Si en 2014, cuando Ignacio Garriga (San Cugat del Vallés, 1987) se afilió a Vox, alguien le hubiera dicho que en unos años llegaría a ocupar nada menos que la Secretaría General de Vox, un cargo de la máxima confianza de Santiago Abascal, el joven dirigente catalán que acaba de cumplir 35 años, posiblemente no se lo hubiera creído. Acaba de desbancar en el cargo a todo un histórico del partido, el hasta ahora todopoderoso número dos de la formación de extrema derecha, Javier Ortega Smith, contra el que cargó la excandidata a la Junta de Andalucía, Macarena Olona, cuando se marchó de Vox acusándole de haber dinamitado al partido cercenando su “democracia interna”, y de haber puesto en marcha “la trituradora de carne” contra ella y todos los discrepantes con la línea oficial.
De forma inesperada, el pasado día 6 de octubre Abascal apartó de su lado a Ortega Smith, al que sigue denominando “compadre” y “amigo”, relegándole a una de las tres vicepresidencias. Y apostó de nuevo por Garriga, un odontólogo hijo de una española de origen ecuatoguineana fallecida recientemente, Clotilde Vaz de Conceição, y de padre catalán con ascendencia flamenca, Rafael Garriga Kuijpers.
Con todo, el dirigente catalán, que tiene cuatro hijos, no ha mostrado nunca reparos a la hora de cargar contra la “invasión migratoria ilegal” y apostando por las deportaciones inmediatas. “Me da igual que sean chinos, blancos o negros, con tal de que vengan a España de manera ordenada”, defendió en su tierra.
También se sumó a las denuncias sobre el “multiculturalismo” que a juicio de la extrema derecha está propiciando “el auge del fundamentalismo islámico” en Catalunya, un discurso que culmina en Vox con la teoría del “reemplazo poblacional” de los verdaderos españoles por personas inmigrantes. Sin embargo, tanto Garriga como los dirigentes de la formación de Abascal niegan que esos planteamientos sean “xenófobos” y “racistas”. “Si Vox fuera racista o tuviera algo contra los extranjeros, yo no podría estar aquí”, ha sostenido el nuevo Secretario Gerneraldel partido en varias entrevistas.
Sus inicios en el PP
La trayectoria política de Garriga en realidad se inició en el PP, de la mano de su madre, una entregada y conocida activista del partido en Sant Cugat (Barcelona). Su hijo se afilió en 2005 a las Nuevas Generaciones, pero poco después se dio de baja al no estar de acuerdo con el timorato giro que la formación adoptó en sus primeros planteamientos de lucha contra el aborto o el matrimonio gay, cambios que en su opinión eran excesivamente “liberales” y chocaban frontalmente con sus ideas ultracatólicas y sumamente conservadoras. Dentro del partido se le sitúa muy cercano al Opus Dei.
En 2010 Garriga se presentó a las elecciones autonómicas de Catalunya con Alternativa de Govern, el efímero partido de la exdirigente del PP Montserrat Nebrera, concurriendo como número 18 de la lista por Barcelona, pero no consiguió escaño. Cuatro años después se afilió a Vox tras reconocer que se identificaba al 100% con su programa y con su visceral rechazo al movimiento independentista. Ignacio Garriga es primo de Juan Garriga Domenech –exdirigente de la xenófoba Plataforma per Catalunya (PxC), que estuvo imputado por un delito de odio, aunque la causa al final se archivó–, y al que le atribuyen peligrosas amistades neonazis. De hecho, ha asistido a charlas en lugares como el Club Empel de Barcelona, sucesor del Casal Tramuntana, un punto de encuentro de jóvenes de ideología fascista.
La moción de censura contra Sánchez
Desde que ingresó en Vox, Garriga ha sido uno de los dirigentes del partido en Catalunya a los que ha tutelado Jorge Buxadé, actual portavoz nacional y jefe de la delegación europea. De hecho, ahora hay quien apunta a que en realidad su ascenso se debe a los deseos de Buxadé de controlar la organización a través de Garriga, cuya figura dentro de la formación ultraderechista no despuntó demasiado hasta que en 2019 Abascal le colocó como cabeza de lista por Barcelona en las elecciones de abril de 2019. Logró el escaño, que revalidó de nuevo en noviembre de ese mismo año, tras la repetición electoral.
Su papel como diputado nacional transcurría de forma discreta hasta que, para sorpresa de muchos, en octubre de 2020, Abascal le encomendó defender la moción de censura que presentó Vox en el Congreso contra Pedro Sánchez. Por entonces ya había sido designado como candidato a la Generalitat de Catalunya por el Comité Ejecutivo Nacional (CEN). Su protagonismo en aquel debate le supuso un verdadero empujón de cara a la campaña catalana dado que era el aspirante en esos comicios menos conocido y partía con un escaso bagaje político como dirigente de Vox.
El resultado fue que en aquella cita con las urnas, en febrero de 2021, su candidatura consiguió 11 escaños. Vox se convirtió en la cuarta fuerza del Parlament catalán sobrepasando con creces a Ciudadanos, que se hundió (pasó de 36 escaños a 6) y al PP, que con sus tres únicos representantes ha terminado siendo residual en Catalunya. No obstante, el papel de Garriga como portavoz de Vox en el Parlament, en este primer año de la legislatura, tampoco ha sido muy significativo.
Alegría por la caída de Ortega Smith
Su designación como nuevo secretario general supuso también toda una sorpresa dentro de Vox. Pero han sido muchos los dirigentes territoriales que han celebrado su llegada y le han dado la bienvenida. Sobre todo porque era una legión dentro de Vox la que deseaba la caída de Ortega Smith cuya gestión ha sido muy criticada por el desbarajuste que reinaba en muchos de los territorios a escasos meses de las municipales y autonómicas de 2023, cruciales para el partido.
Ahora la confección de las listas electorales está en manos de su sucesor, Garriga, un dirigente que pese a sus ideas extremas despliega ante las cámaras unas formas educadas y hace gala de un discurso moderado, muy diferente al de Ortega Smith. Así lo demostró el pasado 7 de octubre en su debut en el cargo, cuando compareció en rueda de prensa en la sede nacional de la formación de la calle Bambú de Madrid.
El nuevo secretario general estuvo arropado, entre otros, por Iván Espinosa de los Monteros y Rocío Monasterio, pero a su puesta de largo no acudió su antecesor, sobre el que Garriga tuvo amables palabras afirmando que había dado un “generoso paso a un lado” para dedicarse en cuerpo y alma a “ganar Madrid” como candidato municipal.
Garriga destacó que Vox “está más fuerte y más unido que nunca” y achacó a “intrigas palaciegas” y a “campañas orquestadas” que buscan “minar” a su partido todas las interpretaciones que se han hecho sobre ese importante relevo en la cúpula de la formación ultraderechista. Como nuevo secretario general de Vox, cargó que compatibilizará con la portavocía en el Parlament de Catalunya, Ignacio Garriga tiene aún su hoja de servicios por escribir.