muchos campos de España, para mí violencia verbal es silbar el himno”, insistió Tebas, en referencia a las sanciones de la Liga por los cánticos contra Catalunya escuchados en algunos estadios.