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Sánchez modula su discurso respecto al independentismo para atraer a ERC y tener gobierno en diciembre

Oriol Junqueras saludando a Pedro Sánchez en la sesión de constitución de las Cortes la pasada legislatura.

Irene Castro / Arturo Puente

La vía de ERC es la única que vislumbra ya el PSOE para sacar adelante la investidura de Pedro Sánchez y, con ella, el acuerdo para un gobierno de coalición con Unidas Podemos. Los republicanos catalanes son el principal obstáculo para que den los números, tal y como se demostró tras la reunión de Gabriel Rufián con Adriana Lastra de este jueves, y el presidente en funciones ha hecho los primeros gestos para llevar a los 13 diputados republicanos a la abstención. La aceptación de una mesa de partidos con representación estatal que Sánchez no ha descartado será clave para que el partido independentista abandone el no al candidato socialista, en el que ya se han situado el PP, Vox y Ciudadanos. 

El líder socialista ha modulado su discurso respecto al independentismo en una primera aparición pública tras firmar el preacuerdo con Pablo Iglesias. Sánchez ha rebajado sustancialmente el tono respecto al endurecimiento que mostró durante la campaña electoral, sobre todo en el debate televisado, cuando sus estrategas consideraron que la dureza en Catalunya podría darle puntos en forma de votos robados a Ciudadanos. 

Semana y media después de aquel debate televisado en el que habló de “sectarismo en TV3” y prometió recuperar en el Código Penal el delito de referéndum ilegal que el PSOE había quitado, Sánchez aparca el discurso duro contra el independentismo.

Unos minutos antes de su comparecencia en la Moncloa, ERC había expresado que se mantenía en el 'no' porque, tras verse los portavoces de ambas formaciones, percibía al PSOE aún en la “vía represiva”. Preguntado directamente por la inclusión de la convocatoria referendos como el de 2017 en el Código Penal –una iniciativa a la que el PSOE votó en contra en febrero y que el socialista prometió en el debate a cinco–, el presidente en funciones ha evitado contestar y ha advertido que el programa de gobierno lo expondrá en el debate de investidura. 

“Es evidente que en el programa de Gobierno que se está elaborando tendremos que llegar a un acuerdo sobre cuál es la propuesta que vamos a hacer en múltiples ámbitos”, ha expresado Sánchez. El pacto suscrito por PSOE y Unidas Podemos incluye una genérica referencia a Catalunya: “El Gobierno de España tendrá como prioridad garantizar la convivencia en Catalunya y la normalización de la vida política. Con ese fin, se fomentará el diálogo en Catalunya, buscando fórmulas de entendimiento y encuentro, siempre dentro de la Constitución”.

Pero ese texto es de momento insuficiente para ERC, que reaccionó con cautela al acuerdo. Primero planteó que era necesario el reconocimiento por parte del Gobierno de que existe un “problema político” y después agregó la exigencia un compromiso de “una mesa de negociación política entre iguales”, es decir, con representantes del Ejecutivo y la Generalitat. 

En ERC son conscientes de la oportunidad histórica que para ellos podría representar un gobierno de coalición entre las izquierdas en España. Más aún cuando ese gabinete incorporará como vicepresidente a Pablo Iglesias, que ha defendido para Catalunya la negociación política, la libertad de los presos y alguna suerte de referéndum, aunque esos planteamientos no estén en el documento firmado el martes con Sánchez. Desde ERC se entiende además que si el independentismo lleva meses reclamando que alguien se siente a la mesa, lo lógico ahora es facilitar las cosas al único candidato que podría llegar a tomar la silla.

Ahora bien, las perspectivas optimistas sobre la coalición del Gobierno no son suficientes para Esquerra, que considera que sus trece abstenciones deben responder a un gesto previo del PSOE y, a la larga, servir para abrir un diálogo sobre el “problema político” catalán, que ellos entienden que es el fondo de la cuestión. “Si el programa de Gobierno es calcado al de Ciudadanos, no puede tener el apoyo de ERC”, aseguraba este jueves el número dos del Govern, Pere Aragonès. Los republicanos entienden que en los últimos meses el discurso de Sánchez sobre Catalunya ha sido similar al de Albert Rivera y, por lo tanto, muy lejano del que hizo durante la moción de censura, que en su momento les permitió investirlo.

Mesa de partidos estatales, el punto de acercamiento

Midiendo cada palabra, Sánchez se ha referido a la “crisis política” en Catalunya y ha recordado a ERC que PSOE y Unidas Podemos son “las dos únicas organizaciones a nivel nacional que apuestan por el diálogo dentro de la Constitución para resolverla”. A pesar de la bajada de tono respecto a hace tan solo unos días, el presidente en funciones se ha preguntado qué pretenden hacer el resto de formaciones, también ERC. 

El candidato socialista y presidente en funciones no ha descartado la mesa de negociación que reclaman los republicanos catalanes, aunque ha emplazado a los independentistas a poner en marcha el organismo que se creó dentro del propio Parlament: “Tiene que ser activada”. “A partir de ahí, el Gobierno de España siempre estará a favor de encontrar una solución política a la crisis territorial que desgraciadamente vivimos desde hace unos años”, ha rematado. 

El Ejecutivo del PSOE llegó a aceptar durante las conversaciones con la Generalitat la creación de una mesa de partidos en la que tuvieran representación tanto formaciones catalanas como estatales, según figura en la declaración de Pedralbes que aún está colgada en la web de la Moncloa. Por otro lado, dejaba en manos de la Comisión bilateral Estado-Catalunya el diálogo institucional.

Lo que los dirigentes de ERC tienen en mente es volver a ese esquema de Pedralbes. A Esquerra no le costaría moverse hacia la abstención si Sánchez se manifestase dispuesto a aceptar la mesa de partidos tal y como la concebía la Generalitat hace un año, es decir, con representantes estatales. Cuanto más claros sean los pasos de Sánchez en esa dirección, más fácil creen que sería vender un acuerdo entre sus propias bases y entre el conjunto del independentismo catalán.

La presidenta de la Diputación de Barcelona, Núria Marín, que forma parte de la Ejecutiva del PSOE por la cuota de los socialistas catalanes, ha defendido retomar ese acuerdo alcanzado en Pedralbes por los gobiernos español y catalán como “punto de partida” de la negociación con ERC para la investidura. “Lo que hay que hacer es que lo que muchas veces falta en política, sentarse, hablar y llegar a acuerdos en beneficio de los ciudadanos”, ha expresado en una entrevista en la Cadena SER

A pesar de las reticencias que ha manifestado ERC, en las filas del PSOE dan por hecho que acabarán facilitando la investidura y que ahora están escenificando un “teatrillo” para poder explicar su posición. El principal mensaje que enviarán los socialistas es que no hay “alternativa” y presionarán a los republicanos catalanes con la visualización de que voten junto a la ultraderecha de Vox.

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