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El PSOE prepara una última oferta de programa a Podemos sin coalición para una negociación in extremis

José Precedo / Laura Galaup

Sin negociación a la vista, a cuatro semanas de que expire el plazo legal para investir presidente y se convoquen formalmente otras elecciones para el 10 de noviembre, PSOE y Unidas Podemos intercambian mensajes a través de los medios de comunicación. Los últimos, de Noelia Vera, portavoz de Unidas Podemos, que ayer tras la primera reunión del Consejo de Participación desde el 25 de julio, quien este lunes preguntó a los socialistas “¿cual es la excusa ahora para no aceptar la coalición?”. La ministra de Justicia en funciones, Dolores Delgado, por su parte, volvió a definir a Unidas Podemos como “socio prioritario” pero animó al grupo confederal a explorar “otras opciones, que tienen que estar en torno a las políticas”.

Delgado, que este lunes se reunió junto a Sánchez con colectivos de memoria histórica, situó la vuelta a las negociaciones en los primeros días de septiembre sin llegar a poner una fecha concreta. Durante lo que queda de semana el PSOE seguirá con su ronda de contactos con distintos colectivos de eso que se ha dado en llamar sociedad civil.

Un mes después de la última votación en el Congreso, no hay comunicación formal entre los dos partidos, que se autodenominan socios preferentes, y, según afirman todas las fuentes a eldiario.es, tampoco conversaciones discretas detrás de los focos.

El procedimiento es similar al de la investidura frustrada de julio -cuando los equipos negociadores de ambas formaciones se sentaron la última semana- con el reloj corriendo en contra, y que derivó en el fracaso de las conversaciones, con una última oferta de Pablo Iglesias desde el atril del Congreso al PSOE minutos antes de que se iniciara la votación.

La abstención de Unidas Podemos sirvió entonces para certificar el no del Congreso a Sánchez -que solo consiguió el apoyo del diputado del partido regionalista cántabro- y motivó que el PSOE descartarse cualquier contacto posterior con la coalición que dirige Iglesias. Sánchez y varios de sus ministros y portavoces socialistas habían advertido antes que septiembre no era una opción, que sería julio o nada. Distintos dirigentes socialistas se apresuraron a anunciar tras la derrota en el Parlamento que la oferta de coalición a Unidas Podemos (una vicepresidencia y los ministerios de Política Social y Vivienda, Sanidad e Igualdad) había muerto con la sesión de investidura.

Un mes después, el PSOE mantiene sus posiciones: no habrá oferta de coalición y que sea Unidas Podemos quien debe decidir si frustra un gobierno progresista. El presidente ha mantenido durante las últimas semanas contactos con distintas oenegés y movimientos sociales para incorporar sus demandas a un programa que sirva como última propuesta a Podemos y que en caso de que no se acepte pueda ser la base del programa electoral del PSOE si se celebran otros comicios, los cuartos desde 2015.

Dentro del Gobierno, algunos dirigentes empujan para hacer una última tentativa a través de un “programa de gobierno ambicioso” y atractivo tanto para Unidas Podemos como para sus bases y Sánchez ha pedido que le planteen una propuesta que no incluya un reparto de ministerios aunque pueda reservar a los de Iglesias puestos en organismos reguladores como la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia y otras entidades como el Consejo Económico y Social.

Unidas Podemos, que ha urgido a los socialistas a sentarse a negociar durante todo el mes de agosto, también sigue donde estaba en julio: o coalición o nada. La pasada semana el grupo confederal hizo llegar al PSOE un nuevo documento de 119 páginas (puede consultarse aquí) que pretendía ser una guía para el futuro Gobierno y que concretaba un organigrama en el que Unidas Podemos gestionaría tres ministerios, además de una vicepresidencia. Los socialistas lo desecharon ya esa misma mañana con el argumento de que Iglesias pretende dos gobiernos en uno y que la confianza se había perdido en las conversaciones de julio.

El planteamiento de Podemos estaba en la línea de la negociación de hace un mes: un gobierno de coalición que les reservaba una vicepresidencia social y tres ministerios bajo cuatro fórmulas distintas, siempre que una de esas carteras fuese Trabajo o Transición Ecológica, dos ministerios que Unidas Podemos considera claves para garantizar el “giro a la izquierda” .

Para Podemos era un punto de partida con el ánimo de retomar una negociación pero esta no se ha reabierto de momento ni formalmente ni en la trastienda de los partidos. En una entrevista en Antena 3 el martes 20 de agosto, una vez que los socialistas rechazaron su propuesta, el líder de Unidas Podemos insistió: “Nadie entendería que el PSOE ofreciera un Gobierno de coalición en julio y en agosto otra cosa”.

A lo largo de la semana pasada, el grupo confederal suavizó los mensajes lanzados al PSOE e incluso cambió de postura in extremis y evitó que Sánchez tuviera que acudir al Congreso a dar explicaciones sobre la gestión del Gobierno en el Open Arms, una reclamación firmada por PP y Ciudadanos, que Unidas Podemos evitó apoyar alegando que quien debía comparecer era la vicepresidenta, Carmen Calvo.

Fuentes del gobierno sostienen que ni siquiera está garantizada otra votación en el Congreso, que expusiese a Sánchez a una tercera investidura fallida. “Si nada cambia, habrá elecciones”, sostienen los dirigentes consultados, que en cambio dan por hecho que antes de que la rueda electoral empiece a andar, ambos partidos deberán sentarse.

Será otra negociación contra reloj -si se reúnen la semana que viene quedarán tres semanas para la disolución de Las Cortes y la convocatoria de elecciones- y en la que volverá a ser clave el famoso relato: quién aparecerá ante la opinión pública si no hay acuerdo y se convocan elecciones, las cuartas elecciones desde 2015.

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