Alexander Pavlov, el opositor al Gobierno del presidente de Kazajistán, Nursultan Nazarbayev, lleva apenas unos días saboreando la libertad. La Sección Segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional decretó el pasado miércoles su libertad bajo fianza de 30.000 euros al entender que no existe riesgo de fuga.
La historia de Pavlov es compleja y daría para el guión de una película. Trabajó durante años como jefe de seguridad del principal representante de la oposición de Kazajistán, Mukhtar Ablyazov. El gobierno de aquel país, que preside con mano de hierro Nazarbayev, le acusó de tentativa terrorista, apropiación indebida y malversación de fondos y dictó una orden de búsqueda y captura contra él a Interpol.
Tanto su defensa como diversas organizaciones internacionales de derechos humanos han denunciado que su caso es “un montaje” del Gobierno kazajo.
En su país nunca ha llegado a ser detenido. Pero si lo ha sido en suelo español. Dos veces. La primera el 11 diciembre de 2012 en la estación de Chamartín, a donde había llegado procedente de París. Entonces fue encarcelado durante seis meses. Le dejaron en libertad, pero un mes más tarde le volvieron a detener y fue nuevamente encarcelado, sometido a un régimen de aislamiento.
Sus intentos por conseguir el asilo político por parte de España han sido baldíos. El ministerio del Interior se ha opuesto sistemáticamente. Por contra, el Gobierno de Mariano Rajoy ha puesto bastante empeño por extraditarlo a su país. El juez Guevara, pese a no tener competencias sobre su caso, casi lo consigue al depositar a Pavlov hace unos meses en un avión con destino a Kazajistán. La maniobra fue abortada. El magistrado fue investigado, pero el CGPJ dio pronto carpetazo al asunto.
El pasado 17 de julio, la Sección Segunda de la Sala de lo Contencioso-Administrativo de la Audiencia Nacional declaró nula la resolución del Ministerio del Interior que le denegaba el derecho de asilo y la protección subsidiaria.
En España Pavlov cuenta con el apoyo de varios partidos políticos, como el PSOE, la Izquierda Plural y UPyD que incluso han enviado una carta al Gobierno en la que piden que le concedan el asilo al entender que devolverlo a Kazajistán Âequivaldría a entregarlo a un sistema judicial y penitenciario que no ofrece las mínimas garantíasÂ. El propio disidente kazajo no oculta que teme ser allí torturado ante el convencimiento del presidente Nazarbayev de que posee información confidencial sobre dirigentes de los partidos de la oposición.
En septiembre, según adelanta, quiere iniciar una ronda de contactos con partidos y grupos parlamentarios españoles -“también con el PP, por supuesto”, aclara- para que presionen y pueda lograr el ansiado asilo político en nuestro país. De momento, expresa su gratitud a todos los que ya lo están haciendo mientras anima a los jóvenes españoles “indignados” a seguir manifestándose en la calle para denunciar la corrupción y la falta de libertades.
Pavlov debe comparecer a partir de ahora cada lunes en la Audiencia Nacional o en el juzgado más próximo a su residencia. Le han retirado pasaporte y tiene prohibido abandonar España.
Eldiario.es ha conversado con Pavlov. La entrevista se realiza en un céntrico hotel de Madrid. Junto a él acuden dos de las personas que le apoyan y le ayudan desde que comenzó todo su peregrinaje: Lyudmyla Kozlovska, presidenta de la Fundacióin Open Dialog, y el diputado polaco Tomasz Makowski, además de una intérprete. Una de las primeras cosas que aclara Pavlov es que ha logrado reunir la cuantiosa fianza impuesta por la Audiencia “gracias a la ayuda de los amigos”.
Mucha gente en España desconoce su caso, ¿quién es Alexander Pavlov?
Soy una persona que ha trabajado en la sombra durante mucho tiempo para un dirigente opositor que era presidente y el dueño de un banco de Kazajistán. Pero como figura pública nunca he actuado. Nunca me he presentado como una figura pública y jamás he hablado en público. Soy una persona bastante modesta. Tristemente he llegado a ser alguien famoso en mi país y también en España, tras una serie de circunstancias. He sido acusado en mi país de terrorismo y de fraude. Los servicios de inteligencia han hecho muchos esfuerzos para que la situación sea así.
¿Tiene el Gobierno de su país pruebas de estos delitos que le imputa?
No. No existen. Todas la pruebas de mi caso están falsificadas por las autoridades de Kazajistán. Yo me enteré de toda la situación y de lo que se me acusaba una vez encarcelado en España. Mis abogados me explicaron luego que había aquí periodistas que estaban investigando mi situación. Estos periodistas incluso se dieron cuenta de que había llegado un avión militar para secuestrarme y llevarme disimuladamente a Kazajistán.
¿No ha sido ni juzgado ni encarcelado alli?
No. Pero en mi país no son necesarios los juicios para encarcelar a una persona.
¿Qué actitud ha mantenido ante su caso la Embajada de su país en España?
La Embajada de mi país está solo interesada en que yo vuelva a Kazajistán. Así me lo comunicaron cuando me entrevisté con ellos en enero de 2013 en la cárcel de Soto del Real. Me insinuaron que era deseable que yo volviera a mi país porque eso sería lo mejor para mi familia.
La presidenta de la Fundación Open Dialog hace un inciso en la conversación para asegurar que el hecho de que dejaran entrar en la cárcel a los representantes de la Embajada kazaja constituyó “una infracción muy grave porque Alexander ya había pedido el asilo político y aún así les dejaron entrar”. Por el contrario, explica, a ella le denegaron la visita así como a varios activistas de organizaciones de derechos humanos y a los diputados que simpatizan con su causa. La única persona que logró visitarle en prisión fue Isabel Santos, representante de la OSCE. “Y lo consiguió después de insistir e insistir ante el Ministerio de Asuntos Exteriores”, puntualiza Kozlovska.
¿Han mantenido las autoridades españolas algún contacto con usted?
No. No he hablado con ningún representante del Gobierno español.
¿Tiene alguna teoría sobre el motivo por el que el Gobierno de Mariano Rajoy se niega a concederle el asilo político y se muestra más proclive a su extradición?
Yo creo que todo tiene que ver con las relaciones que mantiene España con Kazajistán, que últimamente son bastante estrechas. Principalmente relaciones económicas. Kazajistán tiene una gran influencia económica sobre España, contratos de financiación y negocios entre los dos países.
Lyudmyla Kozlovska vuelve a intervenir: “El rechazo del asilo político fue muy rápido. Los abogados ni siquiera tuvieron tiempo suficiente para recurrir”. “Otra cosa que hay que resaltar – añade Kozlovska- es que el informe que preparó España fue hecho en base a otro informe realizado en Kazajistán que decía que (Pavlov) era una figura peligrosa para la sociedad y había que aislarla”. “De España podría decir que vende las vidas humanas por favores económicos”, concluye.
¿Se siente vigilado?
Ahora no lo sé. Creo que no. Cuando fui detenido y puesto en libertad por primera vez, sí.
¿Teme por su integridad física?
Sí, por supuesto.
¿No le ha ofrecido el ministerio de Interior español protección ni le han garantizada su seguridad al salir ahora en libertad?
No. Nadie me ha garantizado mi seguridad. Yo tampoco he solicitado protección. Lo haré si me pasa algo, si lo veo necesario.
Pavlov hace una pausa. Añade que también teme por lo que le pueda ocurrir allí a su familia sobre la que prefiere no hablar ni dar detalles, para protegerla. Por eso durante la conversación deja que sea el diputado polaco y la presidenta de la Fundación Open Dialog los que describan con todo lujo de detalles la represión que sufren los dirigentes de los grupos de la oposición en Kazajistán, la ausencia de libertad de prensa, o la vulneración sistemática de los más mínimos derechos democráticos. Ambos insisten también en la falta de transparencia de los procesos electorales que “sospechosamente” ha ganado siempre el actual presidente Nazarbayev, que lleva instalado en el poder más de dos décadas.
Dice que no se siente “un activista político”, ¿después de esta experiencia se ha planteado involucrarse ahora en política ?
Sí, me voy a involucrar. Ahora ya es algo inevitable. Estoy forzadoa hacerlo para ayudar a los que sufren una persecución como la que yo estoy viviendo.