Operan en una academia sin sede, que no se anuncia en ninguna parte, y nadie controla las cantidades que reciben, mayoritariamente en mano y en efectivo. Tres inspectores del Banco de España llevan al menos cinco años preparando a opositores a los que cobran en metálico cantidades que algunos meses alcanzan los 8.000 euros por formador. elDiario.es ha estado semanas dentro de las clases y el pasado martes desveló en exclusiva la existencia de este centro de formación en la sombra. La entidad supervisora tiene sus nombres sobre la mesa y los testimonios de los alumnos que admiten esos pagos sin control. Una periodista de esta redacción ha sido testigo directo de las entregas de billetes en domicilios, oficinas y locales de hostelería. La única reacción hasta el momento del Banco de España es que estudiará si el caso requiere de una investigación interna.

El caso de estos inspectores es otro más de los destapados por esta redacción que el pasado agosto ya publicó pagos similares a jueces y fiscales. Muchos de ellos se dedican a la preparación de oposiciones –en la Justicia las pruebas son anuales y se presentan cientos de graduados en Derecho– con el mismo procedimiento: en su caso pagos en metálico de hasta 300 euros al mes por alumno.

Esta semana elDiario.es se ha adentrado en el corazón del Banco de España donde se ha instalado un sistema clandestino de preparación de oposiciones, al que se accede por recomendación de otros estudiantes o contactos en la entidad y que no deja rastro de los pagos, sin justificantes ni recibos. Los billetes pasan cada mes de unas manos a otras sin ningún control ni recibo. Lo que sigue es la intrahistoria detrás de una academia montada por al menos tres inspectores del Banco de España (algunos testigos sostienen que hay más, aunque esta redacción no ha podido corroborarlo) y que lleva más de un lustro operando en la capital.

Los protagonistas de la historia

El inspector de más alto rango de los tres que han montado esta academia en la sombra es Alberto Casillas Cuevas. Lleva prácticamente un cuarto de siglo en el Banco de España y ocupa desde 2015 la dirección del departamento de Resolución. Su especialidad es la Contabilidad, materia en la que se le considera una eminencia.

En ese mismo negocio también toma parte su hermano Juan Casillas Cuevas, ingeniero de caminos que trabajó en el sector civil hasta que superó las oposiciones como inspector del Banco de España en 2012. Actualmente trabaja en el departamento de supervisión de grandes entidades financieras que se ha ocupado de fiscalizar las actividades del BBVA y el Banco Santander. Imparte clases de Estadística y Matemáticas en distintos grupos por niveles. 

La tercera inspectora es Patricia Navarro-Rubio Poole. Proviene una saga con historia en el supervisor. Es nieta de Mariano Navarro-Rubio, gobernador del organismo entre 1965 y 1970, un cargo al que accedió tras haber sido ministro de Hacienda durante la dictadura franquista y procurador en Cortes. Imparte clases de Sistema Financiero con un sistema más sofisticado que sus dos compañeros. Los tres son técnicos muy reputados y dan formación directamente relacionada con sus funciones en el Banco de España.

La oposición a inspector

A diferencia de otras pruebas de acceso a la administración, las de acceso a un puesto de inspector en el Banco de España exigen resolver ejercicios y analizar casos prácticos. No es una oposición al uso: no consiste en memorizar una serie de temas para repetirlos ante un tribunal. Hay que superar varios ejercicios eliminatorios: dos test de conocimientos básicos y razonamiento, una prueba de inglés y un tercer examen que consiste en resolver tres ejercicios independientes. Las materias clave son Contabilidad, Estadística, Matemáticas, Sistema Financiero y Derecho Mercantil, aunque esta última es la que los alumnos suelen preparar por libre. 

Las pruebas constan de un doble baremo donde el 75% de la nota corresponde a esta serie de exámenes prácticos y el 25% restante a una valoración de méritos para la que se tiene en cuenta la formación, la experiencia profesional y la capacidad de comunicación y exposición técnica. Las fuentes consultadas calculan que son necesarios entre 18 meses y dos años de estudio para poder superarlas.

En la última convocatoria, de 2019, se presentaron 480 aspirantes para pelear por 11 plazas. Ni siquiera se cubrió el cupo: entraron solo ocho. En 2016 los puestos ofertados fueron 30 y en 2017 alcanzaron los 45 coincidiendo con la marcha de muchos inspectores españoles al Banco Central Europeo tras ponerse en marcha el Mecanismo Único de Supervisión. Distintas fuentes coinciden en que, durante esos años, el negocio de estos preparadores se multiplicó.

La captación de los alumnos

Este sistema de clases particulares funciona por el boca a boca. Aunque no se anuncian en internet ni en ningún sitio, no es difícil acceder a él a través de otros opositores o contactos en la entidad. Cuando un alumno llega a uno de los inspectores que ejercer de profesores en este centro de formación clandestino, lo normal es que él o ella le ponga en contacto con los otros dos preparadores para formarse en el resto de materias. Es así cómo se teje su red la academia en la sombra. Y alumnos de años anteriores avisan a otros aspirantes.

Los tres empleados del Banco de España han fijado una misma tarifa para todos: 160 euros al mes por alumno y asignatura, de las que imparten tres horas semanales aunque también están disponibles fuera de ese horario para resolver dudas por email, teléfono o WhatsApp en una especie de tutorías personalizadas. Los aspirantes definen a sus preparadores como técnicos cualificados que mantienen un tono muy didáctico y dan todo tipo de facilidades para seguir las clases. Dada la naturaleza de las pruebas -que exige resolver ejercicios prácticos y supuestos reales- es muy habitual que los opositores recurran a técnicos con experiencia en el sector y en el propio Banco. Las decenas de alumnos consultados por esta redacción durante los últimos meses aseguran que los hermanos Casillas Cuevas y Patricia Navarro-Rubio tienen fama de ser de los mejores.

Tal y como han contado los testigos y ha confirmado directamente esta redacción, a la hora de contactar con uno de los formadores para pedir información no suelen hacer demasiadas preguntas sobre los estudios o experiencia previa y tampoco tienen inconveniente en incorporar a alumnos cuando ya se ha impartido parte del temario. Sí explican de forma detallada su sistema de formación o el programa que imparten. Su trato con los opositores es en todo momento muy cordial y atento y mantienen con ellos un contacto semanal sobre sus avances. Tampoco faltan los mensajes de ánimo para quien está empezando y anda un poco perdido o para aquellos que empiezan a desanimarse tras muchos desembolsos de 600 euros al mes.

Hay menos explicaciones sobre el sistema de pagos, sobre el que se ha establecido un pacto tácito entre alumnos y profesores. En las primeras consultas, los profesores detallan la cuantía de las tarifas (160 euros para cada una de las cuatro asignaturas que imparten los tres profesores) pero no se extienden en detalles sobre la forma de pago. Explican que para los alumnos que residen en Madrid lo habitual es quedar en persona hacer el pago en efectivo y, según explican, aprovechar para charlar un poco y comentar los avances con las materias. En una primera conversación con la periodista que se infiltró en sus clases, Juan Casillas, profesor de Estadística y Matemáticas, aseguró que “al principio” los abonos se hacían por transferencia pero que dejó de hacerlo así porque era un “rollo” juntarse con decenas de movimientos bancarios cada mes. Opositores que figuran hoy en sus grupos o que han formado parte de ellos en años anteriores aseguran a elDiario.es que ellos siempre realizaron los pagos de la misma manera: en mano y en metálico, sin justificantes ni recibís.

Los pagos en metálico

elDiario.es ha sido testigo de que los últimos pagos que siguieron las instrucciones que fijan los preparadores: mayoritariamente de forma presencial y en billetes. Ni a la periodista de esta redacción ni al resto de los alumnos se le facilitó ningún documento acreditativo del gasto. Otros aspirantes aseguran que los abonos por transferencia o plataformas de micropagos como Bizum son excepcionales y suelen reservarse a personas que viven fuera de Madrid, donde residen los tres profesionales.

El propio Juan Casillas dejó claro el sistema de pagos al concluir una de sus clases a finales de septiembre . Interrumpió la grabación —él y su hermano Alberto suelen registrar las sesiones por si algún alumno no puede asistir— y detalló “para los nuevos” cómo debían hacerse esos abonos. Ofreció tres posibilidades: en su casa de Boadilla del Monte, en el domicilio de su hermano, o en en un bar de la calle Fuencarral de Madrid. “Cualquiera de las tres opciones, fenomenal”, dijo a los alumnos. En el vídeo puede comprobarse cómo el preparador hace tiempo hasta que logra parar la grabación y solo entonces da las instrucciones para pagar.

Días después, elDiario.es pudo comprobar in situ cómo se llevaban a cabo y abonar así las clases de su redactora. El inspector del Banco de España acudió a un bar de la calle Fuencarral de Madrid, donde la tarde del 8 de octubre fueron desfilando jóvenes a abonar las clases del último trimestre: hasta 960 euros en metálico, que es la suma de las tres materias que imparte durante los meses de julio, septiembre y octubre. En agosto no hubo clase. Desde el pasado verano, la cantidad máxima que Hacienda permite entregar en efectivo son 1.000 euros dentro de su normativa para evitar el fraude.

Aquella tarde de viernes, en la jamonería D´Bellota del centro de Madrid algunos alumnos se sentaron a conversar y pidieron refrescos o cañas. Otros saludaron brevemente y se marcharon. Todos depositaron discretamente el dinero en efectivo.

El sistema viene de lejos, según los testimonios recabados en esta investigación periodística que se ha alargado durante meses. Los pagos por transferencia fueron rechazados incluso durante el confinamiento de la primavera de 2020, cuando las restricciones a la movilidad impedían los desplazamientos. Algunos opositores preguntaron a Alberto Casillas, el jefe del departamento de Resolución del Banco de España, por la posibilidad de hacer transferencias para abonar las clases. Pero el preparador pidió que esperasen a que se relajaran las medidas para cobrar todo en mano, según varios testimonios. Este profesional acostumbra a recibir el dinero en persona en su casa del distrito de Salamanca de Madrid, junto al metro de la calle Goya. Recibe en el mismo despacho desde el que imparte su asignatura por Zoom. Y, si dispone de tiempo, propone a los estudiantes tomar algo por la zona para resolver dudas o comentar cómo llevan el estudio. 

También mayoritariamente en efectivo se abonan las clases de la tercera preparadora, Patricia Navarro-Rubio. En su caso, alquila durante dos horas y media al principio de cada mes una pequeña sala en un coworking ubicado en la planta sexta de un edificio ubicado en la glorieta de Cuatro Caminos de Madrid. El pasado 4 de octubre elDiario.es también fue testigo de esos abonos. Por allí fueron pasando los opositores que, como en el caso de los otros dos preparadores, aprovechan esos encuentros para comentar su experiencia en las clases, resolver dudas o abordar otros aspectos sobre la oposición.

elDiario.es contactó con los tres preparadores de la academia en la sombra el pasado lunes. Navarro-Rubio y Alberto Casillas rechazaron hacer comentarios sobre la información; Juan Casillas no contestó a las llamadas y mensajes que sí leyó a través de WhastApp. Eso sí, se apresuró a poner un mensaje en el grupo que comparte con sus alumnos para pedirles que no hablasen con los periodistas de elDiario.es que estaban intentando contactar con ellos. Para entonces, esta redacción ya había recabado el relato de varios de ellos de este y de otros años.

Pagos en metálico en el Banco de España y en la Justicia

El sistema ideado por estos tres cargos del Banco de España para cobrar en efectivo es prácticamente idéntico al que desde hace años mantienen jueces y fiscales, que preparan a opositores a judicaturas a los que también reclaman los pagos en metálico. elDiario.es desveló el pasado mes de agosto que algunos cobraban hasta 4.000 euros al mes en efectivo.

Lo normal es en metálico, yo cobro en metálico, piensa que por trasferencia tendrías que pagar mucho más. Las ayudas son nulas y los impuestos altísimos

Como los del Banco de España, los de judicatura no suelen ofertarse públicamente con sus nombres y apellidos. Lo hacen normalmente con emails genéricos en los foros (algunos con acceso cerrado) y solo cuando un opositor les contacta dan su nombre de pila y en qué provincia ejercen. A los más cotizados, los que más cobran por preparar –hasta 300 euros al mes– solo se accede por recomendación de alguno de sus alumnos.

Los opositores a judicaturas también relatan que el cobro en metálico es una práctica muy extendida. Muchos preparadores ponen pegas para cobrar por transferencia o Bizum, y reclaman que se les pague en sobres al final de cada mes. Los hay que lo hacen sin justificación mediante –“Cobramos 200 euros, que se pagan a principios de cada mes. La forma de pago es en efectivo”– o quienes directamente aluden a la incomodidad de pagar impuestos.

“Lo normal es en metálico, yo cobro en metálico, piensa que por trasferencia tendrías que pagar mucho más. Las ayudas son nulas y los impuestos altísimos. Si fuera por transferencia, subirían los precios en general de todos los preparadores, y eso lo va a pagar el opositor”, contó un fiscal de Madrid a elDiario.es.

Como en otras oposiciones, es un método extendido y asumido por todos. Hay opositores que ni se cuestionan por qué tiene que ir una vez al mes con 300 euros en el bolsillo a la casa (o al despacho) de su preparador; quienes se sienten incómodos no tienen mucha alternativa. “Entre los compañeros se comenta mucho porque a todo el mundo le cobran así”, relataba un alumno que ya había accedido a la Escuela Judicial. “Seguramente haya quien no lo haga, pero yo no me lo he encontrado. No son unos cuantos, es generalizado”.

Sin investigación en ambos casos

Además del sistema extendido de pagos en metálico, los casos del Banco de España y el la judicatura guardan otra importante similitud: no hay un mínimo control al respecto. Nadie certifica si lo que están haciendo los preparadores, altos funcionarios de la administración, está sujeto a compatibilidad, si la cumplen en caso de haberla pedido, si exceden las horas y mucho menos si tributan por ello.

En el caso de los jueces y fiscales, tienen que pedir autorización si superan las 75 horas al año de dedicación. Prácticamente todos los preparadores dedican más tiempo, pero no todos piden la autorización al Consejo General del Poder Judicial o a la Inspección Fiscal. Da igual. Ninguno de estos dos órganos comprueba nada, no investiga.

Lo mismo ocurre con el Banco de España, con la salvedad de que la entidad tiene ahora sobre la mesa los nombres de tres inspectores que cobran en metálico. La entidad y la Oficina de Conflicto de Intereses –encargada de otorgarles la compatibilidad para las actividades fuera de su trabajo y dependiente del Ministerio de Hacienda– tienen competencias para hacerlo.

Por lo visto en todo este tiempo tanto en el Poder Judicial como el Banco de España se limitan a chequear las solicitudes de compatibilidad sin realizar ninguna comprobación a posteriori. La única posibilidad es una denuncia a la Fiscalía o ante un Juzgado.

Tras las informaciones de elDiario.es sobre el cobro en negro de jueces y fiscales, una ciudadana anónima presentó una denuncia ante la Fiscalía General del Estado. Dolores Delgado firma la respuesta, enviada el pasado 21 de octubre, en la que dice que no puede ahondar en nada porque supondría abrir una investigación prospectiva para ver que jueces y fiscales defraudan o quienes no cumplen con la compatibilidad.

Delgado tiene razón. Es necesario conocer los nombres de quienes cobran en sobres a sus alumnos, pero los únicos que pueden darlos son los opositores o los propios jueces y fiscales, que conocen a los compañeros que se han entregado a estas prácticas. Saben quiénes lo hacen de manera legal y quién no. Por ahora no hay constancia de que ninguno haya denunciado.

Si conoces más casos como este o tienes más información sobre este asunto, escríbenos a pistas@eldiario.es