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ONG españolas que rescatan migrantes denuncian la criminalización de su labor
Organizaciones españolas que trabajan en el rescate de personas en el Mediterráneo central han denunciado hoy la “criminalización” de la ayuda humanitaria, y han alertado del riesgo de “no ser consciente del peligro” de “minimizar el fascismo que está ocurriendo en Europa y llegando a España”.
Así se ha puesto de manifiesto en el Foro Social celebrado en el festival Rototom Sunsplash que tiene lugar en Benicàssim desde el 16 al 22 de agosto y que pone en foco en problemas actuales como la polémica en torno al 'Top Manta', la educación alternativa o el cannabis recreativo.
Hoy han tomado la palabra Leticia Cabo, médico de emergencias sanitarias que colabora con Proactiva Open Arms; Manuel Cabo, uno de los tres bomberos españoles detenido en Grecia por rescatar como voluntario a refugiados en la costa de Lesbos, e Iván Prado, portavoz internacional de Pallasos en Rebeldía, organización que ha desarrollado campañas de circo solidario y sensibilización en Chiapas, Palestina, Gaza, el Sáhara y Serbia.
También ha participado el músico, activista y técnico de sensibilización de CEAR Miquel Ramos, quien ha moderado la sesión y ha puesto el acento en la necesidad de “construir entre todos otro relato que no sea basado en la caridad, sino proactivo, en favor de los derechos humanos y la democracia”.
Ramos se ha preguntado “si somos conscientes del peligro que corremos minimizando el fascismo, que está ocurriendo en Europa y está llegando a España de boca de unos políticos y de la inacción de otros”.
Leticia Cabo ha asegurado que el trabajo de Proactiva Open Arms es rescatar a personas que “simplemente huyen del hambre, de conflictos y de la guerra”, pero lo que han obtenido de los gobiernos implicados es el “sometimiento a una criminalización”, a ellos y al resto de ONG que operan en la zona, porque son “molestos”.
“Esto está provocando que hace un año hubiera 12 barcos de rescate en la zona del Mediterráneo central y ahora solo estamos nosotros y SOS Mediterranée”, ha dicho.
“Y, en lugar de ser reconocidos por la labor de evitar que las personas pierdan la vida en el mar, se nos persigue y se nos acusa de lo contrario de lo que estamos haciendo: de tráfico de personas y organización criminal”, ha lamentado.
En su turno, Manuel Blanco, cofundador de Proem-Aid, ha pedido a todos “dar un paso y salir de la zona de confort”, algo que hizo él en 2015 junto con otros compañeros y que les ha llevado a rescatar a “miles de personas”.
Un camino, ha agregado, “que no está exento de riesgos”, el primero de los cuales es, ha dicho, “la criminalización de la ayuda humanitaria”.
Él, junto a tres bomberos más, fueron retenidos en Lesbos por “intentar facilitar la entrada de gente sin el derecho administrativo de entrar en Grecia y de ir armados” (con el cabo que utilizaban para cortar cuerdas y redes).
En mayo de 2018, ha explicado, “una jueza dictaminó que salvar vidas no es delito, sino un trabajo humanitario”.
Pero, según alerta, “los vientos que nos llegan no son buenos, son de miedo al otro, de racismo y xenofobia. Con el desencanto y desconocimiento absoluto, el mensaje del miedo al otro está calando”.
Por su parte, Iván Prado ha afirmado que no estamos rescatando personas en el Mediterráneo sino que “nos estamos rescatando como civilización, como ciudadanía y como seres libres”:
Prado ha afirmado que “no hay un solo héroe en esta carpa, los héroes son los que salen de su casa huyendo de la guerra y que te ve en un campo de refugiados en Idomeni (Grecia) y te da sus zapatos o su bocadillo”, como le ocurrió a él mismo.
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