Abascal glosa a Primo de Rivera entre los aplausos del público en un mitin de Vox

Alberto Ortiz

9 de octubre de 2022 10:34 h

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El líder de Vox, Santiago Abascal, ha aprovechado su intervención en la suerte de festival que organiza Vox este fin de semana en Madrid, con líderes ultraderechistas de varios países y una pseudorepresentación teatral sobre la historia de España, para reivindicar unas palabras del fundador de la Falange José Antonio Primo de Rivera. “Andan a vueltas con que quieren sacar el cuerpo de José Antonio Primo de Rivera –ha dicho encima del escenario—. Un hombre que antes de ser fusilado dijo unas palabras que a nadie pueden ofender: 'Ojalá fuera la mía la última sangre española que se vertiera en discordias civiles'”.

Abascal ha recuperado las palabras del líder falangista, juzgado por el Gobierno de la República por sublevación y fusilado el 20 de noviembre de 1936, para atacar a quienes, ha dicho, “quieren empezar de nuevo a profanar tumbas” y a “desenterrar odios”. Aunque no ha nombrado a nadie específicamente al hablar sobre este punto, Abascal se ha referido a quienes tienen “de nuevo” una “manía profanadora”, en supuesta referencia al Gobierno y sus socios parlamentarios que esta semana dieron luz verde definitiva con sus votos a la Ley de Memoria Democrática.

Con esta nueva ley, los restos del líder falangista deberían pasar del altar mayor de la basílica del Valle de los Caídos, donde están ahora, a las criptas comunes. Ese movimiento, sería, para Abascal, una manera de “desenterrar odios para generar tensión” por parte de aquellos que “no aman” la patria y “no piensan en el amor entre españoles”. Si la exhumación de Primo de Rivera se concreta, sus restos completarán un largo periplo en poco menos de un siglo: fue enterrado en una fosa común en Alicante; el bando sublevado lo sacó de allí en 1939 y lo trasladó hasta el Monasterio de El Escorial; y en 1959, Franco lo volvió a exhumar y lo enterró en el Valle de los Caídos, justo un día antes de la inauguración de ese mausoleo.

Este sábado, además de glosar al dirigente falangista, presumió de la historia de su país que él y sus seguidores, dijo, asumen “sin mordaza, sin miedo y con orgullo”. “Asumimos el pasado sin hemiplejias [parálisis total o parcial de un lado del cuerpo], sin leyendas negras y tampoco rosas. Asumimos nuestra historia sin mordaza, sin miedo y con orgullo. No nos van a arrebatar las victorias ni las derrotas de las que tanto hemos aprendido”, dijo, para a continuación defender las estatuas que esas personas inconcretas “quieren tirar”: “Nosotros queremos levantarlas cuando sea necesario”.

Esas estatuas derribadas podrían ser las de Cristóbal Colón en algunos países de América, tiradas como forma de resignificar la denominada “conquista”, pero también, dada su indefinición y las menciones al líder falangista, las de Franco y otros miembros de su Gobierno retiradas en las últimas décadas efecto de la Ley de Memoria Histórica.

Por último, el líder de Vox defendió la nación “como asidero de quienes no tienen nada”. “Quieren destruir nuestro patrimonio, especialmente el de los que menos tienen. Quieren destruir la nación, la protección de los más débiles, el asidero de quienes no tienen nada y peor lo están pasando”, ha dicho. “Tenemos el deber de ser agradecidos, todo lo que tenemos es heredado, nada nos pertenece, somos sus depositarios, albaceas testamentarios de un legado que tendremos que entregar mejorado a las generaciones venideras”, sin aclarar si parte de ese legado lo conforman también las ideas de José Antonio Primo de Rivera.

Meloni, Morawiecki o Milei, entre los invitados

El discurso de Abascal ha sido el punto álgido de la jornada del sábado del festival Viva 22, un evento que ha organizado Vox en el espacio Mad Cool de Madrid bajo el lema “La Historia que hicimos juntos”, y en el que también participaron ayer líderes de la ultraderecha de otros países como el argentino Javier Milei, quien se autodenomina anarcocapitalista y apenas hace unas semanas cuestionó las cifras de desaparecidos de la última dictadura militar de su país; o André Ventura, el líder del partido ultraderechista portugués Chega.

No obstante, los cabezas de cartel del festival intervendrán esta tarde: la neofascista Giorgia Meloni, vencedora de las últimas elecciones en Italia, y el primer ministro polaco Mateus Morawiecki. A última hora, el evento ha anunciado la participación con vídeos grabados del expresidente estadounidense Donald Trump y el primer ministro húngaro, Viktor Orbán.

“Vamos a volver al 36”

Además de discursos políticos, el festival de la ultraderecha ha programado durante el sábado y domingo varias actividades lúdico-artísticas. El cierre de la jornada de ayer lo protagonizaron Infovlogger y Los Meconios, un trío de techno-pop que presentó su éxito Vamos a volver al 36, una canción con la base musical de un tema de Aqua que empezaba con versos como “cabreamos siempre a los comunistas, feministas y progres”, o “la izquierda que gobierna acá se llama frente popular, rodeados de revolucionarios pajilleros de sofá”.

Luego, animados por la euforia del público, subieron el tono y entonaron cosas como “las feministas protestan por una violación grupal; hay 10 más que investigar, me da igual son de Senegal”, “somos la resistencia, somos fachas”, o “si eres gay, quieres ir a ver el orgullo LGTB, debes enseñar el carnet de buen homosexual”. “Os querrán mandar todos al gulag. Bienvenidos a la resistencia”, han cantado mientras las pantallas del fondo del escenario alternaban banderas comunistas con españolas.

“Estamos hasta los cojones de los progres, ¿no? Pues vamos a cantarles a los progres”, ha arengado uno de los artistas antes de entonar otro tema de su repertorio, Progre soy yo, esta vez con la música de Bajo del mar, que ha tenido bastante éxito, según las imágenes del evento, entre los asistentes más jóvenes, muchos de ellos menores, que se apretaba en las primeras filas y agitaban los brazos de un lado a otro. Luego han entonado una versión del Ay, Mamá de Rigoberta Bandini titulada, en un alarde de originalidad, Ay, Papá, con el estribillo: “No sé por qué dan tanto miedo nuestros penes”.

Este domingo, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) ha pedido a la Fiscalía General del Estado que investigue la actuación al considerar que los artistas pueden haber cometido un delito de odio.

Antes, en el escenario central habían aparecido numerosas personas vestidas con trajes medievales, con disfraces no demasiado preparados de reyes o nobles del siglo XVI o incluso de El Quijote y Sancho Panza. Se trataba de un recorrido por la historia quizá más generosa con España de lo que fue la realidad. El hilo conductor del teatro es un abuelo frustrado con su nieto, que prefiere jugar a la play que leer sobre la historia de su país, y que lo saca de su engaño para mostrarle los grandes hitos de los reyes y los ejércitos españoles. “Combates, juramentos, duelos, honor y fe. Descubrimientos, reyes, batallas, nación, grandes inventos, imperio. Líderes, sangre, héroes y milagros”, le resume el abuelo, con un pin de la bandera de España en la solapa.

La supuesta historia comienza, como es habitual en los relatos nacionalistas, mucho antes de que España se pensase ya no como nación sino siquiera como una entidad: la batalla de Covadonga. “Ocho siglos costó echar a los musulmanes”, le dice el abuelo a su nieto, que pone énfasis “la cruz de la victoria” que unía supuestamente a todos los pueblos españoles que luchaban contra la invasión.

Todo eso ocurría en un vídeo que la organización proyectaba en las pantallas del escenario, pero en un momento dado, comenzaron a aparecer actores o figurantes vestidos de soldados visigodos y musulmanes, blandiendo espadas sobre las tablas con una música de pretendida épica. El abuelo le fue presentando a todos los reyes y posteriormente las grandes escenas de la historia del milenio pasado, en un relato que concluye con la pérdida de Filipinas y las últimas colonias.

En ese momento el abuelo le dice: “Esta es la España que hemos construido. Tú eres el heredero de todos”. En esa historia engrandecida no se toca mucho el siglo XX, salvo para nombrar a algunos artistas o investigadores. La actuación termina cuando el niño decide abandonar su partida de Fortnite, tomar una espada y luchar junto a los soldados cristianos contra los moros. Fundido a negro y fuegos artificiales antes del concierto final de electropop con consignas ultraderechistas.