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Silvia Clemente: dos décadas de mano dura, lujo y escándalos al calor del foco mediático en Castilla y León

La presidenta de las Cortes de Castilla y León, Silvia Clemente,durante el acto de homenaje a los 476 procuradores de la historia de la Comunidad

Laura Cornejo

Dicen de ella que es inteligente e implacable pero que también tiene debilidades: le encanta el lujo, no soporta una información negativa y tampoco perdona las deslealtades. Silvia Clemente Municio (Pedraza, Segovia, 1967) lleva casi 20 años en los más altos despachos de Castilla y León y quienes la conocen piden no descartarla para el futuro del PP autonómico, por más que ahora esté fuera de la gestión en la presidencia de Las Cortes regionales. 

Aterrizó en la primera línea política de Castilla y León en 2001.  El actual presidente de la Comunidad, Juan Vicente Herrera, había sido tocado por el dedo divino del presidente saliente, Juan José Lucas, que acaba de agarrar la cartera de ministro de Administraciones Públicas en el segundo gobierno de José María Aznar. Herrera quería hacerse con su propio equipo y Clemente no estaba muy lejos. Era funcionaria en la Junta y, con apenas 34 años, acabó en la Consejería de Medio Ambiente.

Licenciada en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid e integrante del Cuerpo Superior de la Administración de la Comunidad de Castilla y León, ya mantuvo para siempre el gusanillo de la política y el poder. No era del todo inexperta ni estaba sola. Tenía un pasado en la Administración y, sobre todo, un padrino: la alta funcionaria segoviana había sido antes Gerente de Servicios Sociales de la Junta en Segovia, con las competencias recién transferidas, y años después, directora general de Calidad Ambiental en el Gobierno regional. En ese fulgurante ascenso político jugó un papel su mentor, Jesús Merino, secretario general del PP castellano-leonés entre 1992 y 2001 y hoy condenado a tres años y siete meses de prisión como parte de la trama Gürtel.

Clemente, a la que algunos definen como un animal político y otros rebajan a mera  experta en el manejo de la prensa y las relaciones públicas, sobrevivió legislatura a legislatura saltando de una consejería a otra: de Medio Ambiente a Cultura y Turismo, y desde allí a Agricultura. En esta última tuvo su etapa más vistosa, fue la consejera de los topillos, la plaga que asoló cosechas de norte a sur de Castilla y León. La dirigente política entonces no dudaba en subirse a un tractor o hundir sus botas en el barro si había fotógrafos de prensa cerca. Fue durante ese tiempo al frente de Agricultura cuando las sombras de la sospecha empezaron a oscurecer su impecable imagen.

En 2010, un informe policial de Gürtel apuntaba a Clemente como una de las comisionistas en la adjudicación de la planta de tratamiento de residuos en Gomecello (Salamanca) en 2003, durante su etapa como consejera de Medio Ambiente. Fue un error. Para implicarla, la Policía se basaba en un escrito de la contabilidad B: “1 sobre de 24mm=144.200 E –CL – S”. Los investigadores concluían que CL podía ser Castilla y León y que S era Silvia, una posibilidad que el juez Pedreira desestimó. Aquello se quedó en nada pero la gestión del escándalo sirvió para evidenciar la capacidad de Clemente para las relaciones públicas.

Fue también en 2010 cuando la entonces pareja de Clemente, Javier Meléndez, hoy su marido, inició unas costosas obras (1.165.315 euros) en la casa que sus padres tienen en Pedrosa del Rey (Valladolid). Una típica casona señorial de Tierra de Campos que acabó con un interior de lujo: sauna finlandesa, piscina de agua salada, jacuzzi... Años después, la lucha por la propiedad desembocó en varios procedimientos judiciales cerrados por un pacto de silencio. Ni Clemente ni su marido, que acabaron renunciando a la propiedad y a una indemnización, han explicado cómo se pagaron unas obras para las que ni siquiera se solicitó licencia. La segunda autoridad de la región lo enmarca todo en un conflicto familiar de su marido que selló un pacto de no agresión con sus padres por el que cualquiera que revelase datos sobre las obras tendría que pagar cinco millones de euros. 

A la publicación de la noticia en eldiario.es reaccionó, como suele ser habitual, en uno de sus infinitos actos institucionales que multiplica a lo ancho y largo de la Comunidad. En la presentación de un exposición de repostería en Sahagún (León), Clemente negó que tuviese ninguna relación con la casa e incluso trató de negar algo que tanto su marido como varios testigos habían declarado en distintos procesos judiciales: que ella misma residió en la casa, que era el domicilio conyugal de su pareja, hasta que se mudaron a Valladolid. 

El de esta semana, con las revelaciones de eldiario.es, no es el primer escándalo al que tiene que enfrentarse. En 2011 un dossier sobre sus gastos sacudió las redacciones de Castilla y León aunque pocos directores se atrevieron a publicarlo. Se trata de un escrito anónimo que recopilaba facturas de la Consejería de Agricultura: desde gominolas y pastas de té, a prendas de vestir y piezas de joyería, además de facturas de restaurantes en fiestas navideñas. La Fiscalía de Castilla y León abrió diligencias informativas pero las cerró rápidamente: no todas las facturas se habían pagado con la tarjeta de la Consejería y además parte de esos pagos entraban en el capítulo de “gastos de representación” de la responsable de Agricultura del Gobierno de Juan Vicente Herrera.

A Clemente aún le cuesta recordar el caso, que tuvo víctimas colaterales en su departamento: poco después la consejera prescindía de su jefa de prensa y un periodista de la casa fue despedido de manera improcedente. Una auxiliar administrativa fue trasladada a Soria. 

Recién comenzado su mandato como consejera de Agricultura conoció a su actual marido, el empresario patatero Francisco Javier Meléndez (2008), y creó la marca de productos de Castilla y León ‘Tierra de Sabor’ (2009) cuyo distintivo era un corazón –algunas fuentes dicen que es una patata-amarilla- y pretendía dotar de un marchamo de calidad a empresas que cumpliesen ciertos estándares. Entre las elegidas, estaban las sociedades patateras de su pareja, que vivieron un crecimiento exponencial en la facturación y los beneficios, que multiplicó por 30 en 12 meses, desde los 90.000 euros hasta 2,5 millones, allá por el año 2014. 

Es también en esa época cuando decide impulsar el Instituto Tecnológico Agrario, Itacyl, un organismo que había nacido en 2002 pero que apenas mantenía actividad. Según declaró a la Cadena Ser un técnico de la Consejería de Agricultura que compareció en la comisión de racionalización de la administración en enero de este año, tanto Tierra de Sabor, que llegó a contratar para su campaña publicitaria a un actor de la serie CSI, como el Itacyl, son prescindibles. “Tierra de Sabor no sirve para nada porque no cumple su principal función, que es la de proteger el origen de los productos de Castilla y León”, afirmó el funcionario. En cuanto al Itacyl, comentó que había servido para vaciar de funciones técnicas a la Administración.

Tierra de Sabor no solo sirvió para dar a conocer las bondades del campo de Castilla y León, también le allanó el camino con directivos de prensa, a los que agasajaba con suntuosas comidas y paquetes de productos regionales. La marca de calidad financió por ejemplo programas de radio como el de Carlos Herrera en Onda Cero, Herrera en la Onda, en el que se gastó 112.000 euros. La consejería de Clemente llegó a contratar a un actor de la serie CSI para anunciar Tierra de Sabor que también patrocinó conciertos de Mark Knopfler o Depeche Mode. El álbum de fotos de la consejera con el logotipo es interminable.  

En 2015 el presidente Juan Vicente Herrera decidió que ya había acaparado suficiente protagonismo y la relegó. La dejó sin cartera en el Gobierno y la mandó de presidenta de Las Cortes, un cargo institucional sin gestión, con menos recorrido político y mucho menos presupuesto. El cambio no fue del agrado de Clemente que tampoco se dio por vencida: logró sacarle más partido mediático que cualquiera de sus antecesores tirando de experiencia y de chequera. En 2016 gastó más de 700.000 euros en publicidad, una cifra inédita en la administración regional. 

Las campañas publicitarias de Clemente continúan con exposiciones, jornadas de puertas abiertas o Juntas de Portavoces que se trasladan a lugares emblemáticos de Castilla y León, y que tienen como objetivo, según fuentes del Parlamento, dar a conocer la institución, acercarla a los ciudadanos. Su hiperactividad en los medios ha sido constante e inquieta a algunos de sus rivales internos, casi tanto como el poder que exhibe en determinadas redacciones. 

Un ejemplo: el pasado 1 de enero una captura de vídeo del Concierto de Año Nuevo en Viena, retransmitido por TVE, voló vía whatsapp entre los dirigentes políticos de la región, acostumbrados a comentar la afición al lujo de la segunda autoridad de Castilla y León. En la imagen aparecía Clemente y la secretaria general de Apoyo a las Instituciones (antes fue viceconsejera de Agricultura), con sus respectivas parejas. Tanta dimensión cobró la foto que un diario local hizo una noticia en la edición digital. Apenas duró media hora antes de desaparecer para siempre de la web.

Desde su propio partido, algunas fuentes apuntaban que su inversión publicitaria en medios se debía a la intención de Clemente de volver a la arena política al más alto nivel. Cuando el PP de Castilla y León se preparaba para asumir sus primeras primarias, Clemente bromeó con que hubiese una candidata mujer. Se alineó con el ganador, Alfonso Fernández Mañueco, pero hoy esa alianza no atraviesa por su mejor momento. Sus adversarios, suspicaces, apuntan a movimientos para arrebatar la candidatura a la Junta de Castilla y León a Mañueco, quien hace unos días se adelantó con la dimisión como alcalde de Salamanca.

Tampoco tiene una relación demasiado afectuosa con el bando de Herrera. Sus enfrentamientos en las Cortes con su mano derecha, el vicepresidente y consejero de Presidencia, José Antonio de Santiago Juárez, son constantes. En el hemiciclo e incluso en los pasillos. Clemente es de las pocas que se atreve a hacer frente al estratega de la Junta de Castilla y León. Incombustible, resiste en la atalaya de las Cortes, donde algunos rivales ingenuos creyeron que claudicaría por la escasez de focos. Se equivocaban. Desde una exposición de repostería a jornadas sobre los temas más inverosímiles, Clemente ha sabido mantener a las cámaras cerca. A engrasar las relaciones con los medios contribuye las generosas partidas de publicidad del parlamento regional.

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