Obiang señala la “deuda histórica” de España con Guinea y quiere cooperación

El presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang Nguema, subrayó que España tiene con su antigua colonia en África una “deuda histórica” que debe “resarcir” y mostró su disposición a que se active la cooperación pública española y a acoger más inversiones.

“Guinea está dispuesta a recibir la inversión española”, afirmó Obiang Nguema en una conferencia con una docena de medios en Malabo, la capital, en la que hizo notar que los empresarios españoles que ya están presentes “son los que pueden informar sobre el clima de negocios”.

También insistió en que están abiertos a que haya “cooperación pública”, porque recordó que “de momento” no existe por falta de voluntad de España, de la que espera que “reflexione un poco”.

“No se trata -argumentó- de dar dinero al presidente de la República, sino a la población”, y “España tiene una deuda histórica con Guinea. Tiene que resarcir esa deuda, tiene que pagar esa deuda”.

En cualquier caso, puntualizó que la cooperación “tiene que ser de beneficio recíproco”, y que Guinea tiene petróleo y otros recursos sobre los que ambas partes pueden trabajar: “Es cuestión de sentarse y de ver qué oportunidad interesa a la parte española”.

Obiang calificó de “injerencia política” la petición de los grupos políticos del Congreso español (PP, PSOE, Unidos Podemos-En Comú Podem-En Marea, Ciudadanos y PNV) a las autoridades ecuato-guineanas a finales de febrero para reclamar “el respeto a los derechos humanos, a las libertades públicas y a las normas elementales de la democracia”.

Fue consecuencia de la condena a penas de cárcel de más de una treintena de miembros del partido Ciudadanos para la Innovación (CI), el único de oposición que consiguió representación en las legislativas del pasado 12 de noviembre (uno solo de los 100 diputados en liza).

CI ha denunciado haber sido objeto de acoso y represión durante la campaña y después de esos comicios, cuya limpieza ha puesto en duda.

Para Obiang, sin embargo, los comentarios de los diputados españoles “no tienen nada que ver con la gestión del Gobierno de Guinea Ecuatorial”.

A su parecer, el Parlamento español tendría que haber enviado una delegación “para saber qué pasa exactamente” en su país, “para dar una opinión justa, no una opinión parcial”, y recordó que hay un embajador en Malabo con quien informarse.

El presidente ecuatoguineano -en el poder desde 1979- defendió la limpieza de las elecciones de noviembre: “fueron avaladas por los observadores internacionales”.

Además, dio una explicación de su victoria apabullante: “El hecho de que el pueblo está votando masivamente al partido (PDGE) es por la buena utilización de los recursos”.

Contó que se están utilizando “racionalmente” los ingresos del petróleo encontrado desde mediados de los años 1980, por eso “Guinea Ecuatorial tiene esta apariencia de un país desarrollado” y todo sin recurrir a la deuda exterior como han hecho otros.

El presidente ecuato-guineano replicó indirectamente a los que le critican desde España por su acción contra la oposición interna al establecer un paralelo con el trato de Madrid con al secesionismo catalán.

Dijo que los responsables de CI “utilizaron el libertinaje”, agredieron a agentes de las fuerzas del orden y cometieron “abusos” que están “fuera del ámbito legal”.

“Exactamente igual” que en España con “el problema espinoso de Cataluña”, comentó antes de señalar que cuando se intenta atentar contra la integridad del país, “entonces lógicamente el Gobierno tiene que intervenir”.