La extrema derecha española no capta voto obrero: Vox despunta en los barrios ricos de las grandes ciudades
La extrema derecha española no seduce al votante obrero. A diferencia de lo que pasa en otros países europeos, Vox no ha logrado entrar en los cinturones rojos de las ciudades y logra los mejores resultados en los barrios más adinerados de los grandes ayuntamientos.
Y eso que Vox arrancó la campaña para las elecciones autonómicas y municipales con el objetivo de conseguir recabar el apoyo de zonas obreras. Para escenificar este acercamiento, de forma simbólica, decidieron realizar el acto de inicio de este segundo periodo electoral en una zona industrial, en un polígono del barrio de Barajas (Madrid).
“Vox quiere acercarse a la España que madruga, la España de los trabajadores, la España de la gente que hace un esfuerzo todos los días, la España de gente que está en polígonos y centros de producción”, reseñó el diputado y director de campaña del 26M, Iván Espinosa de los Monteros.
Sin embargo, la formación de extrema derecha no ha conseguido despuntar en estos barrios humildes en los comicios municipales, a diferencia de proyectos como el del Frente Nacional francés que sí ha logrado implantarse en esas demarcaciones.
Así lo evidencia el análisis de los resultados de la formación de Santiago Abascal en las 16 ciudades españolas más pobladas el pasado 26 de mayo. Vox logra sus mejores registros en los barrios más ricos de las grandes ayuntamientos. En las áreas urbanas con rentas superiores a 50.000 euros el partido de extrema derecha obtuvo el 8,63% de los votos.
En las zonas con ingresos que oscilan entre 30.000 y 35.000 euros, Vox cosecha el 5,06% de los apoyos municipales y el 5,53% en las que tienen menos de 25.000 euros. Tras apuntarse 2,7 millones de votos el 28 abril, en las elecciones que se celebraron un mes después se desinflaron y no consiguieron ganar ninguna alcaldía.
En otros países, como en Francia, el lepenismo –con muchos más años de asentamiento en el país– ha llegado a conseguir alcaldías, que le han servido como escaparate para sus políticas. “El lepenismo empezó con una implantación municipal en puntos muy visibles”, reseña el historiador experto en el fenómeno de la extrema derecha Xavier Casals.
Voto obrero, clave para Le Pen
Un artículo de este especialista, publicado por el Instituto de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma de Barcelona, analiza por qué los obreros se decantan por el partido de la formación de la familia Le Pen, denominada actualmente Reagrupamiento Nacional. En él explica cómo ha ido evolucionando el apoyo de este sector social a la extrema derecha francesa, citando una investigación del politólogo Florent Gougou.
En la primera vuelta de las sucesivas elecciones presidenciales en Francia el porcentaje del electorado que se ha decantado por este partido ha ido aumentando: 17,6% en 1988, 21,1% en 1995, 25,6% en el 2002, 15,6% en el 2007 y 30,9% en el 2012.
Estos datos están muy alejados de los obtenidos por Abascal y sus compañeros de partido. España es el país que menos porcentaje de voto ultraconservador aporta en el Parlamento Europeo, con un 6,2%.
Además, a pesar del intento protagonizado el mes pasado de alcanzar un electorado transversal, Vox no ha conseguido irrumpir con grandes resultados en zonas obreras como el cinturón rojo de la Comunidad de Madrid o en la Asamblea de Extremadura, la autonomía con la tasa más elevada de paro (22,51%), de acuerdo a la última oleada de la Encuesta de Población Activa. En Canarias, una de las comunidades más pobres, el partido ni siquiera ha entrado en el parlamento autonómico.
El encargado de dirigir la estrategia fallida para cosechar un electorado transversal ha sido Espinosa de los Monteros, un político que posee una lujosa mansión de 545 metros cuadrados, cuatro plantas, parcela y piscina en una de las mejores zonas de Madrid.
En poblaciones como Alcorcón, Parla, San Martín de la Vega, Móstoles o Getafe – situadas en el conocido como cinturón rojo madrileño – el apoyo a este partido ha sido a costa del PP. Han entrado en estos ayuntamientos como última o penúltima fuerza con representación. Más allá de estos datos, si se analiza la situación del partido en las 16 ciudades más pobladas, se observa que la irrupción es desigual en cada urbe. Sus mejores resultados se dan en Córdoba, Madrid, Sevilla y Palma de Mallorca.
En la ciudad insular, con la candidatura liderada por el ex general Fulgencio Coll, se encuentran los tres barrios que más se decantaron por este partido. En estas demarcaciones que tienen una renta media que oscila entre los 30.000 y 46.000 euros, Vox obtuvo el 16% de los votos.
Por su parte, en Madrid, en zonas ricas como Castellana y Recoletos, el partido de Abascal consiguió el 12,6% del apoyo del electorado. En estas circunscripciones, que tienen una media de ingresos de 83.000 euros, el partido de extrema derecha obtuvo más votos que en la capital, 12,6% frente al 7,66% municipal. Por el contrario, en muchos barrios del distrito de Puente de Vallecas se quedó por debajo del 6% de las papeletas.
Palma, fortín de Vox
Esta situación se repite en otras grandes ciudades españolas. En la zona de Sevilla donde se encuentran 'Las 3.000 Viviendas' (14.600 euros de renta media), Vox obtuvo el 5% de los votos. A cientos de kilómetros, en el barrio zaragozano de Delicias (23.000 euros) cosechó el mismo resultado. La misma dinámica se mantiene en Valencia y en Valladolid, a mayor renta, más papeletas al partido de extrema derecha.
Málaga es una de las excepciones. En esta ciudad andaluza los barrios con menos ingresos se han decantado más por Vox que los que tienen rentas más altas. Por ejemplo, en El Limonar ha obtenido su peor resultado (3,2%), a pesar de que es la zona más rica del municipio. Esta decisión del electorado se podría explicar porque en este territorio no ha logrado arrebatar voto al candidato municipal del PP Francisco de la Torre, que ganó las municipales en este barrio con el 80% de apoyo.
Finalmente, en ciudades de Catalunya y del País Vasco la irrupción de este partido ha sido mucho más reducida. Para la politóloga Helena Castellà, miembro del Instituto de Derechos Humanos de Catalunya, estos resultados autonómicos se podrían justificar por sus ejes programáticos. “Vemos que en Catalunya, y en el resto de España recupera el eje de reivindicación histórica de la extrema derecha, anti nacionalismos periféricos. Eso explicaría el rechazo de Catalunya, País Vasco y Galicia porque no representa la realidad de esos casos”, incide esta experta.
En Barcelona, donde consiguieron el 1,16% de los votos, se da una situación llamativa. Dos de las zonas con mayor disparidad de renta fueron las que apostaron por esta formación. El elitista barrio barcelonés de Pedralbes (80.000 euros de renta media) fue uno de los que más se decantó (2,8%) en la ciudad por este partido. En Torre Baró, Ciutat Meridiana y Vallbona, con 22.254 euros de ingresos familiares, obtuvo el 3,3% de apoyos en las municipales del 26 de mayo.
Casals asegura que tras estos últimos comicios todavía es pronto para sacar conclusiones tajantes. Asimismo, remarca la peculiaridad de las elecciones municipales porque la formación “no tiene candidatos conocidos en la mayor parte de casos” y destaca el control total que ha realizado el partido sobre la comunicación de sus cargos públicos. “Si tienes un candidato que no es conocido y además no tiene autonomía, es difícil. Con un programa marco, unos candidatos pocos conocidos y además a los que no dejan participar en debates, es compleja su lucha electoral”, cuenta Casals.
Nacionalismo económico
El historiador destaca que el programa económico de Vox tiene diferencias con el de la formación de Le Pen. “Hay una apuesta por el nacionalismo económico y no solo por el nacionalismo identitario”, señala sobre la agrupación francesa. Según explica este experto, el Reagrupamiento Nacional francés apuesta por un “Estado fuerte que garantice los derechos de los trabajadores” y las medidas del partido de Abascal “combinan una protección a la familia con neoliberalismo, copago a los medicamentos o una reducción del Estado”.
Por otro lado, Castellá destaca que a diferencia de los programas económicos de los partidos de extrema derecha del norte de Europa que “defienden el estado del bienestar fuerte pero solo para los nacionales”, Vox se dirige a “clases altas y más conservadores, y no tanto a defender el estado del bienestar fuerte donde los inmigrantes no tiene cabida”. Algunas de las propuestas destacadas por Abascal consistían en limitar el derecho a huelga, apostar por pensiones semiprivadas y el desguace del sistema fiscal.