El Gobierno y la Comunidad de Madrid se abocan a un choque total en plena gestión de la pandemia
Las tensas relaciones que mantienen la Comunidad de Madrid y el Gobierno central van camino de derivar en un grave choque institucional en plena gestión de la crisis del coronavirus. Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la región donde han muerto en los últimos dos meses 8.222 personas –un tercio de las víctimas registradas en toda España, sin contar los 5.800 fallecidos en las residencias y los 700 que murieron en casas– acumula semanas de desplantes y ataques al Ejecutivo de Pedro Sánchez.
“La sanidad madrileña se está reinventando para tener su propio escaparate”, aseguró Ayuso, dando a entender que su Administración ya busca otro espacio que sustituya al de Ifema, en caso de que se recrudezca la pandemia. El acto con más de un millar de personas, en el que la presidenta llegó a decir que le da “pena” cerrar ese hospital de campaña, se preparó desde Presidencia, aseguran fuentes del Ejecutivo autonómico a eldiario.es.
El cierre del hospital derivó en un mitin político, al que fueron invitados el alcalde de la capital, José Luis Martínez Almeida, y la vicealcaldesa, Begoña Villacís (Ciudadanos), todo el Gobierno regional y los 132 diputados de la Asamblea, a la que estos días solo acuden los portavoces, tal y como se acordó para prevenir los contagios.
En el transcurso del mismo se produjeron aglomeraciones, se vulneraron las distancias de seguridad y se obviaron las recomendaciones que las autoridades sanitarias repiten cada día para evitar la propagación del virus, tal y como se puede ver en las imágenes que retransmitieron todas las televisiones o en las fotografías difundidas por el propio Gobierno regional. Todo en presencia de la presidenta de la Comunidad y del alcalde de la ciudad y sin que nadie pusiese orden entre la multitud.
Ayuso decidió no invitar a ningún ministro al cierre del hospital de Ifema, una instalación de campaña que montó en el inicio de la crisis la Unidad Militar de Emergencias del Ejército en el recinto ferial de Madrid y donde se han curado más de 3.800 personas en las últimas semanas, los últimos tres pacientes durante la misma mañana, poco antes de que llegasen las autoridades.
Horas después de que Ayuso oficializase la clausura del hospital, la Delegación del Gobierno en Madrid ha abierto una investigación para determinar por qué se vulneraron las normas de distanciamiento en un actividad organizada por una institución pública, en este caso la Comunidad de Madrid. Ahora será la Delegación del Gobierno, que preside el exlíder del PSOE madrileño, José Manuel Franco, la que instruirá el expediente y decidirá si propone sanciones por vulnerar las órdenes que emanan del decreto por el que se instauró el estado de alarma y que sigue viente.
El episodio ha contribuido a agravar las pésimas relaciones que existen entre la Comunidad de Madrid, presidida por Isabel Díaz Ayuso, una apuesta personal de Pablo Casado en el PP, y el Gobierno de Sánchez. Desde el inicio de la crisis, Ayuso ha lanzado duras acusaciones contra el Ejecutivo central en sus actos públicos e incluso desde la Asamblea de Madrid.
En su comparecencia para rendir cuentas de su gestión, el pasado miércoles, llegó a decir que su único error había sido “fiarse de la izquierda”. Desde el atril del parlamento regional lanzó todo tipo de descalificaciones al Gobierno de Pedro Sánchez y sus socios de Unidas Podemos, al que acusó sin ninguna prueba de impedirle durante una semana y desde que asumió el mando único comprar material sanitario.
La acusación no es nueva, ya la habían vertido varios consejeros del PP en Madrid. Uno de ellos, Enrique López, titular de Justicia, llegó a decir que el Gobierno central había prohibido a los proveedores vender mascarillas y equipos de protección a las comunidades autónomas.
Mientras se queja de la falta de coordinación, Ayuso ha repetido desplantes al Gobierno central. A una de las conferencias de presidentes, en la que estaban presentes Pedro Sánchez y el resto de líderes autonómicos, llegó dos horas tarde, tras estar en Barajas oficializando la recepción de material. Este último domingo hizo cambiar el orden del día para participar en una misa.
La presidenta madrileña prometió al inicio de la crisis “lealtad institucional” y su “apoyo total al Gobierno” pero de inmediato desplegó un alud de críticas al papel de Sánchez, tanto sobre el origen de la propia epidemia como sobre su gestión. Este miércoles desde la tribuna de la Asamblea de Madrid acabó centrando la mayor parte de su discurso en atacar al Gobierno central y a Pedro Sánchez a la vez que reventaba todo atisbo de acuerdo de “reconstrucción” de todos los partidos políticos para afrontar unidos las consecuencias de la COVID-19.
“A numerosos políticos de la izquierda no les ha importado la gente, sino usar la desgracia para justificarse en el poder”, afirmó Ayuso, que culpó al Gobierno de Sánchez de “manipular a la gente con bulos y mentiras para crear odio” y “defender a la nueva casta” de la Moncloa.
En una comparecencia tras otra, el presidente del Gobierno ha rehusado contestar a las críticas de Ayuso y sus consejeros y ha repetido sus llamadas a la unidad de todas las administraciones implicadas en la lucha contra el virus. Ayuso, siguiendo la estrategia de su partido y a diferencia de lo que han hecho otros dirigentes autonómicos del PP y el propio alcalde de Madrid, Martínez Almeida, ha buscado la confrontación directa a medida que pasaban las semanas.
Desde el Congreso de los Diputados, la portavoz socialista, Adriana Lastra, sí aludió al caso de Madrid, para responder a una intervención del líder del PP, Pablo Casado, quien ha culpado repetidamente a Sánchez y a su Gobierno de convertir a España en el país que acumula más víctimas si se miden las ratios por habitantes. Lastra recordó que de acuerdo con ese cómputo, Madrid estaría a la cabeza de las regiones europeas. Y ese argumento lo utiliza ahora Ayuso para lamentar que se atacase a su Gobierno desde la sede de la soberanía nacional.
La tensión entre ambas administraciones sigue creciendo a las puertas de la desescalada prevista para las próximas semanas y donde será el Gobierno el que decida qué autonomías pasan a la siguiente fase en función de unos baremos sobre contagios y también de los medios con que cuenten los hospitales y centros de atención primaria. Madrid sigue siendo la región donde, de momento, el números de afectados es más altos.
Tal y como están las relaciones entre ambas administraciones, el choque entre los dos gobiernos está garantizado, ahora con un nuevo frente abierto: el resultado de la investigación iniciada por Delegación de Gobierno. Desde el Ejecutivo de Ayuso ya culpan a Podemos de las aglomeraciones del acto de Ifema y les acusan de haber invitado a decenas de sanitarios, que recibieron a Díaz Ayuso con gritos de “sanidad pública”. Testigos que acudieron a Ifema cifran el número de asistentes en un millar.
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