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Violencia de género, inmigración, cambio climático y educación, las grandes ausencias del debate y las propuestas

Los cuatro candidatos a la presidencia del Gobierno, minutos antes del debate.

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Cien minutos de debate entre los cuatro candidatos que aspiran a la presidencia del Gobierno y sin apenas referencia a la violencia de género, la inmigración, el cambio climático o la educación. El candidato del PP, Pablo Casado, y el actual presidente y aspirante del PSOE, Pedro Sánchez, han mencionado la violencia de género y la inmigración, pero durante pocos segundos y sin debate o propuestas. Sobre cambio climático e inmigración, ninguno de los cuatro aspirantes ha pronunciado una sola palabra.

Ha sido Pablo Casado el que ha mencionado la violencia de género para asegurar que estaba orgulloso de pertenecer a un partido que había impulsado el Pacto de Estado y lo había dotado de mil millones de euros. Esa dotación, sin embargo, es la que los partidos pactaron a cinco años vistas. Para 2018, el presupuesto consensuado eran 200 millones de euros, aunque en sus cuentas el Gobierno de Rajoy solo garantizó 80 millones. El resto, estaba en el aire. Las palabras de Casado no han sido contestadas ni rebatidas, ni ningún otro candidato ha utilizado su turno de palabra para hacer propuesta alguna. En lo que llevamos de año, 17 hombres han asesinado a sus parejas o exparejas. El número de asesinadas asciende a 992 desde 2003, año en que se empezaron a contabilizar las víctimas mortales de manera oficial. 

El actual presidente del Gobierno y candidato socialista, Pedro Sánchez, sí ha hablado para recordar a Pablo Casado las palabras de su candidata por Barcelona, Cayetana Álvarez de Toledo, en el debate a seis de la semana pasada en las que cuestionaba el cambio en el Código Penal para que solo sí sea sí. “Debería recordarles a sus candidatos y candidatas que cuando una mujer no dice sí, es no. Que hay ocasiones en las que no puede decir que no. Ahí tenemos los casos de las manadas”, le ha espetado Sánchez a Casado. Tampoco en esta ocasión sus palabras han sido recogidas y ningún candidato ha explicado o debatido sus propuestas. 

Fugaz referencia a la inmigración

Otra de las grandes ausencias ha sido la inmigración. Pablo Casado ha sido el único candidato que ha realizado una mención a la política migratoria, aunque el objetivo no era explicar una propuesta concreta, sino lanzar un ataque contra Pedro Sánchez. “Apostamos por una inmigración ordenada y vinculada con el mercado de trabajo. Durante el Gobierno de Pedro Sánchez ha llegado un 173% más de inmigrantes ilegales”, ha afirmado Casado en los únicos 10 segundos en los que se ha hecho referencia al fenómeno.

La fugaz referencia se ha producido durante el  turno de palabra del líder del Partido Popular en el marco del bloque dedicado a “pactos y regeneración democrática”, en el que Casado ha expuesto un listado de asuntos que le distancian de un acuerdo con el PSOE. Entre ellas, la inmigración. En su réplica, Pedro Sánchez ha omitido hacer referencia al tema.

En esta línea, Casado, tirando de un dato del que no concreta su origen, ha insistido en ligar el aumento de llegadas clandestinas a España registrado en 2018 y en los primeros meses de 2019 con las políticas de Sánchez, algo que desmienten los datos y los expertos.

La supuesta relación entre el aumento de las llegadas de pateras a las costas y las políticas del Gobierno de Pedro Sánchez no se sostiene con las cifras de llegadas registradas durante los últimos años. El incremento de las personas que arriesgan su vida en el mar con la intención de llegar a España se lleva produciendo desde el año 2016 (aunque en menores niveles), cuando el Partido Popular estaba al frente del Gobierno. Según los expertos, el cambio de rutas se debe un conjunto de factores que apuntaban desde hace años a un incremento del flujo migratorio por España, entre ellos el cierre de Grecia e Italia como punto de entrada a la UE, a partir de los acuerdos sellados con Libia y Turquía.

Ni una referencia al cambio climático

El cambio climático no ha existido en el debate electoral de los cuatro principales candidatos. Solo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha hablado de pasada en el bloque de política fiscal para recordar que el Ministerio de Transición Ecológica ha presentado el Plan Integrado de Energía y Clima al que España estaba obligado por la Unión Europea. “Movilizaremos 2.000 millones de euros”. Eso ha sido todo, salvo una referencia al final del candidato de Ciudadanos, Albert Rivera, que ha metido en una retahíla de cosas el “cambio climático” entre las materias de las que es imposible hablar al lado del president de la Generalitat Quim Torra.

Uno de los mayores desafíos presentes a escala planetaria con efectos ya presentes y potencialmente devastador no ha hallado hueco para protagonizar un intercambio de visiones, medidas y políticas. La crisis climática que amenaza los recursos hídricos, la salud, las costas o la biodiversidad ha pasado inadvertido. La inseparable cuestión de la energía (la combustión de combustibles fósiles para obtener electricidad o movimiento) tampoco ha tenido mucha más cancha. Un tema de alto calado político como el de la elevada factura de la luz que soportan los consumidores españoles, una de las más elevadas de Europa, también ha estado prácticamente desaparecido del debate, salvo cuando Pablo Iglesias ha criticado las “puertas giratorias” y ha recordado la propuesta de Podemos de aplicar un IVA reducido a la electricidad.

El panorama sobre la educación casi ha sido más desolador. Ningún candidato ha entrado en materia con alguna profundidad. Dinamitado el Pacto de Estado en el Congreso tras meses de ponencias y compromisos, el texto saltó por los aires por la cuestión de la financiación. La LOMCE, la regulación educativa del Gobierno de Mariano Rajoy, sigue rigiendo muchos de los aspectos diarios en los centros educativos, a pesar de la idea del PSOE de derogarla en su mayor parte. Con esos mimbres, más allá de palabras altisonantes como “la España de la educación del futuro” que ha espetado Albert Rivera, los espectadores no han podido contrastar qué ofrece cada partido en materia educativa.

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