Han pasado 24 horas desde que Alberto Garzón anunció que se presentaba a las primarias de IU, que daba el paso para ser candidato a la presidencia del Gobierno. El diputado malagueño de 29 años se encuentra en Rivas Vaciamadrid, donde Izquierda Unida está abordando un encuentro con otras organizaciones sociales para dibujar su programa político para las próximas elecciones locales y autonómicas.
Sus compañeros le paran y se hacen fotos con él, representa la esperanza para una organización a la que las encuestas le han dejado de sonreír, porque tiene problemas de conexión con la sociedad –“hay que empezar por la autocrítica”, reconoce Garzón–, también porque ha irrumpido con fuerza en el panorama político otro actor, Podemos.
¿Se puede converger con el partido de Pablo Iglesias? “Por nosotros no va a quedar; siempre que se haga con un programa nítido de izquierdas ahí estaremos nosotros. Lo que no nos valen son las ambigüedades ideológicas ni programáticas, ni tampoco el tacticismo de la fórmula jurídica: nosotros defendemos la coalición electoral porque no queremos regalar las provincias al bipartidismo y porque queremos que el éxito coordinado de los Ganemos en las municipales sea el primer paso para construir un nuevo país”.
¿Por qué se presenta a las primarias?
Yo ya estuve en el 15M, en la calle, y desde hace tres años, estoy también en el Congreso. Y una vez que estás en el Congreso, percibes la necesidad de llegar a La Moncloa y expulsar de allí a los mercaderes, porque al final estamos viendo cómo el propio Gobierno no está gestionando un país, está gestionando una marca, una marca empresarial, incluso le llama así, marca España. Y lo hace como una empresa corrupta con su caja B. Para mí, eso no es la política ni son los intereses del país. Ahora mismo estamos en un momento de emergencia social, es una oportunidad histórica y yo creo que todos, estemos donde estemos los ciudadanos, tenemos que asumir responsabilidades políticas para que esto cambie, porque no nos gusta el país que tenemos.
¿Qué aporta usted?
Este país necesita una alternativa de izquierdas, un Gobierno de izquierdas por primera vez, y eso significa hacer una política económica de izquierda, con un enfoque vinculado a los intereses de la mayoría social, a los intereses de la mayoría de la población. Mi perfil aporta eso. Aporta no sólo un cambio generacional en un momento de ruptura generacional en este país, en el que los jóvenes vemos la política de una forma distinta. También aporto mi papel como economista, que permite poner en marcha políticas económicas alternativas para impugnar este sistema económico capitalista, a lo que hay que añadir una alta presencia en la calle, en la movilización de la calle. Yo soy miembro orgánico de IU sólo desde hace dos años, la mayor parte de mi activismo político ha sido en la calle, activismo social, y esto es necesario en un momento como este. No se puede pretender transformar el país sólo a través de las elecciones.
¿La movilización en la calle se ha ido apagando?
Nosotros pasamos una travesía por el desierto, que fue el espejismo económico de la burbuja inmobiliaria, en la que muy poquitos defendíamos posiciones de ruptura, y advertíamos de lo que se estaba fraguando. Después, al llegar la crisis, sí que detectamos un crecimiento de la movilización social, el 15M, las Marchas por la Dignidad, las mareas de los diferentes colores, la PAH, y sin embargo estamos en un momento de reflujo en el que se están desarticulando los movimientos de izquierdas y de movilización social. Y esto ya pasó en 1982 y no podemos repetir la historia.
Hay que volver a tomar las calles, hay que volver a hacer transformación social, porque pretender transformar la sociedad solo a través de las elecciones, no es ilusión es ilusionismo. Porque al final no tienes una base social que te apoye en las políticas que quieras llevar a cabo. Nosotros siempre hemos insistido mucho en que la lucha se hace en tres espacios: el sindical, el ámbito productivo; en la calle y en las instituciones. Ninguno de los tres por sí solo va a poder transformar la sociedad, por eso hay que tener siempre presencia en los tres.
¿Cómo se recupera la caída de las encuestas?
Hay que empezar por una autocrítica. Nosotros diagnosticamos muy bien lo que sucedía en la sociedad española pero no supimos poner en marcha las políticas adecuadas para canalizar las consecuencias de la crisis económica capitalista. En este sentido, el tiempo histórico de la organización fue más lento que el tiempo histórico de la sociedad. Y esto hay que recuperarlo, hay que volver a correr y adaptarnos al tiempo histórico de la sociedad para convertirnos en una ola que pueda llevar a buen puerto nuestro proyecto político, es decir, combatir el sistema económico y político en el que estamos.
Requiere una adaptación también de los órganos, una IU que ha ido cambiando y que tiene que convertirse en un instrumento útil y yo pienso que eso significa ser claramente rupturista con el sistema económico y político que ha estado vigente en los últimos años. Y abandonar cierto proceso de institucionalización en favor de la movilización social, y eso quiere decir ser menos partido político y más movimiento social.
¿Falta conexión?
Es fundamental conectar con la gente. La institucionalización siempre lleva a un grado de desconexión con la calle, porque se te visualiza desde fuera como una persona de despacho, en vez de ser una persona que está presente en el conflicto social y siempre ha estado gente de IU en el conflicto social, pero nuestra organización ha ido vinculándose cada vez más al ciclo electoral y se ha ido desvinculando progresivamente del conflicto social, aunque siempre haya habido una presencia. Hay que invertir eso, la presencia en la calle es lo que después te va a explicar los resultados electorales, y no al revés.
Esa presencia está en los Ganemos, ¿cómo lo ve?
Son una oportunidad en cuanto que son una forma de convergencia o unidad popular en un momento en el que unidos somos más fuertes y que necesitamos efectivamente unir a los intereses de la mayoría social frente a quienes nos saquean y nos expolian. Sin embargo, eso no está exento de dificultades, por motivos lógicos como las tradiciones políticas, que tienen ciertas inercias previas que pueden convertirse en obstáculos y también ciertos tacticismos que hay que superar, tacticismos de pensar que son unas elecciones normales, y de restar importancia a las elecciones municipales y autonómicas.
Yo creo que no podemos restar importancia a unas elecciones que deberían ser el inicio de un proceso constituyente. Si son unas elecciones en las que la mayoría social va unida a candidaturas ciudadanas, creo que los resultados pueden manifestar el deseo del cambio y de transformación de este país. Y para eso hay que ser generoso en términos de dar un cambio, y decir, vamos abandonar las viejas fórmulas de elección candidaturas y vamos a reunirnos en torno a un programa político, creo que necesariamente de izquierdas, con unos procedimientos democráticos y siempre pensando en el interés de la mayoría de la gente. La gente no entendería otra cosa, la gente no entendería otra vez disputas internas, disputas de egos, disputas que siempre son diferentes en función de la ciudad. La gente no entendería que ante una oportunidad histórica de derrocar al bipartidismo en unas municipales y autonómicas la izquierda camine fragmentada.
¿Por dónde vendrá esa fragmentación?
Por nosotros no se va a frustrar esa oportunidad histórica. Nosotros vamos a apostar por los Ganemos dentro de un programa de convergencia de izquierdas, nítidamente de izquierdas y de defensa de los intereses de la mayoría social, de preservación de las conquistas sociales, de los servicios públicos. Podemos, de momento, ha dicho que no va a las municipales, por tanto, su gente actúa de forma muy diferente con respecto a los Ganemos.
Hemos visualizado que algunos círculos de Podemos no tienen interés en estar en los Ganemos, otros sí lo tienen. Aquellos que no tengan interés en unir, en la unidad popular se equivocan absolutamente, igual que se equivoca Podemos cuando plantea que quiere ir en solitario a las autonómicas, porque este es un momento para la unidad popular. Estaría cometiendo a mi juicio una irresponsabilidad histórica, pero yo respeto su decisión como entidad autónoma y ellos respetarán la nuestra. Y yo creo que el instrumento más útil es IU, y en tanto que un programa de izquierdas pueda configurar una candidatura de Ganemos, pues sería deseable. Pero si finalmente fracasa en algunos Ganemos, IU proseguirá su hoja de ruta convergiendo con el resto de gente que pueda querer converger.
¿Los dirigentes de Podemos le manifiestan su interés y voluntad por converger?
Algunos, con respecto a las municipales son muy claros, obviamente han aprobado que no se presentan y por tanto ellos no van a converger. También han aprobado que en las autonómicas no quieren converger, y para las generales aún no hay conversaciones, que yo haya oído. Lo que creo es que es un error renunciar al instrumento de la unidad. Y en aquellas ocasiones en las que han dicho que no, como puede ser las autonómicas, es un error histórico, es legítimo, pero es un error histórico, es pensar más en la táctica que en el interés de la mayoría social.
¿Cuáles serían las claves de ese programa nítido de izquierdas?
Hay tres puntos fundamentales. El primero es el trabajo garantizado, hay que entender que el hecho de que no haya puestos de trabajo no quiere decir que no haya mucho por hacer. Hay mucho por hacer. Hay muchos sectores que la sociedad necesita que se utilicen, cuidados, reforestación, rehabilitación de viviendas para eficiencia energética, energías renovables... Que son evidentemente una manifestación y hay mucho por hacer. La financiación se puede obtener. Con mucho menos dinero del que se ha destinado para salvar el sistema financiero, podríamos tener a todos los ciudadanos de España trabajando siempre que quisieran hacerlo. Y eso es impugnar directamente el mercado de trabajo tal y como lo concebimos hoy en día. Por lo tanto, sí se puede garantizar el trabajo, sería cumplir la Constitución española en tanto que garantía positiva.
El segundo sería la democratización de la economía, que las empresas energéticas y las estratégicas tienen que ser del pueblo, no de una minoría social; esto es fácil de ver cuando tenemos un 17% de los hogares con pobreza energética y es gente que no puede calentar su hogar en invierno y eso sucede porque a pesar de tener empresas energéticas que podrían cubrir esas necesidades, hay un diseño y unas instituciones que es la privatización de las empresas energéticas que impide que eso se pueda solucionar y requiere una solución inmediata, que es la nacionalización de las empresas energéticas.
En tercer lugar, con respecto a la corrupción, hay que añadir algo que se suma, que es que aquellas empresas que han estado vinculadas a procesos de corrupción por donaciones irregulares, o porque directamente han participado de los sobornos o de las mordidas, tuvieran prohibido por ley para siempre, tener acceso a un contrato público. Así se sitúa el foco no sólo en quienes reciben los sobres, sino en aquellos que lo dan.
¿Cómo se financia todo esto?
Es progresivo, de forma paulatina, no es fácil salir de una situación como en la de ahora en poco tiempo. El trabajo garantizado creo que es una propuesta muy realista, que ha tenido experiencias parciales en otros países y que han sido muy exitosas. Como en Argentina, sacando a más de un millón de personas del desempleo en apenas un año, dos millones de personas, manifiesta que técnicamente es posible. Es una medida que tiene que venir acompañada de otras muchas, de una reforma fiscal, impugnar la arquitectura de la UE, en tanto que el BCE podría ser un instrumento fundamental para financiar también en caso de necesidad, y en cambio no se hace. Igual que una banca pública... Hay muchas medidas que han de acompañar, pero lo potente de una propuesta de trabajo garantizado es que se puede hacer, que es realista, que además discrimina muy bien, sólo se aplica a los desempleados, no afecta en la inflación, impide que los salarios bajen a partir de un determinado nivel porque opera como una especie de salario mínimo en la práctica, y creo que son unas políticas que una vez lo vemos en el papel la financiación que se requiere resulta ampliamente ridícula en comparación con el salvamento del sistema financiero, rescate de autopistas, gasto militar, financiación de la Iglesia católica... Es decir, no es una cuestión técnica, es una cuestión de voluntad política.
Antes hablaba de corrupción. En IU colea la asunción de responsabilidades en IUCM. ¿Deberían dimitir los excoordinadores de IU de Madrid Ángel Pérez y Gregorio Gordo?
El informe de la comisión de transparencia de IU federal es el que tiene que determinar quiénes son las personas que con nombres y apellidos han tenido responsabilidades políticas, no jurídicas, y por omisión, fundamentalmente, hayan permitido un saqueo como el caso de Caja Madrid. En ese caso, si ese informe dice que esas personas son responsables, por supuesto que sí. Debe haber una cultura política para los políticos que sea mucho más estricta. Y aquellos políticos que sin ser unos corruptos hayan tenido una responsabilidad política por omisión fundamentalmente tienen que dimitir. Es obvio que si queremos limpiar el país, primero tenemos que limpiar nuestra casa. Y en la IU que yo represente todos aquellos que hayan sido corruptos o hayan tapado o querido tapar la corrupción, ya pueden salir corriendo porque los vamos a perseguir hasta el final.
Madrid tiene que señalar antes del 13 de diciembre los nombres y apellidos de aquellas personas que tienen responsabilidad política de lo que ha sucedido. Si Madrid no lo hace, lo tendrá que hacer el federal y por lo tanto obrar en consecuencia. Aquí no puede no pasar nada.
¿Quiénes hay que señalar?
La resolución de la presidencia de IU señaló como mínimo al presidente de Fundeste, que es Ángel Pérez, y a los coordinadores que hubieran tenido responsabilidades con Cajamadrid. La responsabilidad concreta con Caja Madrid es algo que tiene que responder el informe, porque son muchos años y hay que saber qué coordinadores tenían esa responsabilidad política y tuvieron que ver con las tarjetas de Caja Madrid, con la designación de [José Antonio] Moral Santín y el apoyo a macroproyectos especulativos del PP. Todo eso son barbaridades que no tenían que haberse permitido y que por lo tanto, aunque no sean motivo de sanción legal o penal, hay una responsabilidad política porque IU no puede verse nublada por casos de esta naturaleza. Aquí ninguno es imprescindible y aquellos que han sido por omisión responsables de lo que ha sucedido tienen que dar un paso atrás dimitiendo y si no quieren dimitir, IU federal tendrá que tomar las decisiones que corresponda, aunque yo espero que dimitan a nivel personal.
¿Miguel Reneses, secretario de Organización, puede seguir siendo número dos de IU en estas circunstancias?
Sobre Reneses han caído muchas críticas, pero es la comisión de transparencia la que tiene que decidir si Reneses como coordinador de IUCM durante dos años ha tenido alguna responsabilidad sobre esa cuestión. Si la comisión de transparencia dice que es uno de los responsables políticos o los órganos de IU el 13 de diciembre dictaminan que Reneses ha tenido alguna responsabilidad, sin duda se tendrá que marchar.
¿Si no se avanza en responsabilidades en IUCM por Caja Madrid seguiría como candidato?
No. Yo no sería candidato de ninguna organización que está bajo la sombra de la corrupción, por eso tengo muy claro que la IU que yo represente, los corruptos o aquellos que han ayudado o tapado la corrupción, o son responsables políticos, ya pueden empezar a correr. IU es la IU que es heredera de una lucha histórica de gente que hasta a dado su vida, primero defendiendo la República, luego la lucha antifranquista, después la conquista del Estado social en las calles, que ha sufrido torturas, que ha sufrido marginación, que ha perdido puestos de trabajo por estas circunstancias... Todo esto no lo pueden tapar dos corruptos, y por lo tanto hay que dar ejemplo.
Hace tres años llegó al Congreso, dos años a la dirección federal... ¿Se puede ser candidato de un partido sin contar con el aparato?
Sí, porque IU es a mi juicio ahora mismo la organización más democrática del panorama español. Y yo soy el ejemplo más obvio de ello. Eso no quiere decir que sea una organización que ya haya cumplido con todas las labores de democratización, hay mucho margen para mejorar en democracia interna, pero es una organización que permite que un outsider, una persona que está vinculada a los movimientos sociales y a la universidad pueda ser el número uno a unas elecciones generales. Ser diputado, y además, poder ser candidato a la presidencia del Gobierno en unas primarias abiertas. Yo no soy miembro del aparato, porque soy cargo orgánico desde hace dos años, no he cobrado nunca de IU, los aparatos se caracterizan por unas estructuras rígidas que Robert Mitchell llamó la ley de hierro de las oligarquías. En IU como no es un partido político al uso, sino que es movimiento político y social, precisamente ese aparato no tiene capacidad de determinar el futuro de la organización, y nosotros lo que queremos hacer es claramente volver IU un instrumento mucho más útil que no esté a expensas de ningún aparato posible, de ninguna red clientelar interna.
¿Se renovarán los cargos?
Sólo estamos hablando ahora de la candidatura a presidencia del Gobierno. Eso no es una mera cuestión cosmética, sino de vuelta al orden, es de cosmos. Significa cumplir los mandatos de la X Asamblea, proceso constituyente, bloque social y político, ruptura con el régimen político y económico, y eso expresará la necesidad de adecuar la organización y también en las personas que lo lleven. IU ya ha acometido muchos procesos de renovación en todas las partes del Estado para acondicionarse y acompasarse de esa forma. Estoy pensando en la dirección de IU Andalucía, por ejemplo, donde la dirección se ha regenerado y tiene pocos elementos de la anterior. Y cuando llegue la próxima Asamblea federal de IU se terminará de completar perfectamente el ciclo.
¿Será fácil la bicefalia?
No tiene por qué generar ningún problema. Una cosa es la organización y otra las instituciones. Eso hay que normalizarlo porque a veces se puede tender a confundir la institución con el partido, y el partido no es la institución, ni la institución es el partido, y eso hay que grabárselo con fuego. Al final no debería haber colisiones grandes, entre la coordinación de una organización y su manifestación concreta en las instituciones. Es la organización la que habla y dice cuál es la estrategia y táctica que se sigue en las instituciones, y no al revés. Cayo va a seguir haciendo una labor extraordinaria como coordinador; él cogió la organización con el 3,7% de los votos y pudo apaciguar los ánimos caldeados que había como consecuencia de toda la etapa anterior, de [Gaspar] Llamazares, y está capacitado para apaciguar la organización y hacer un proceso de acompasamiento al recambio generacional y la nueva etapa de IU.
El recambio generacional también se está visualizando en las primarias. En el caso de Madrid, además, está el proceso por Caja Madrid, que tampoco se vivirá igual en función de quién se imponga, si es Tania Sánchez, José Antonio Moreno o Julián Sánchez-Vizcaíno
Cada candidatura en cualquier proceso autonómico, representa una forma de ver el mismo proyecto político. Claro que hay diferencias y afecta de formas distintas si gana una persona o gana otra. Yo tengo mi opinión, creo que IU tiene que cumplir los mandatos de la X Asamblea, hablaba de ruptura, hablaba de proceso constituyente, significa poner en cuestión el régimen político y económico del 78 y significa aceptar todo lo bueno que tuvo la Transición, pero también que el pacto social ha sido dinamitado por la derecha y no cabe otra cosa que no sea un proceso constituyente, es decir, cambiar las reglas del juego político y económico. Conozco a Tania y sé que ella lo defiende muy bien, tanto porque se lo cree como porque tiene muchas habilidades comunicativas que está defendiendo IU en un momento histórico difícil para IU y lo está haciendo también a través de su presencia en los medios de comunicación. Yo creo que Tania es una persona estupenda, con todo el respeto al resto de los candidatos, Tania sería una candidata magnífica para la izquierda de la Comunidad de Madrid y la que más potencialidad tendría para ganar unas elecciones o poner a IU donde se merece.
Esto lo digo exclusivamente a título individual, no como candidato, porque yo pretendo representar a todos, y teniendo presente que me refiero a ella como compañera que conozco y no a su candidatura o equipo completo.
Cuando se habla de proceso constituyente, en lo político se habla de república, revocatorios, referéndum... Pero, ¿cómo es en lo económico?
Es un proceso de democratización de la economía. Es el principal problema de nuestro país, que mandan los que no se presentan a las elecciones, en el que podemos encontrar cómo Florentino Pérez, Ana Patricia Botín, los March, condicionan las políticas que se aplican porque tienen capacidad de chantajear y extorsionar a los diferentes gobiernos, es lo que llaman los mercados, que tienen nombres y apellidos, y son ellos los que tienen capacidad, tanta como que Villar Mir anunció una ley que iba a aprobar el ministerio de Fomento antes que el propio ministerio de Fomento, una ley que además le beneficiaba a él porque era del rescate de las autopistas, y que anunciaba la privatización posterior de las autopistas. Villar Mir, una persona que es pura dinastía, porque le cede la empresa a su hijo, igual que lo hizo Emilio Botín con su hija, Ana Patricia Botín, son dinastías, ese es el régimen político y económico del 78.
¿Ana Patricia Botín es oligarquía, es casta?
Es oligarquía económica, claramente, es una persona que ha recibido el puesto de su padre, con indiferencia de su cualificación, es una persona que tiene una capacidad económica suficiente para chantajear, extorsionar y condicionar las políticas de los gobiernos, es una persona que tiene a su disposición un instrumento tan importante como es el instrumento financiero, y eso no puede estar en manos de una persona, tiene que estar en manos de toda una sociedad.
¿Por qué no le gusta el término casta, tan utilizado últimamente?
Me parece un término insuficiente, en el imaginario de la gente está vinculado con la parte política, y con un proceso de corrupción, tanto legal como no legal, y eso distorsiona porque en un proceso de corrupción siempre hay dos partes. Una parte que tiene que ver con poner el sobre, y la otra con el que recibe el sobre. Cuando hablamos de Bárcenas, hablamos también de las empresas que financiaron irregularmente al PP y que incluso pudieron darle esos sobres que están ahora bajo investigación. Esa es la parte económica, y por lo tanto hay un matrimonio de conveniencia entre una élite política y una élite económica, que es lo que nosotros históricamente hemos llamado oligarquía. La oligarquía española está compuesta por poder económico y poder político. Casta que en el imaginario de la gente sólo queda en el ámbito de la política, ciertamente me parece insuficiente, porque nos lleva a equívocos, a pensar que sustituyendo unos políticos por otros estaría arreglado, pero no, porque no se trata de recambio de líderes, sino de recambio del sistema.
¿Está superada la dialéctica izquierda-derecha?
Son conceptos que podrían operar como significantes vacíos si no fuera porque su origen está vinculado a la revolución francesa y a la disposición espacial que tenían los diferentes movimientos políticos en la Asamblea Nacional. La izquierda estaba más vinculada a los procesos de defensa de la transformación económica y social y la derecha era conservadora y reaccionaria. Son etiquetas conceptuales que nos permiten reducir y simplificar el complejo conflicto político y creo que son útiles porque sigue habiendo lucha de clases, porque sigue habiendo ricos y pobres, porque sigue habiendo quien defiende a los ricos y quien defiende a los pobres, porque sigue habiendo diferentes grados de defender a los pobres y de defender a los ricos, y un eje de coordenadas como puede ser el de izquierda y derecha representa muy bien, sin perjuicio de que haya otros ejes como arriba y abajo, o capitalistas frente a trabajadores, o 99% frente al 1% que contribuyan o incluso aclaren aún más a qué nos estamos refiriendo con izquierda y derecha. Para mí si uno es de izquierdas es un defensor del 99%, es un defensor de los de abajo, si uno es de derechas es defensor del 1% y de los de arriba. Son ejes que funcionan y operan en la mente como etiquetas conceptuales a las que se otorga un significado, el problema es que en este país se les ha otorgado un significado equívoco que es el de asumir que el PSOE era la izquierda y el PP era la derecha, cuando en realidad en economía el PP y el PSOE han hecho absolutamente lo mismo. Y cómo repetir lo mismo entre unos y otros puede ser etiquetado de forma diferente. Yo creo que estamos ante la derecha económica, el PP y el PSOE son dos caras de la misma moneda, el mismo concepto, de ese modo, yo seguiré hablando de izquierda y derecha a pesar de que sepa que son etiquetas conceptuales y que se manejan en el ámbito de la apariencia y no de la esencia, la esencia que es lo verdaderamente importante es el programa.
¿Ese programa ha de ser más keynesiano o marxista?
Siempre es muy difícil cuando hablamos de nominalismos determinar donde está la frontera de una cosa y dónde está la otra. Yo no tengo ninguna duda de que el sistema económico en el que vivimos, el capitalismo, es el principal responsable de gran parte de los males que suceden. Cuando las empresas se dirigen por criterios económicos y de rentabilidad, producen también muchas veces pobreza. Si una energética es privada, no va a hacer nada en absoluto para que un pobre pueda tener electricidad en su casa, eso es porque es una empresa privada que se rige por el criterio de la rentabilidad económica, eso es una empresa capitalista pura. Yo pienso que lo que tenemos que hacer es cambiar el criterio de producción y modificar lo que es el criterio de rentabilidad económica por un criterio social determinado entre todos, y si tenemos una empresa energética y queremos que no haya ningún ciudadano que no pueda poner la calefacción en invierno, y eso significa ser una política económica anticapitalista, porque anula el criterio de la rentabilidad económica por el de la rentabilidad social. Todo lo demás, es retórica, pelearse por quién es más keynesiano o marxista, son debates académicos que cuando bajan a la realidad la frontera es difícil. ¿Qué es un banco público?, ¿qué es la sanidad pública?, ¿qué es la educación pública? Son políticas en principio anticapitalistas y marxistas, porque donde opera el espacio público no opera el espacio privado de maximización de beneficios. Eso es en lo que yo creo, al margen del nominalismo.
¿IU Extremadura debería haber reaccionando proponiendo una moción de censura tras conocerse los viajes de José Antonio Monago a Canarias pagados por el Senado?
En Extremadura estoy contento de que los compañeros de IU Extermadura hayan pedido por fin la dimisión de Monago porque nunca debió de haber sido presidente. Nosotros no somos la muleta ni del PP ni del PSOE, por lo tanto también hay un problema histórico, y es cómo habrá hecho el PSOE todos sus años de dominio en Extremadura para que una mayoría de extremeños hayan votado al PP y para que cuando se hace un referéndum entre militantes de IU, la mayoría votara la abstención en la investidura. Creo que tenemos que ver lo antes posible unas elecciones anticipadas en Extremadura, y que sea el pueblo el que decida quién gobierna, y en el caso de IU se replantee una estrategia que ha permitido a una persona como Monago, que no sólo es una persona conservadora y reaccionaria, porque es de la derecha más rancia, gobernar, sino que además es claramente ha utilizado fondos públicos para intereses personales como ha hecho con los viajes a Canarias pagados por el Senado. Cuanto antes haya elecciones en Extremadura y antes hable el pueblo mucho, mejor.