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Sánchez sostiene de momento a Montón mientras miembros del Gobierno y del PSOE piden su cabeza

Pedro Sánchez en una intervención en el Congreso.

Irene Castro / Gonzalo Cortizo

Las irregularidades en el máster de la ministra de Sanidad, Carmen Montón, han abierto una nueva vía de agua en el Gobierno de Pedro Sánchez. Con los 100 días recién cumplidos, estalla otra crisis que amenaza la credibilidad del Ejecutivo en un tema muy sensible, vistos los antecedentes del PSOE, que llegó a presentar una moción de censura en Madrid, cuando eldiario.es destapó las falsedades en el máster de Cristina Cifuentes.

En el Gobierno y en la dirección del PSOE la noticia fue acogida con estupor y ni siquiera las explicaciones de la ministra han apaciguado las voces internas que reclaman cortar por lo sano antes de que el escándalo siga creciendo. El presidente, Pedro Sánchez, sostiene de momento a la responsable de Sanidad Bienestar Social y Consumo, mientras miembros del gabinete del presidente creen que Montón debería dimitir y no descartan que su salida se pueda producir en cualquier momento.

Un ministro del Gobierno reconocía esta tarde a eldiario.es que “la situación está muy difícil”. Pese a las explicaciones de la ministra en su rueda de prensa, algunos de sus compañeros de Gobierno y de partido creen que no hay salida para ella. “Confío en que haya una reacción en las próximas horas”, ha asegurado ese miembro del Gobierno, donde se ha instalado una gran preocupación por un nuevo caso máster, esta vez en las filas socialistas.

“Ahora todo está en manos del presidente”, asegura un miembro del Gobierno, donde se ha impuesto, no obstante, la ley del silencio. El PSOE y los miembros del Ejecutivo han evitado respaldar públicamente a la ministra. Incluido el presidente que no se ha pronunciado. 

Montón aseguró ante los periodistas sentirse respaldada por Pedro Sánchez, pero en el círculo íntimo del presidente ponen matices a esa afirmación: “El presidente la ha respaldado para que diese explicaciones”. Esa comparecencia, en la que Montón ha cambiado la versión que dio hace una semana a los periodistas de eldiario.es, no ha convencido a buena parte de sus compañeros de bancada, que consideran que Sánchez debe actuar con “coherencia” y dejar caer a Montón. “Son las reglas del juego”, admite un dirigente socialista. 

Mientras tanto, el único mensaje oficial que emite Moncloa es que  Montón “ha dado explicaciones amplias, claras y transparentes”. El mensaje es similar al que en su día enviaron los portavoces del Gobierno para respaldar al exministro de Cultura, Màxim Huerta cuando se conoció que había cometido un fraude a Hacienda en su etapa de presentador de televisión. Horas después, pese al apoyo inicial, Huerta acabó presentado su renuncia. La presión interna pudo con el ministro más fugaz de la democracia. 

Los socialistas ven demasiados paralelismos con los casos de Cristina Cifuentes y Pablo Casado, con los que fueron beligerantes y consideran que no pueden bajar el listón ahora. “Tiene mala pinta”, coinciden varias fuentes consultadas por esta redacción, que ven incompatible el “discurso” de regeneración del Ejecutivo con avalar a una ministra que obtuvo un máster con irregularidades similares a las de los dirigentes del PP contra los que han cargado con dureza. 

El escándalo de Montón se ha producido en un momento en el que el Gobierno de Sánchez pasaba por horas bajas tras intentar sortear una crisis por la decisión de Margarita Robles de paralizar una venta de armas a Arabia Saudí, que ha provocado la amenaza del reino absolutista sobre un contrato multimillonario con Navantia y las consiguientes protestas de los trabajadores del astillero. 

Ese conflicto coincidió con el cumplimiento de los 100 días de mandato del presidente, una efeméride propicia para hacer balances en los que se han recalcado las rectificaciones que ha protagonizado el Ejecutivo en su corta vida. La negativa de Justicia a pagar la defensa al juez del procés, la renuncia al impuesto a la banca, la marcha atrás en el plan de “resignificar” el Valle de los Caídos, la asunción de que no se derogará en esta legislatura la reforma laboral o la dilación de la exhumación de Franco son algunos de las correcciones que ha hecho Sánchez. Moncloa admite los fallos de coordinación y los atribuye a un arranque precipitado.

Por el momento Sánchez aguanta a Montón. El PP, con sus antecedentes, apenas ha arreado a la ministra, pero Unidos Podemos y Ciudadanos ya han reclamado su comparecencia. Fuentes socialistas creen que está amenazado el discurso sobre el “Gobierno de la decencia”, como llama el presidente a su Ejecutivo, y algunos de los pesos pesados del equipo de Sánchez no ven otra solución que su salida.

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