“La anomalía es que yo sea alcaldesa de Barcelona, una ciudad abierta, progresista, innovadora. La anomalía es que sea la primera mujer alcaldesa después de 40 años de reinstauración de la democracia”. Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, se encuentra en Bruselas participando en unas jornadas de Eurocities, una agrupación paneuropea de ciudades aliadas y coordinadas ante los desafíos actuales que viven las ciudades, que tienen que ver con todo aquello que se encuentra un ciudadano cuando abre la puerta de su casa y sale a la calle: contaminación, movilidad, servicios públicos...
Dentro de esas alianzas, Eurocities ha puesto en el centro las políticas de vivienda. Hace un mes estuvo en Bruselas Laia Ortiz, concejal de servicios sociales de Barcelona para expresar el compromiso de la ciudad en esta materia. Y ahora es Colau quien reclama a la UE que “no mire a otro lado” ante la crisis de la vivienda que se vive en la mayoría de grandes ciudades europeas.
Colau, además, ha participado en un debate con otras alcaldesas europeas: Anna König Jerlmyr, presidenta de Eurocities y alcaldesa de Estocolmo; Johanna Rolland, alcaldesa de Nantes, y Emily O’Reilly, Defensora del Pueblo Europeo.
“Pero no sólo soy la primera mujer alcaldesa de Barcelona”, ha explicado Colau, “soy la primera mujer alcaldesa de un Gobierno que se define feminista. Todo nuestro gobierno se define feminista: hemos creado la concejalía de feminismos para que el feminismo esté en el centro de las políticas de la ciudad porque hace falta dinero para hacer política feminista. Hemos llevado el feminismo al presupuesto, al urbanismo”.
“Soy la primera mujer alcaldesa”, prosigue Colau, “que además soy bisexual, que vengo de una familia humilde, que nunca había estado en un partido... No nos esperaban, y hemos refrescado muchas formas de hacer política”.
Colau ha reconocido que cuando una mujer que a ser alcaldesa se enfrenta a cosas que no se enfrenta un hombre: “A un hombre no le cuestionan su peinado, su forma de vestir, el peso., A nosotras nos preguntan cómo concilias, pero no a los hombres. Mientras he sido alcaldesa he sido madre, y todos los medios han opinado de mi maternidad, de mi baja... Cuando asumes ese lugar de visibilidad relacionado con el poder has de saber que se va a opinar sobre tu vida privada como no pasa con los hombres”.
“Te expones a otras cosas”, razona Colau: “Con políticos de derechas que me han dicho que tendría que estar limpiando suelos, vendiendo pescado, verdura, siendo azafata... El machismo va con el clasismo, porque cuando te hacen esas críticas no sólo te cuestionan a ti, atribuyen a tu género todos los trabajos fundamentales para la vida, y en una sociedad machista esos trabajos están despreciados”.
La alcaldesa de Barcelona explica que “todo eso va con el paso a la política y con el orgullo de ayudar a otras mujeres a hacer ese camino, consciente de que cuando no era una figura pública es cuando he sufrido casos de violencia machista más graves. Al ser una mujer pública recibes más críticas, pero tienes una situación de poder que te protege un poco, y sabes que la mayoría de las mujeres están en situación de vulnerabilidad, que no pueden denunciar el acoso y la discriminación por miedo a perder sus trabajos”.
“Estamos en política para visibilizar a las mujeres que lo tienen mucho peor que nosotras”, concluye Colau: “Las migrantes, las jubiladas, las madres monomarentales, las LGTBI, con discapacidad... Es la gran responsabilidad que tenemos nosotras ser la voz de las invisibles, que son la mayoría”.
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, planteó hoy en Bruselas su reclamo de una batería de medidas a nivel europeo para hacer frente a la crisis de vivienda en el continente y pidió a la Unión Europea “afrontar esta ”realidad“ y ”no mirar hacia otro lado“.
Manifiesto de ciudades
En una rueda de prensa para presentar el manifiesto de la red de ciudades europeas Eurocities de cara al futuro de la UE, Colau se centró en la crisis de la vivienda y recordó que el modelo europeo de ciudad es “una de las mejores contribuciones de Europa a la humanidad”, informa Efe.
En la actualidad se produce el fenómeno de la especulación y la gentrificación, proceso mediante el cual la población original de un barrio, generalmente céntrico y popular, es progresivamente desplazada por otra de un nivel adquisitivo superior.
“La crisis de la vivienda está amenazando a nuestras ciudades y nuestra economía. El derecho humano a la vivienda no se está respetando. Europa debería estar preocupada por el impacto de esta crisis en el mercado laboral y en la productividad económica de Europa”, afirmó.
Ante esta situación, Colau se mostró partidaria de medidas como un impuesto europeo contra la especulación en la vivienda o la prohibición de los “visados de oro”, los permisos de residencia que obtienen automáticamente los extranjeros que adquieren inmuebles superiores en precio a los 500.000 euros.
“En lugar de poner un impuesto a los especuladores, se regalan los derechos de ciudadanía a las personas ricas que pueden pagar una vivienda de más de medio millón de euros, y en cambio se condena a morir ahogadas a miles de personas en el Mediterráneo porque son pobres”, declaró Colau a la prensa tras la presentación.
También propuso que se garantice un mínimo de gasto público en vivienda del 1,5 % en todos los Estados comunitarios o que se lancen planes de rescate “para la gente y las ciudades” que apoyen proyectos de renovación de los barrios.
“La UE no puede mirar hacia otro lado y necesita afrontar esta realidad”, apuntó la alcaldesa de Barcelona.
Junto a los alcaldes de Glasgow, Nantes, Estocolmo y Varsovia, Colau presentó en Bruselas el manifiesto de Eurocities, un documento que sienta las bases de la postura de este movimiento ante el futuro de Europa y en el que piden una mayor involucración de las ciudades y sus habitantes en el proceso decisorio comunitario.