Albert Rivera o cómo ser Aznar, Rajoy y Zapatero al mismo tiempo

¿Aznar de las Azores? ¿José Luis Rodríguez Zapatero? ¿Nuevas Generaciones? El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, está siendo señalado por Pablo Iglesias, Mariano Rajoy y Pedro Sánchez como alguien aupado por las últimas encuestas y que les muerde en su electorado. Y elevan el todo con él. Cada uno por un lado.

Este martes, Mariano Rajoy aprovechó un acto en Tomares (Sevilla) para comparar al líder de Ciudadanos con Zapatero, si bien no llegó a mencionar sus nombres: “No es bueno para España que nadie venga al Gobierno para aprender. Ya hemos conocido quién estuvo en el Gobierno y llegó para aprender y ya hemos conocido los efectos que se produjeron. El partido no debe ser una cosa de una persona. Este partido no es así”.

Por otro lado, Pablo Iglesias, calificó a Rivera “el Aznar de las Azores” por sus “sobreactuaciones belicistas” tras los atentados de París. De forma paulatina, y desde el cara a cara que enfrentó a ambos en Salvados, el líder de Podemos ha subido el nivel de agresividad a la vez que la figura del candidato de Ciudadanos ganaba peso.

Fuentes de la campaña de Podemos reconocen el cambio en el tono, tal y como publicó eldiario.es, aunque consideran que el fondo es el mismo: señalar las profundas diferencias ideológicas que separan a los dos partidos que han encarnado la corriente de cambio de cara a las elecciones generales del 20 de diciembre.

“Cuando escucho a Albert Rivera que hay que mandar tropas a Siria me da la impresión de que vuelve el discurso de Aznar y de Bush”, ha señalado el líder de Podemos en múltiples ocasiones desde los atentados de París.

Pedro Sánchez, por su parte, ha situado a Rivera en las “Nuevas Generaciones del PP”. “España no necesita más derechas”, dice el candidato del PSOE, que ha equiparado la que representa Rajoy y la que encarna Rivera. Hace menos de un mes, el líder socialista definió a Ciudadanos como “la derecha moderna” que representa una “renovación que el PP no ve”.

Rivera cambia el discurso

Rivera, por su parte, ha ido modificando su discurso. “Queremos ganar a Rajoy y a Sánchez, no apoyarles; si no ganamos, estaremos en la oposición”, zanjó este lunes en una rueda de prensa tras la ejecutiva del partido.

Catorce horas antes, en el programa El Objetivo de La Sexta, se había mostrado favorable a la hipótesis de ser investido si no era el partido más votado: “La pregunta es si Sánchez o Rajoy apoyaría a Ciudadanos. Si somos segundos o primeros, tendrán que mojarse. Si tengo la mayoría del Parlamento... cualquiera sabe que tiene que gobernar con la mayoría de escaños”. Y sentenció: “No voy a apoyar a Rajoy”. Lo cual le valió que las redes 'populares' lanzaran el hashtag #RiveraEsSocialista.

Pero no es el único asunto sobre el que Rivera se ha corregido en los últimos tiempos. El 11 de noviembre, Rivera abría la puerta a incorporar ministros de otros partidos en un hipotético Gobierno presidido por él: “Si hay gente con talento que quiere incorporarse a nuestro equipo, incluso si otros partidos tienen una buena idea, pues por qué no. He visto a Obama incorporar a Hillary Clinton, a la que le ganó las primarias, y a otra gente propuesta por los republicanos. He visto a Sarkozy incluir a gente del partido socialista [en alusión al ministro de Exteriores entre 2007 y 2010, Bernard Kouchner]. Los buenos liderazgos no temen al talento, ni siquiera al que tiene matices ideológicos”.

Este domingo, sin embargo, Rivera cambió el discurso. ¿Incorporará ministros del PP o del PSOE?, le preguntó Ana Pastor: “Del PP o del PSOE, no. Independientes, sí. Si hubiera negociaciones, una de esas condiciones puede ser que haya alguien del PP o del PSOE, pero no puedo aceptar un Gobierno con las manos atadas, si no estaré en la oposición”.

Lo que está teorizando el equipo de Rivera es la posibilidad de quedar segundos el 20D, por detrás del PP y por delante del PSOE. En ese contexto, consideran probable, si suman los números, recibir el apoyo de Pedro Sánchez para la investidura de Rivera. Pero deslizar esta hipótesis, desnuda su estrategia: que Rivera trabaja en el escenario de perder las elecciones y que está mercadeando para llegar a La Moncloa. Y quizá por eso ahora prefiere hablar más de ganar o ir a la oposición que de cábalas para ganar una investidura.