Más en eldiario.es
ENCUESTA: El PSOE y Vox recuperan apoyos electorales en la semana de la exhumación de Franco
Quedan apenas quince días para la nueva cita con las urnas y en la sede de Ciudadanos, aunque intentan disimularlo, han entrado en pánico ante los malos pronósticos que insistente en darles todas las encuestas. Algunas incluso les sitúan por debajo de Vox con una caída que oscila entre los 30 y los 35 escaños. Cada nuevo sondeo les resta más representación en el Congreso.
“La movilización y la participación serán claves en la repetición electoral del 10N”, insisten en el partido en donde todos los candidatos, empezando por el propio Rivera, saben que se están enfrentando a la campaña electoral más difícil de su historia. El único resorte en el que confían para salir airosos de este trance es Catalunya y su conflicto, en el que se está centrando - y explotando- Rivera desde que se conoció la sentencia del procés.
La preocupación en la dirección del partido es patente pero no se centra solo en los malos pronósticos de los sondeos. El principal temor es la desmotivación que están percibiendo entre las bases, entre una militancia desmoralizada mucha de la cual está abandonando el barco. Una militancia que apenas se está implicando en la precampaña dejando desangelados algunos de los actos de Rivera, al que muchos ven “muy bajo de tono” estos días, “como si asumiera ya la derrota del 10N”.
“Están desesperados. No logran movilizar a los afiliados de base y han puesto a trabajar a medio partido para motivarnos, pero el resultado está siendo pésimo. El otro día el acto en Salamanca fue un desastre. Apenas sin gente”, afirma una afiliada de una agrupación madrileña de Cs muy crítica con los vaivenes que aprecia en el líder.
Esta afiliada, que prefiere guardar el anonimato, acaba de contestar a una encuesta telefónica interna que le han hecho dentro de una campaña que Ciudadanos ha puesto en marcha para animar a la gente a no quedarse en casa y a ir a votar. De paso, aprovechan para palpar el ánimo de la militancia. “Nos preguntan cómo vemos al partido y nos piden que acudamos a los actos y ayudemos a la movilización porque estas elecciones van a ser cruciales para España y para Cs”, explica.
En este sistema “de participación y escucha activa para estar cerca de la gente”, que el partido califica de “innovador”, participan tanto los trabajadores de la casa como los cargos públicos que son los que “hablan directamente de tú a tú” con los ciudadanos. “Después de miles de conversaciones telefónicas la experiencia está siendo un éxito de participación. Decenas de voluntarios se han sumado cada día ante la buena acogida de la iniciativa”, afirmaba la semana pasada el partido en un comunicado.
“Otros compañeros con los que he hablado me cuentan que han dicho todo lo que pensaban. Que hace unos años había ilusión y convicción y que ahora no. Yo me he quejado de todo un poco, del control que hacen, de las elecciones amañadas para las Juntas directivas, de que se nos espían en los chat, de que en las asambleas meten comisarios políticos....No me ha importado pese a saber que no son encuestas anónimas, son con nombres y apellidos. Al final te preguntan qué crees que deben hacer para cambiar esas cosas. ¡Cómo si no lo supieran! A buenas horas lo hacen”, exclama.
Otros han lamentado que no se cumplan los “valores de transparencia y democracia que prometieron” o que “hayan apartados de muchas de las listas a gente profesional y muy trabajadora para colocar a otros sin oficio ni beneficio, a los que son de su cuerda”.
Estos llamamientos a la participación tuvieron su mayor exponente el viernes pasado en un acto organizado en la propia sede del partido en el que el protagonista absoluto y único fue Rivera. El líder del partido se vio arropado por decenas de militantes y simpatizantes que no dejaron de corear consignas y de jalear su discurso. Previamente, las agrupaciones de Madrid había sido alertadas de que no faltaran a la cita, tocando a rebato.
Pese a que el principal peso de la campaña sigue recayendo en Rivera, cuyo hiperliderazgo y tirón electoral sigue siendo internamente indiscutible, la novedad en esta ocasión es que el partido ha decidido que desaparezcan de los carteles el logo de Cs y la imagen del candidato. Así luce al menos la cartelería que el partido ha desplegado hasta ahora, a la espera de que presenten esta semana los diseños definitivos que se usarán en la campaña.
Los usados hasta ahora se limitan a recoger el lema de la campaña, “España en Marcha”, como un guiño a la “unidad de las fuerzas constitucionalistas”. “Efectivamente, ahí no está Albert ni el Partido de la Ciudadanía. Ahí hay una mano tendida para negociar, para sentarnos a hablar incluso con el que no quiere hablar y se mofa de nosotros, porque lo que importa ahora son los problemas de verdad de los españoles”, ha explicado Edmundo Bal este lunes.
Lo cierto es que a lo largo de estas escasas semanas Rivera ha ido mutando poco a poco al ver cómo Ciudadanos iba cayendo en las encuestas. Primero, y ante el asombro de los críticos de su partido, ofreció a Sánchez una abstención “conjunta” -de Cs y el PP- poco antes de que se convocaran las elecciones del 10N.
Tras culparle del fracaso de las negociaciones con Unidas Podemos también le pidió una reunión para negociar la aplicación del 155 cuando anteriormente él había rechazado en dos ocasiones sentarse a hablar de la investidura con el líder del PSOE.
Ante lo inexorable, una vez convocadas las elecciones generales, Rivera rebajó el tono. Dejó de hablar de la banda, su plan y el botín y ahora dice que se compromete a no bloquear España tras el 10N, ofreciendo tanto a Sánchez como a Casado un gran acuerdo de Estado “si logro gobernar o si los ciudadanos lo deciden así, desde la oposición”.
No obstante, sigue insistiendo en que si Cs suma con PP, llamará “a Pablo Casado la noche electoral para cerrar un Gobierno”, como han hecho en Andalucía y otras comunidades. Así lo repitió este domingo en una entrevista en La Sexta: “Para defender la unidad de España cuento con todos. Si está Vox, muy bien”.
Al darse cuenta de que asumía al partido de extrema derecha como aliado, Rivera matizó: “Yo con Vox estoy de acuerdo en la defensa a la unidad de España, pero en el modelo económico o de familia somos antagónicos”. Remató afirmando que Vox no le incomoda: “Vox me incomodaría si tuviera que cambiar mis valores liberales o constitucionalistas, pero no estoy dispuesto a cambiarlos”.
Todos estos bandazos han despistado a su electorado, el más volátil de todos. Pero a la vez han causado enfado entre un sector de la bases, que amenaza con dar la espalda a Rivera en la recta final de la campaña. Justo cuando el líder del partido considera que hay que hacer “un último e importante esfuerzo” convencido de que será cuando consigan dar la vuelta a las encuestas “como hemos hecho siempre”.
Para dar impulso a su candidatura, en el partido han lanzado una serie de vídeos promocionales. En uno de los últimos Rivera echa mano de la ironía y hace suya la frase de Sánchez que les tildó de ser “liberales ibéricos” por minusvalorar la exhumación de Franco.
ENCUESTA: El PSOE y Vox recuperan apoyos electorales en la semana de la exhumación de Franco